Borys Ivankov

La mafia roja es dirigida por un pakhan temido y respetado por todas las mafias con grandes enemigos como aliados, Borys Ivankov hombre de setenta años con un imperio muy grande, pero con sus días contados, borys tiene un tumor cerebral que no es operable y ya le queda poco tiempo de vida él necesita hacer sus movimientos bien, su objetivo es que su amado nieto se centre en una sola mujer y ame tanto como el amo a su esposa.

Borys tiene varios hijos y nietos, pero al que quiere allí tiene su propia organización y es la ndragueta se la heredó su padre, esta organización la maneja su Nieto Salvatore Falcone ivankov por eso no le entrega su mafia para que no haya problemas con su organización y entre los nietos, por esa razón ideó un plan que sería matar dos pájaros de un solo tiro.

El hombre quería una esposa a la que pudiese dejarle todo su dinero, empresas y su organización al menos en la bratva ya no estaba tan cerrada la idea de una mujer al frente y él lo haría realidad así hacía que su nieto sentara cabeza y unía ambas mafias por un matrimonio y ya estaría muerto así sus otros nietos no lo juzgarían o al menos él no lo vería.

Necesitaba una mujer que no tuviera familia o al menos que su familia la hubiese abandonado para el poder llevar esto acabó y la buscaría en el teatro allí vendían mujeres vírgenes y ya experimentadas aunque él no buscaba una santa solo ir a ver si era la indicada él sabía leer a las personas y sabía si alguien era confiable o ambiciosa por eso iría allí a busca a su futura esposa.

—Dimitri, ve por el auto y trae el maletín, vamos por una esposa.

Hablo el hombre y se dirigieron al tártaro.

Borys tiene un hijo llamado Vitaly era el encargado de la bratva en nueva York, pero dejó a su hijo y se dedicó a su tristeza, él se enamoró de una hermosa joven italiana, pero como los matrimonios entre italianos y rusos de la mafia antes eran prohibidos a ella la casaron con un italiano idiota y él se casó con una rusa frívola y superficial que al final no lo respetó.

Aquella italiana era un ángel, tenía una lengua viperina, pero era una criatura celestial y buena, aunque gracias a su esposo de aquella alegre mujer nada quedó, jamás olvida a aquella jovencita que era luz en la vida de su hijo.

El hombre en el camino recordaba a aquella mujer tan bella, tan dulce y que le encantaba decir lo que pensaba, el auto se estacionó y fue por eso que bajo a tierra.

—Vamos adentro, buscaré a alguien ideal. —El señor entró a un lugar enorme de color gris con varios pasillos, su hombre de confianza le dijo que esperara que iba a decir que prepararán a las candidatas.

Al hombre no le gustaban esas peleas de seres humanos en jaulas como si fuesen animales, pero hoy le dio por ver, el ruso camino hacia un pasillo y se encontró con la gran arena allí peleaba un hombre de piel clara, alto y fornido con una joven de cabello castaño tejido al parecer la cebolla en su cabello se había caído, el hombre la tomo de allí y trato de enterrarle uno de los cuchillos que recién lanzaban a la arena, pero la joven se dejó caer quedando colgando de su cabello y lo hizo caer allí tomo el cuchillo que él tenía y de un movimiento limpio y certero cortó su cuello.

La dan la victoria y ella se gira hacia el otro lado y el hombre la ve, de inmediato la reconoce, es la pequeña italiana que si hijo amaba, aunque no tenía sentido porque entonces ella sería más adulta y no tan joven.

El ruso la miró y era idéntica solo que con dos cicatrices en el rostro.

El hombre de confianza del ruso llegó y él le informó que las candidatas lo esperaban.

—Señor Ivankov ya están listas las chicas.

—Diles que ya no es necesario, encontré esposa, ahora vengo, hablaré con el verdugo. —Dijo el ruso.

—Que, pero a quién, no entiendo a quién. —Dijo el hombre de confianza.

—Es ella y no pienso discutir contigo mis decisiones. —Dijo el ruso y tramitó el papeleo para comprar a pantera y entonces luego de un rato ya ella venía caminando hacia él, la gata hace dos semanas fue vendida y ahora era su turno.

—Hola, soy borys y te compré ahora nos vamos. —El hombre hablo y le hizo señas para que entrara

—Soy pantera y seré su asesina. —Entró y el hombre negó con su cabeza.

—No serás mi asesina, sino mi esposa. — Ella medio, tosió y sonrió.

—Disculpe que le diga, pero su esposa no creo que usted pueda… Ya sabe. —El hombre de confianza se rio por lo bajo.

—créeme que sí puedo, pero no hablaremos de eso más tarde.

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