Capitulo 8 RECUERDOS DOLOROSOS

Mateo no fue así siempre, el era un adolescente feliz, a los 14 años al descubrir su casta el era un Omega aun más feliz, francamente deseaba ser un Omega y no un alfa, deseaba poder ser Omega para salir con Orlando un alfa 3 años más grande que el, eran amigos, lo habían sido desde la escuela básica, se entendían a la perfección y siempre estaban juntos, su casta de Omega le había permitido acercarse un poco más a él y poco a poco se fueron enamorando, a los 19 años Orlando y Mateo decidieron darse la oportunidad de una relación romántica de pareja, Mateo sin duda fue demasiado feliz, un Orlando cálido, cariñoso, amoroso, dulce y tierno durante toda su amistad, todo el bello sueño que Mateo recordaba se transformó en pesadilla el día que tras una cena familiar Mateo llegó tarde a casa, fuera de aquel departamento de soltero estaba Orlando, con los puños cerrados y las feromonas inestables, Mateo corrió a buscar a su novio para encontrarlo con aliento alcohólico y ojos completamente negros, fue la primer vez que Mateo miro la casta Dominante de su alfa, retrocedió un poco para sentir el jaloneo del alfa que reclamaba por haber llegado tarde, Mateo quiso explicar pero la bofetada del alfa lo aturdió en su pensamiento y solo atino a llorar, el alfa bufo y salió del departamento dejando a un Omega herido y sollozante que durmió llorando toda la noche. Mateo jamás entendió en qué punto el dulce amor cambio a terrible pesadilla, al otro día el alfa llegaba a su departamento con flores y pedía perdón jurando no volver a hacerlo, Mateo lo amaba, Mateo lo perdono.

Los meces pasaron Orlando había vuelto a ser cariñoso y atento, hasta aquel día de Rut en que el alfa pedía la cercanía de la luna de Mateo, el quiso complacerlo pero la rudeza con la que Orlando quería tomarlo asustaron a un Mateo que antes no conoció agresiones, solo amor, y el gesto de miedo irritó tanto al alfa que lo desnudo de la manera más agresiva posible y lo penetró sin preparación previa, Mateo lloro y suplico pero el alfa dominado por su parte animal lo embistió al grado del desmayo, Mateo despertó al otro día con dolor y un poco de sangre, solo en aquella habítacion, su luna volvió a llorar junto con el se levantó como pudo y se fue al hospital,

“¿quiere un anticonceptivo?”

“si, si lo quiero”

Contesto Mateo que no deseaba por motivo alguno tener un hijo con ese alfa, las cosas fueron igual que la primera vez, Orlando llegó a pedir perdón y Mateo con miedo lo perdono, pero las cosas fueron diferentes, ya no sonreía más, ya no era el Omega feliz que había sido antes, por primera vez Mateo lloro pidiendo a Dios un día despertar sin ser un Omega, en la ocasión que Mateo olió la que antes había sido la deliciosa feromona de su alfa, sintió tanta náusea y repulsión que el alfa irritado volvió a abofetearlo y lo obligó a oler sus feromonas hasta el punto del colapso del Omega, fue entonces que Mateo lo decidio, no quería más esa vida, debía terminar con esa relación tan dañina de la que ya había soportado 4 años, decidido llego al departamento del alfa en dónde no lo encontró, busco los próximos días pero fue inútil el alfa no apareció, entonces lo conoció, conoció a Jhustin, al inicio fue un rechazo involuntario, pero después poco a poco una amistad, los meces pasaron, Mateo dio a Orlando por perdido, comenzó a desarrollar la poca confianza de nuevo en el mismo, Jhustin era su apoyo, hasta el día que el alfa no pudo acompañar a su mejor amigo a casa, la figura en la oscuridad hizo a Mateo estremecerse, al acercarse un poco más lo olió, era el, Orlando, en la puerta de su departamento con aquel ramo de flores y con el anillo en esa caja, Mateo rechazo de inmediato esa feromona, Orlando lleno de irá lo empujó dentro del departamento y quiso forzarlo

“No por favor, no lo hagas, no quiero”

Pero el alfa sonrió y lo obligó a entrar en celo, pronto el mismo Mateo suplicaba sentirlo aunque le tuviera asco, una vez más Mateo repudio su casta Omega y odio un poco más a los alfas.

Al despertar Mateo estaba desnudo en aquel cuarto no sabía si era día o noche, solo miro a el alfa de nuevo dentro de el embistiendo mientras Mateo sintió el dolor y la humedad del semen y la sangre en sus piernas, suplico un poco más pero el alfa perdido y dominado no lo dejo hasta 4 días después, Mateo lloro y se encerró en su departamento durante 1 mes completo, no comía, no bebía, vivía solo del aire que sus pulmones pedían a gritos, estaba cansado, tan cansado que el vidrio roto de su espejo fue su mejor solución, hasta que Jhustin en compañía de jhoana fueron a buscarlo en ese justo momento que la diosa luna le brindo una nueva oportunidad y sus amigos tiraron los seguros de esa puerta para encontrar a un Omega con las muñecas cortadas y la conciencia perdida, Mateo despertó 3 días después en el hospital donde lo estabilizaron, solo entonces lloro, lloro con tanta fuerza que el débil Omega se limpio con esas lágrimas y nació Mateo Sánchez Santana el Omega que nadie más lastimaria, la enfermera entro y con calidez curo sus heridas.

“debes ser fuerte, tu bebé te necesita”

¿Qué había dicho? ¿Un bebé? No, imposible, ¿acaso el maldito de Orlando nisiquiera pudo cuidarse? Mateo sintió odio pero no hacía el bebé, si no hacía el mismo por ser tan idiota y no pedir ayuda antes.

“si quieres podemos interrumpirlo”

Decía el médico pero Mateo se negó a tal punto que lo único que lo mantuvo aferrándose al hilo de vida que aún tenía era ese bebé, no tenía la culpa de lo maldito que fuera su padre, Jhustin estuvo con el a cada minuto, Mateo odio las feromonas alfa y tomo supresores de olfato durante meces, hasta que noto que solo las feromonas de Jhustin lo hacían calmarse y entonces comenzó a sentirlo, el único que había estado con el, el único que le gustaba, el único alfa que no lo lastimaria, entonces se enamoró, pero el miedo lo invadió y entonces siguio resistiéndose, ¡no volveria a enamorarse jamás! ¡jamás volvería a ser débil!

Tenia 5 meces de embarazo, un varón le habían dicho, se mudo de casa, se fue con sus padres unos meces y después a vivir con su mejor amiga un tiempo hasta que estuvo listo para vivir solo de nuevo, el timbre sonó y el alfa del otro lado de la puerta aparecio, Mateo quiso gritar pero mudo y paralizado solo pudo querer correr, Orlando lo tomo del cabello y le propinó aquella tremenda golpiza que lo dejo inconciente 5 días, abrió los ojos en el hospital y a su lado Jhustin lloraba junto a el, el dolor en su cuerpo, el ojo semicerrado y las severas contuciones en su cuerpo le advirtieron lo terrible que había pasado, llevo de inmediato su mano a su vientre y lo noto, vacío, sintió que se moría de nuevo y lloro incansablemente mientras recordaba los gritos del alfa tras cada golpe.

“Maldita puta, infeliz, teniendo un hijo con otro alfa, eres una puta, eres una puta Mateo, te gustaba, siempre te gustó no es así, amabas ser follad* por los alfas, lo disfrutaste, ¿lo disfrutaste puta?”

Y la patada en el vientre que obligó a el bebé a morir junto con los sentimientos de la madre ese día, Mateo lloro, lloro tan fuerte que su llanto se escuchó en el pasillo completo, ese día Jhustin En su faceta más agresiva de abogado peleó, pero las malditas influencias de el reconocido cirujano lo bloquearon y solo se permitió una orden de restricción y una compensación monetaria por 7 millones de dólares, por supuesto el dinero no le devolvería a Mateo a su bebé, tampoco los 4 años de vida que ya había perdido, ni sus sueños e iluciones, pero decidió por el bien de el salir adelante, tomo terapia un año y con ayuda de sus mejores amigos salio adelante, al especializarse decidió hacerlo en el ámbito infantil pues el añoraba a un niño y su mejor forma de demostrar ese cariño sería con los niños, después de pensarlo durante años decidió volver a ser mamá, pero sin querer nada que ver con un alfa, le aterraba la idea de siquiera olerlos, así que recurrió al invitro en aquella clínica, dónde salió la sonriente laboratorista rubia que al preguntar sus preferencias en caracteristicas de donante sonrió en grande y le dijo.

“Tengo al donante perfecto”

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