Capitulo 5 UN NUEVO ALFA

Mateo llegaba a la clínica, desde en la mañana el asco y los mareos se habían hecho presentes en su día, lo que se le hizo sumamente extraño pues en los casi 2 meces que tenía de gestación el no había presentado síntoma alguno, en cambio esa noche durmió muy poco por la “Ansiedad” que sentía, buscaba estár lo más cómodo posible en su cama, hurgo en toda la ropa e incluso compro almohadas de algodón para poder anidar bien y sentirse cómodo y calientito, pero no funcionó del todo, miro la hora, las 10 AM, aún tenía tiempo antes de si primer consulta, así que cerro los ojos en su silla y se dispuso a relajarse solo un poco, el vientre le molestaba incluso sentía esas “mariposas” que no había sentido antes.

Pasaron solo unos minutos antes de escuchar la puerta ser tocada, con los ojos cerrados indico que pasaran, el alfa que entro libero un poco de sus feromonas, algo que hizo que Mateo abriera de inmediato los ojos y mirara con ternura del otro lado del escritorio.

-¡Hola joven! -Saludaba Mateo.

-Hola señor… bien dime ¿cómo estás, cómo va ese bebé?

-¡Bien! Un tanto latoso e incómodo desde ayer, pero bien, ven siéntate, ¿Quieres algo de tomar?

-Asi estoy bien Mat… me dijo Jhoa que viniera que era importante, ¿está todo bien?

Mateo miro al alfa delante suyo, el perfecto chico con cara de niño pero la suficiente edad para demostrar su Dominante casta, respiro lento y calmado sus feromonas, Yerbabuena, un olor que a Mateo volvía loco desde siempre, miro los claros ojos del alfa y se sonrojo cuando estos le devolvieron la mirada, la razón era simple, Mateo estaba enamorado de su mejor amigo desde hacía un par de años, pero Jhustin nisiquiera lo notaba, siempre que se refería a Mateo era como un “hermano” y no como otra cosa, algo que aunque Mateo aceptaba hacia que le doliera su corazón, el sabía que no quería más relaciones en su vida, pero también conocía a su mejor amigo y la calidad de persona que era, justo por eso había pedido un donante que se pareciera a el, para tener un hijo tan parecido a su amor unilateral como fuese posible, miro al alfa y le explico todo, Jhustin escucho atento mientras la beta que entraba le daba aquel jugo, jhoan lo miro y suspiro, Jhustin era demasiado guapo y eso volvía bobas a más de una Omega, beta y hasta alfa, pero parecería que el tipo era asexual ya que a ninguna mujer u hombre daba chance de entrar en su corazón.

Jhustin escucho todo atento y después miro los aguados ojos de su mejor amigo.

-¿Por qué lloras Mat?, No no llores… te verás feo si lo haces.

-Lo siento Jhustin, esque solo pensar en que me quiten a mi bebé, yo no quiero eso…

-No pasará, confía en mí ¿si? Siempre estaré acá para protegerlos.

-¿De verdad?

-¡Claro!

Eran simples palabras, pero a Mateo le daban de cierto punto esperanza, esperanza de que Jhustin algún día lo mirara más de lo que el era y más como Mateo quería que lo viera, como un alfa mira a un Omega, como una pareja.

En la sala de espera la beta cantaba de nuevo, como siempre que estaba sola, de vez en cuando bailaba alguna salsa o cumbia sola con la escoba en aquel mostrador, está vez hacia eso presisamente, el sonido de unos zapatos le indicaron la presencia que llegaba, el alfa en su mano llegaba con un folder y una hipócrita sonrisa.

-Buenos días. -Saludo el alfa y la beta solo hizo una mueca de disgusto.

-Buenos días señor, ¿tiene cita?

-Debes tener algún tipo de trauma con las citas ¿no es así? Las pides para todo, un día te pediré un jugo y me preguntarás si tengo cita…

-Su sentido del humor es taaaan bueno, como el azúcar para mí diabético abuelo… ¿que desea señor?

-Necesito ver a Mateo.

-El “DOCTOR” Sánchez está ocupado, justo ahora no puede atenderlo.

-Bien, esperaré, no creo que demore más de dos horas ¿o si?

La beta miro al alfa con odio y dentro de su cabeza el plan se ideo.

-No lo sé, está con su… alfa.

-A…¿alfa?, El.. no tiene uno, no me lo dijo.

-¿Por que se lo diría? ¿Que derecho tiene usted sobre el?

-¡Soy el papa de su bebé!

-Quizá, pero no es su alfa, digo el bebé puede que sea suyo, pero no el Omega.

James se quedó helado, ¿sería que su secretario erró en la información?, No era posible, en los años que Carlos trabajaba para el había sido bastante capaz, ¿sería acaso que Mateo tenía una relación a escondidas? Pensaba todo eso mientras soltaba sus feromonas, por alguna razón eso lo hizo sentir “incómodo”.

-¡Señor! ¿Se puede ir? Mire no sé cuáles sean sus intenciones, pero no permitiré que le haga daño al doc, el es bueno y ha sufrido mucho, primero con el alfa de mierda de Orlando, y ahora que por fin su sueño se vuelve realidad llega usted, por favor déjelo en paz, el debe ser feliz.

-Yo solo quiero ver crecer a mi bebé… no quiero hacerle daño.

-Pero el no lo entenderá así, el le tiene miedo a los alfas y usted es uno, y mala cara por cierto, por favor déjelo en paz ¿Si?

-¿Miedo? Por qué miedo, yo no le haré nada…

-Su ex.. el imbécil de Orlando, el doc les teme a los alfas por su culpa, el perdió a un be….

La puerta se abrió y del consultorio salio el alfa, de su brazo Mateo sonriendo, al mirar a James la sonrisa se borró y aunque no hizo gesto de molestia simplemente no reía más, James por alguna razón se irritó de mirar el brazo del omega ser sostenido por el joven alfa y oler en el las feromonas del mismo, inconcientemente dejo salir un poco de sus propias feromonas y recubrió a Mateo, Mateo abrió grandes los ojos y las pupilas se dilataron cuando olió la canela en el ambiente, Jhustin se erizo y tomo mas fuerte a su mejor amigo para con los azules ojos que ya habían mutado mirar con coraje al alfa en aquel escritorio de recepción.

James se acercó a Mateo y justo cuando miro sus dilatadas pupilas lo sintió, en su ser la voz que le decía

“LO ENCONTRAMOS”.

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