Las sombras del pasado

Aunque la paz parecía haberse asentado en San Andrés y sus tierras aliadas, una inquietud sutil comenzó a propagarse entre los guardianes. Los sueños de Ana se llenaron de imágenes inquietantes de una sombra que se arrastraba por los márgenes de su conciencia. Sabía que la oscuridad no se había desvanecido por completo y que algo más acechaba en las sombras.Una mañana, mientras Ana entrenaba a los nuevos reclutas, Elias se le acercó con una expresión preocupada. "Ana, necesitamos hablar. Encontré algo en los antiguos manuscritos que podría explicar tus sueños."Intrigada, Ana lo siguió hasta la biblioteca, donde Elias había extendido varios pergaminos sobre una mesa. "Estos textos hablan de una profecía antigua," explicó. "Mencionan una entidad llamada Nocturnus, un ser de pura oscuridad que fue sellado hace siglos. La llegada de Tenebris podría haber debilitado ese sello."Ana frunció el ceño. "¿Crees que Nocturnus podría despertar?"Elias asintió. "Es una posibilidad. Si es así, necesitamos prepararnos. Nocturnus es mucho más poderoso que cualquier amenaza que hayamos enfrentado."Ana se quedó en silencio, asimilando la información. "Entonces debemos encontrar una manera de fortalecer el sello o destruir a Nocturnus antes de que despierte por completo."Con una nueva misión en mente, Ana convocó una reunión con Isabel, Samuel, Laura y otros líderes. Juntos, revisaron los antiguos textos y discutieron estrategias. Decidieron enviar una expedición al lugar donde se creía que Nocturnus estaba sellado, un templo antiguo en lo profundo de las Montañas Negras.Ana, Elias, Laura y un grupo de guardianes experimentados se prepararon para la peligrosa misión. El viaje a las Montañas Negras fue arduo, lleno de terrenos traicioneros y criaturas hostiles. Cada noche, Ana soñaba con Nocturnus, sintiendo su presencia más cercana y amenazante.Finalmente, después de días de viaje, llegaron al templo. Era una estructura imponente, cubierta de runas antiguas que parecían pulsar con una energía oscura. Los guardianes entraron con cautela, iluminando el camino con antorchas y hechizos de luz.En el corazón del templo, encontraron una cámara sellada con un gran símbolo en el suelo, que parecía un ojo cerrado. "Este debe ser el sello de Nocturnus," dijo Elias, examinando las runas. "Debemos descubrir cómo reforzarlo."Mientras Elias y Laura estudiaban las inscripciones, Ana sintió una presencia detrás de ellos. Se giró y vio una figura oscura emergiendo de las sombras. Era un guardián del templo, un espíritu antiguo que había sido dejado allí para proteger el sello."¿Quiénes sois?" preguntó el espíritu, su voz resonando en la cámara. "¿Por qué habéis venido aquí?"Ana dio un paso adelante. "Somos guardianes de San Andrés. Hemos venido porque sentimos que el sello de Nocturnus está debilitándose."El espíritu asintió lentamente. "El sello se debilita con el tiempo. Solo aquellos con corazones puros y una fuerte voluntad pueden reforzarlo."Elias miró a Ana. "Creo que debes ser tú, Ana. Tu conexión con el Corazón de la Luz te hace la indicada para esta tarea."Ana asintió, sabiendo que tenía razón. Se acercó al símbolo en el suelo y se arrodilló, colocando sus manos sobre él. Cerró los ojos y comenzó a recitar las palabras que Elias le había enseñado, canalizando la energía del Corazón de la Luz hacia el sello.La cámara se llenó de una luz brillante y cálida, mientras Ana sentía la energía fluir a través de ella. Podía sentir la resistencia de la oscuridad, pero también la fuerza de su determinación y la de sus compañeros.Después de lo que pareció una eternidad, la luz comenzó a menguar y el símbolo en el suelo brilló intensamente antes de estabilizarse. Ana abrió los ojos y vio que el sello había sido reforzado, las runas ahora brillaban con una luz pura y constante.El espíritu del guardián asintió, satisfecho. "Habéis hecho bien. El sello está reforzado, pero recordad, la oscuridad nunca desaparece por completo. Debéis estar siempre vigilantes."Con la misión cumplida, el grupo regresó a San Andrés, sintiendo una mezcla de alivio y responsabilidad. Sabían que la amenaza de Nocturnus había sido contenida por ahora, pero también sabían que la lucha contra la oscuridad era interminable.Ana, al regresar, se dirigió a los guardianes y aldeanos reunidos en la plaza central. "Hemos reforzado el sello de Nocturnus, pero no debemos bajar la guardia. La paz y la seguridad requieren nuestra constante vigilancia y esfuerzo. Juntos, podemos enfrentar cualquier oscuridad."Los aplausos y vítores resonaron en la plaza, una muestra de la unidad y determinación que ahora definía a San Andrés.