capitulo 2.2

—¿Por qué tu cara me dice que querré matarte? —digo sin dejar de mirarlo, el rompe a reír y luego me pasa un sobre. Lo tomo dudando y cuando veo su contenido, me quedo inmóvil sin saber cómo tomarlo—. ¿Qué se supone que es esto? —pregunto incrédulo.

—Tu donativo del mes, y como veras por un tiempo indeterminado —dice desplazando su larga figura en la silla en un sentido de relajación que no llega hasta mí.

—¿Pero cómo...? —no entiendo un pepino.

—¿Escuchaste hablar de esa App que es furor? —comienza a decir, pero entiendo menos que antes. Niego—, pues veras las bromas tuyas ya me cansaron y era el momento de cobrarme una tan larga deuda.

—¡Casándome con una desconocida, Naguel! ¿Acaso estás loco? —grito sin poder creer que mi querido amigo de la infancia haya echo aquello que ahora me saca de ese están donde me colocaba como el soltero más codiciado del mundo.

Pobre de todas las chiquitas que lloraran por mí, si esto sale a la luz.

—Tampoco es para tano, míralo como lo que es, un donativo de caridad —espeta muy airoso y me dan ganas de olvidar todos los años de amistad.

—Sabes lo que pasara si esto llega a la prensa —digo tratando de calmarme— ¿Un donativo de caridad? ¿Acaso ser caritativo me tiene que llevar a aguantar un espanta pájaros?

—Es una app privada, no creo que llegue eso a la farándula —termina de decir—. En cuanto a la chica, no creo que sea fea.

—Con eso me dices que ni siquiera sabes cómo se ve —afirmo —esto es una locura.

— Bueno...

— Naguel, enserio que te pasaste, ¿Tienes ideas en el lio que mes metido? — pregunto justo cuando se escuchó un grito fuera de mi oficina y luego de eso entra mi padre furioso.

—¡Adonis Peterson, me puedes explicar cómo es eso que te has casado! —grita mi padre y yo me enfoco en mi amigo.

—Acá mi amiguito me quiso jugar una broma, Padre —explico sin dar mayor detalle. Me reclino en la silla mirando a mi amigo sudar frio.

—Explícate Naguel —dice al infeliz y lo veo pasar saliva.

Ahora soy yo que tiene la sonrisa larga dibujada en la cara, mientras veo como mi padre achica a mi amigo de la infancia.

Media hora más tarde y luego de que mi padre se tomase una copa de paciencia, me dejan solo en mi oficina pensando en el desastre del que soy participe y todo por una bromita de cumpleaños.

¿Tanto amor a su ropa significo que me casara con alguien desconocido?

Juro que es la última vez que le hago una broma, nada justifica que me haya casado, así como así. Es una locura.

Que darán mis chicas, ¿Como llevare a cabo mi cata de todos los meses ahora que estoy casado?

Un escalofrío me recorre por la columna al pensar en la horrible mujer que será mi esposa, espero que no sea una testaruda y firme el divorcio de tan semejante pataleta. Después de todo no es más que eso, un mero capricho vengativo de mi amigo y socio.

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