El primer día de secundaria

El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Matías se despertó, ansioso y nervioso por su primer día de secundaria. Se levantó temprano, con una mezcla de emociones que lo mantenían en vilo. Había pasado el verano preparándose mentalmente para este momento, sabiendo que sería un nuevo comienzo, una oportunidad para redefinirse y dejar atrás los difíciles recuerdos de la primaria.

El uniforme, recién planchado y colgado en la percha, parecía simbolizar la frescura de un nuevo comienzo. Matías se lo puso cuidadosamente, ajustándose la corbata y verificando que todo estuviera en su lugar. Se miró en el espejo, respiró hondo y se dijo a sí mismo que sería fuerte, sin importar lo que ocurriera.

La escuela secundaria era un edificio imponente, mucho más grande y moderno que su antigua escuela primaria. Al llegar, Matías sintió una oleada de nerviosismo al ver a todos los estudiantes nuevos, la mayoría hijos de maestros de la institución, al igual que él. Sabía que esto significaba que las expectativas serían altas, y que cualquier error podría llegar rápidamente a los oídos de su madre, la profesora García.

Matías entró al aula asignada para su primer año de secundaria, notando las miradas curiosas de sus nuevos compañeros. Algunos eran hijos de maestros que ya conocía de vista, pero nunca había interactuado mucho con ellos. Se dirigió a un asiento cerca de la ventana y se sentó, tratando de mantenerse lo más discreto posible.

La puerta se abrió y entró Samuel, su primo, con quien había compartido tantos momentos incómodos en el pasado. Matías sintió un nudo en el estómago. La presencia de Samuel en su misma clase añadía una capa adicional de tensión a su ya complicado primer día. Samuel se sentó al fondo del aula, y aunque no intercambiaron palabras, Matías podía sentir su mirada ocasionalmente.

La primera clase fue de matemáticas, impartida por el profesor Herrera, un hombre severo y de pocas palabras. Matías se concentró en su cuaderno, tomando notas diligentemente. A su lado, sus compañeros parecían estar más interesados en conversar y reírse que en prestar atención a la lección. Durante el recreo, Matías decidió explorar un poco la escuela.

El patio era amplio, con áreas designadas para diferentes actividades: una cancha de baloncesto, mesas de ping-pong y una pequeña área de jardín donde algunos estudiantes se reunían a charlar. Matías buscó un lugar tranquilo donde pudiera sentarse y observar. Estaba absorto en sus pensamientos cuando sintió una mano en su hombro.

—¡Hola! Tú debes ser Matías, ¿verdad? —dijo una voz con tono burlón.

Matías levantó la vista y vio a una chica de su edad con una sonrisa sarcástica. Llevaba el uniforme con una cierta despreocupación y parecía estar llena de una confianza que intimidaba.

—Sí, soy yo —respondió Matías, tratando de sonar tranquilo.

—Soy Camila. Mi madre también es profesora aquí —dijo la chica, poniéndose una mano en la cadera—. ¿Qué? ¿Te dieron todo el uniforme en tu talla? —se burló, riéndose de su propio chiste.

Matías sonrió tímidamente, intentando no mostrar que las palabras de Camila le habían herido. Ella continuó hablando, pero en lugar de la charla amistosa que él había esperado, cada comentario era una punzada más.

—Sabes, aquí no nos gustan los chicos gordos y feos —dijo con desdén—. Mejor intenta no destacar demasiado.

Matías sintió un nudo en el estómago, pero se obligó a mantenerse firme. La paz que había encontrado en el patio fue efímera. De vuelta en el aula, durante la clase de historia, Matías notó que Samuel estaba hablando con un grupo de chicos al final del salón. Se reían y miraban en su dirección. Matías trató de ignorarlos, concentrándose en la lección, pero no pudo evitar sentir la incomodidad creciente.

Al final del día escolar, mientras recogía sus cosas para irse a casa, Samuel se acercó a él.

—Espero que no estés planeando hacerme quedar mal aquí —dijo Samuel en voz baja, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Recuerda, somos familia, pero eso no significa que voy a ser amable contigo.

Matías se quedó sin palabras. El primer día había sido agotador y lleno de emociones contradictorias. Mientras caminaba de regreso a casa, reflexionó sobre todo lo que había ocurrido. Sabía que la presencia de Samuel sería un desafío, pero también se dio cuenta de que tendría que enfrentarse a la crueldad de Camila y otros compañeros.

En casa, su madre lo recibió con una sonrisa y un abrazo. Matías no quiso preocuparla con los detalles negativos de su día, así que se centró en las partes positivas.

—Ha sido un buen día, mamá —dijo, tratando de sonar convincente.

—Me alegra oír eso, cariño. Recuerda que siempre puedes hablar conmigo si necesitas algo —respondió su madre, acariciándole el cabello.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Matías volvió a prometerse que no dejaría que las dificultades lo derribaran. La secundaria era un nuevo comienzo, y estaba decidido a aprovechar cada oportunidad para aprender y crecer. Sabía que habría desafíos, pero también creía firmemente que podría superarlos.

Matías se levantó temprano al día siguiente, decidido a enfrentarse a todo con una actitud positiva. Mientras caminaba hacia la escuela, pensaba en cómo podría hacer nuevos amigos y demostrar que no era alguien que se dejara vencer fácilmente. En el fondo, tenía la esperanza de que las cosas mejorarían con el tiempo.

Al llegar a la escuela, vio a Camila riéndose con sus amigos en el patio. Matías decidió evitarlos y se dirigió directamente al aula. Se sentó en su lugar habitual y comenzó a revisar sus notas de la clase anterior. Poco después, los demás estudiantes comenzaron a llegar, incluido Samuel, que entró al aula con su habitual aire de superioridad.

La primera clase del día era literatura, impartida por la profesora Sánchez. Matías siempre había disfrutado de leer y escribir, y esperaba que esta clase fuera un escape de las tensiones sociales. La profesora Sánchez era una mujer amable y apasionada por su materia, lo que hizo que la clase fuera interesante y estimulante. Durante la lección, Matías se sumergió en el análisis de un poema y por un momento, olvidó todas sus preocupaciones.

En el recreo, Matías decidió buscar un lugar tranquilo en la biblioteca. Se acomodó en una mesa en la esquina y sacó un libro que había estado leyendo. Mientras pasaba las páginas, escuchó una voz familiar.

—¿Qué estás leyendo? —preguntó una voz suave.

Matías levantó la vista y vio a Lucía, una compañera de clase con la que había hablado brevemente el día anterior.

—Es un libro de cuentos cortos —respondió Matías, mostrando la portada—. Me gusta cómo el autor juega con las palabras.

Lucía sonrió y se sentó frente a él.

—A mí también me gusta leer. A veces, la biblioteca es el único lugar donde puedes escapar del ruido de los demás —dijo, mirando a su alrededor.

Matías asintió, sintiendo una conexión instantánea con Lucía. Pasaron el resto del recreo hablando sobre sus libros favoritos y descubrieron que compartían muchos intereses. Por primera vez desde que comenzó la secundaria, Matías sintió que había encontrado a alguien con quien podría ser él mismo sin temor a ser juzgado.

Las semanas siguientes, Matías y Lucía comenzaron a pasar más tiempo juntos, tanto en la escuela como fuera de ella. Lucía le presentó a otros amigos, y poco a poco, Matías comenzó a sentirse más aceptado. Aunque Camila y su grupo seguían siendo un problema, Matías encontró consuelo en su creciente círculo de amigos.

Un día, durante la clase de educación física, el profesor organizó un juego de baloncesto. Matías no era muy atlético, pero decidió participar de todos modos. Mientras jugaban, Samuel no perdía oportunidad para hacerle tropezar o empujarlo discretamente. Matías intentaba no dejarse intimidar, pero las constantes burlas de Samuel y sus amigos comenzaban a afectarle.

—¡Vamos, Matías! ¡Muéstrales lo que puedes hacer! —gritó Lucía desde la banca, animándolo.

Las palabras de apoyo de Lucía le dieron a Matías un impulso de confianza. Se concentró en el juego y, aunque no era el mejor jugador, logró encestar un par de veces. Al final del partido, estaba agotado pero satisfecho consigo mismo por haberlo intentado.

Después de la clase, mientras se dirigía a los vestuarios, Samuel lo interceptó.

—No creas que porque encestaste un par de veces eres algo especial —dijo Samuel con desdén—. Sigues siendo el mismo perdedor de siempre.

Matías lo miró directamente a los ojos, sintiendo una mezcla de enojo y determinación.

—Puede que no sea el mejor en todo, Samuel, pero no voy a dejar que tus palabras me afecten más —respondió con firmeza—. Yo sé quién soy, y estoy orgulloso de ello.

Samuel se quedó sin palabras por un momento, sorprendido por la valentía de Matías. Aunque no respondió, Matías sintió que había ganado una pequeña victoria. Sabía que aún habría desafíos por delante, pero cada día se sentía más fuerte y seguro de sí mismo.

Esa noche, mientras Matías reflexionaba sobre su día, sintió una nueva sensación de esperanza. Aunque todavía tenía mucho camino por recorrer, sabía que con el apoyo de sus amigos y su propia determinación, podría superar cualquier obstáculo. La secundaria, con todos sus altibajos, se estaba convirtiendo en una etapa de crecimiento y autodescubrimiento para él.

Capítulos
1 la inocencia de Matías
2 La soledad
3 Golpes de realidad
4 Cambios y desafios
5 La fortaleza interior
6 La encrucijada
7 la cruel realidad escolar
8 sueños rotos en la madrugada
9 La confrontación
10 El final de una etapa
11 El primer día de secundaria
12 Competencia desigual
13 el cambio de curso
14 el regreso al séptimo 1
15 Las 7 plagas de egipto
16 La oscuridad Interior
17 Escapada a cartagena
18 La intransigencia del Padre
19 Carreras y risas
20 La esperanza y el dolor
21 Descubrimientos y Contrastes
22 La dura lección de Martina
23 los desafíos en educación física
24 Recuerdos del zoológico
25 El fin del séptimo grado
26 el inicio del octavo grado y la pubertad
27 El peso del secreto
28 Amor prohibido
29 El amor desgarrador de la hermana de Lucia
30 Los dedos de queso
31 Raíces de intolerancia
32 Los primos por parte de papa
33 las cicatrices invisibles
34 Buscando refugio en la adversidad
35 Un corazón que clama por cariño
36 La búsqueda del valor
37 El profesor Morboso
38 Ecos de injusticia y Resiliencia
39 la pintura del salon de sociales
40 Reflexiones de un corazón adolescente
41 El inicio del noveno grado
42 Quinceañeros y relaciones complicadas
43 El acoso de cesar
44 El placer oculto
45 La invitación prohibida
46 Los encuentros secretos
47 La emoción del partido
48 El final de noveno
49 El comienzo de Decimo
50 Desafíos y oportunidades
51 El escándalo de Ana
52 La recuperación y el futuro
53 El incidente en gestión empresarial
54 Las consecuencias del incidente
55 La amenaza de la cancelación
56 El precio de la justicia
57 La Resiliencia
58 Un nuevo comienzo
59 Rumbo a Pamplona
60 El amanecer de una nueva vida
61 La Noche de la Venganza
62 Andrés su nuevo novio
63 El trío de Matías y los entrenadores
Capítulos

Updated 63 Episodes

1
la inocencia de Matías
2
La soledad
3
Golpes de realidad
4
Cambios y desafios
5
La fortaleza interior
6
La encrucijada
7
la cruel realidad escolar
8
sueños rotos en la madrugada
9
La confrontación
10
El final de una etapa
11
El primer día de secundaria
12
Competencia desigual
13
el cambio de curso
14
el regreso al séptimo 1
15
Las 7 plagas de egipto
16
La oscuridad Interior
17
Escapada a cartagena
18
La intransigencia del Padre
19
Carreras y risas
20
La esperanza y el dolor
21
Descubrimientos y Contrastes
22
La dura lección de Martina
23
los desafíos en educación física
24
Recuerdos del zoológico
25
El fin del séptimo grado
26
el inicio del octavo grado y la pubertad
27
El peso del secreto
28
Amor prohibido
29
El amor desgarrador de la hermana de Lucia
30
Los dedos de queso
31
Raíces de intolerancia
32
Los primos por parte de papa
33
las cicatrices invisibles
34
Buscando refugio en la adversidad
35
Un corazón que clama por cariño
36
La búsqueda del valor
37
El profesor Morboso
38
Ecos de injusticia y Resiliencia
39
la pintura del salon de sociales
40
Reflexiones de un corazón adolescente
41
El inicio del noveno grado
42
Quinceañeros y relaciones complicadas
43
El acoso de cesar
44
El placer oculto
45
La invitación prohibida
46
Los encuentros secretos
47
La emoción del partido
48
El final de noveno
49
El comienzo de Decimo
50
Desafíos y oportunidades
51
El escándalo de Ana
52
La recuperación y el futuro
53
El incidente en gestión empresarial
54
Las consecuencias del incidente
55
La amenaza de la cancelación
56
El precio de la justicia
57
La Resiliencia
58
Un nuevo comienzo
59
Rumbo a Pamplona
60
El amanecer de una nueva vida
61
La Noche de la Venganza
62
Andrés su nuevo novio
63
El trío de Matías y los entrenadores

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