Momentos extraños

Al día siguiente y a la hora pactada Annia y Kyle se encontraron en el despacho de la prestigiosa firma de abogados Turners, una de las mejores de la región. Frente a ellos, Luck Turners ponía sobre el escritorio el contrato matrimonial que ambos debían firmar.

- Según el acuerdo- decía Annia- te apoyaré y harás el papel de mi esposo en público- explicó bajo la atenta mirada de Kyle- Después de un año de estar casados recibiré la herencia de mi abuelo, y nos divorciaremos- el joven asintió con la cabeza mientras iba procesando la información- si alguno de los dos quiere el divorcio antes del año pactado, tendrá que compensar al otro.

-Trato hecho- respondió Kyle con mucha calma. Y esbozando ambos una débil sonrisa procedieron a firmar el contrato matrimonial.

Luego de que él estampara su firma, su móvil comenzo a sonar.

-Disculpa, debo contestar- le dijo a la muchaca y salió del despacho para hacerlo. Una vez afuera, en uno de los pasillos tomó la llamada de su asistente.

-James, ¿Que pasa? - preguntó

-Señor- respondió el joven asistente- Todavía no se ha contactado con la señorita Davis, ella esta enfadada y dijo que no va a verte a menos que le supliques- agregó su asistente y a la vez amigo, de ahí el atrevimiento de tutearlo.

-Eso es mucho mejor- replicó Kyle- quería a CM lejos de nosotros.

-¡¿Que!? -indagó James desconcertado-¿estas diciendo que quieres estar en su contra? Aunque no te cases con ella, sigue siendo necesario que estés casado para poder hacerte cargo del Grupo Saints.

-Ya estoy casado- respondió el joven esbozando una sonrisa llena de satisfacción.

-¿Que? ¿De donde has sacado una esposa? ¿Cuando y de quien te has enamorado? -indagó James con preocupación.

-Es solo una farsa- le explicó Kyle- ella me confundió con otra persona. Pero después te cuento mejor- terminó diciendo el joven para luego finalizar la llamada y regresar donde se hallaba Annia, su esposa.

Luego de ponerse de acuerdo con todo el asunto del contrato y demás, Annia y Kyle caminaron juntos hacia el vehículo de él, conversando despreocupadamente sobre como seguiría todo el asunto de su matrimonio falso. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Annia, absorta en la charla, no notó una pequeña piedra en su camino y tropezó.

Antes de que pudiera caer, Kyle reaccionó rápidamente y la sujetó por la cintura, evitando su caída. La muchacha sintió su cuerpo tensarse ante el tacto firme pero gentil del joven. Una ola de calor recorrió su piel, haciendo que su corazón latiera más rápido. Sorprendida por la intensidad de la sensación, levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Kyle, que la observaban con preocupación.

-¿Estás bien?- preguntó Kyle, su voz llena de genuino interés.

Annia asintió lentamente, sin apartar la vista de él. Notaba que su rostro se había sonrojado y una sensación extraña se agitaba en su pecho. Sentía como si el tiempo se hubiera detenido, ambos atrapados en ese instante.

-Sí, estoy bien, gracias- respondió finalmente, con su voz apenas en un susurro.

Kyle la ayudó a enderezarse, pero no retiró su mano de su cintura de inmediato. La proximidad entre ellos hizo que también él sintiera una chispa de algo que no podía definir. Sus miradas permanecieron conectadas, comunicando algo más profundo que palabras.

-De nada- dijo Kyle, sin romper el contacto visual. Podía ver la confusión y la sorpresa en los ojos de Annia, reflejando lo que él mismo sentía.

Annia parpadeó y desvió la mirada, rompiendo el hechizo momentáneo. Se apartó un poco, aunque aún sentía el rastro del calor de las manos de Kyle en su cintura.

-Bueno, será mejor que lleguemos al coche- dijo ella, intentando recuperar la compostura.

-Claro- respondió Kyle, soltando finalmente su cintura y caminando junto a ella.

Ambos continuaron su camino, ahora en un silencio cargado de nuevas emociones y pensamientos. Mientras se acercaban al vehículo, no podían evitar preguntarse qué significaba realmente ese breve pero intenso momento compartido.

-¿Este es tu automóvil? - preguntó Annia al ver frente a ellos un hermoso vehículo de una marca muy reconocida y del año en curso- Cloe dijo que estabas pasando un mal momento económico.

-Eh- balbuceo el joven- No, no es mío. Me lo prestó un amigo- mintió- porque se enteró de que nos íbamos a casar y ...

-¡Oh! Ha de ser un muy buen amigo- comentó ella- para prestarte un auto tan... caro.

-Adelante- dijo Kyle abriéndole la puerta del automóvil.

-Gracias- dijo ella sonriendo para luego subir al vehículo. Él cerró la puerta y suspiro aliviado por haber podido sortear el momento incómodo.

Una vez dentro del automóvil de Kyle, Annia intentó colocarse el cinturón de seguridad. Sin embargo, por más que lo intentaba, no lograba engancharlo. Frustrada, hizo un pequeño sonido de exasperación.

-Este cinturón siempre se traba, déjame ayudarte- dijo Kyle, inclinándose hacia ella, la joven le sonrió en aceptación a su ayuda.

Él se acercó lo suficiente como para que Annia pudiera sentir su respiración y el ligero roce de su brazo contra el suyo. Kyle maniobró el cinturón con destreza, pero la cercanía creó un ambiente tenso. Annia podía percibir el aroma fresco y masculino de Kyle, una mezcla de colonia y algo distintivamente suyo. Su pulso se aceleró y sintió un cosquilleo recorrer su cuerpo.

-A veces puede ser un poco terco-comentó Kyle, intentando romper el silencio mientras lidiaba con el cinturón.

Annia observó sus manos hábiles trabajando en el mecanismo. Su corazón latía con fuerza y un nudo de nerviosismo se formaba en su estómago. La proximidad era casi abrumadora, y podía sentir el calor emanando del cuerpo de Kyle.

-Sí, parece tener vida propia- respondió Annia con una sonrisa nerviosa, tratando de disimular su incomodidad.

Finalmente, Kyle logró abrochar el cinturón y se enderezó, teniendo su rostro a solo centímetros del de Annia. Durante un breve momento, sus ojos se encontraron y la tensión entre ellos se hizo palpable.

-Listo, ya está asegurado- dijo Kyle, con una voz suave que casi parecía un susurro.

Annia tragó saliva y asintió, sintiendo que sus mejillas ardían. La cercanía de Kyle había dejado una huella en su mente y cuerpo, una sensación que no podía ignorar.

-Gracias, Kyle- murmuró, desviando la mirada hacia la ventana para intentar calmarse.

Kyle volvió a su asiento y encendió el motor, pero no pudo evitar una última mirada de reojo hacia Annia. La conexión que había sentido en esos breves instantes era innegable y lo dejó reflexionando en silencio mientras conducía.

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