De vuelta

Luego de hablar con los cirujanos y médicos, y frente a la noticia de que Akram no corría peligro inmediato, Sharif ordenó su inmediato traslado aéreo a la capital de Marambit. La urgencia de la situación requería medidas rápidas y precisas, y no se escatimaron recurso para asegurar la seguridad de Akram durante el viaje.

El traslado hacia el aeropuerto fue meticulosamente planeado y ejecutado. Un convoy del ejército escoltaba la ambulancia que transportaba a Akram, moviéndose a través de las calles de la ciudad con una eficiencia impecable. Soldados vigilaban cada punto estratégico, asegurándose de que no hubiera interferencias en su camino. Sharif no olvidaba lo ocurrido con la seguridad de Akram en Marambit.

Al llegar al aeropuerto, un avión médico especialmente preparado esperaba en la pista. Akram, aunque débil, fue cuidadosamente transferido al interior de la aeronave, donde un equipo médico continuaría monitoreando su condición durante el vuelo. Las naves aéreas del ejército despegaron poco después, escoltando el avión con una formación defensiva, listos para enfrentar cualquier amenaza.

El vuelo fue tranquilo, y el equipo médico a bordo mantenía constantes revisiones del estado de Akram. La capital de Marambit se acercaba rápidamente, su silueta emergiendo en el horizonte. Al aterrizar, el avión fue recibido por un grupo de especialistas y un equipo de seguridad que rápidamente trasladaron a Akram al palacio real.

En el palacio, un equipo médico de élite estaba preparado para recibirlo. Akram fue llevado a una suite médica especialmente equipada, donde los doctores y enfermeras comenzaron a trabajar de inmediato, asegurando que recibiera el mejor cuidado posible. Los dispositivos médicos monitoreaban cada uno de sus signos vitales, y se implementaron medidas para estabilizar su condición y promover su recuperación.

Mientras tanto, Zaid y Sharif se reunieron con los estrategas y consejeros en una sala de guerra del palacio. La noticia de la llegada segura de Akram y su estabilidad proporcionó un alivio momentáneo, pero la lucha estaba lejos de terminar.

—Zaid, tu padre está en buenas manos ahora. Debemos concentrarnos en nuestros próximos pasos —dijo Sharif, su voz firme pero cargada de preocupación.

Zaid asintió, la determinación visible en sus ojos. — Dudo seriamente que Vadhir pueda sostener su puesto en cuanto sepan que el rey está con vida y aquí.

Los consejeros y estrategas trazaron mapas y discutieron tácticas, planificando una serie de movimientos que esperaban inclinar la balanza a su favor. El palacio se convirtió en un hervidero de actividad, con mensajes y órdenes enviadas a cada rincón del reino, llamando a las tropas.

A medida que las horas pasaban, la noticia del estado de Akram fueron alentadoras

La noche cayó sobre la capital, pero el trabajo en el palacio continuó sin descanso. En cuanto le informaron que Akram estaba despierto Sharif se dirigió a sus aposentos.

Sharif Inclinó la cabeza.— Es bueno tenerlo aquí y en buenas condiciones, los médicos aseguran que estará muy bien en cuestión de semanas.

— Es bueno estar de regreso y no lo habríamos logrado sin el ejército.¿Qué está pasando?, ¿Dónde están mi hija y mi mujer?.

— Marambit esta en guerra con Jaddara, Vadhir no me dejo otra opción, le había advertido que si él los enestáaba con vida, no iniciaría el ataque. Con respecto a Isra y su esposa ambas están en una isla que pertenece a mi familia muy bien custodiadas, la región está muy convulsionada Burhan esta en guerra con Jazeera, Marambit con Jaddara, Raleigh tiene problemas en la frontera con Jaddara y en las últimas horas se han sumado revueltas internas y Omar Al-Hakim usurpo el trono de Durham. Aún no le hemos dado la noticia a su familia.

— ¡Demasiados conflictos!, me gustaría conversar con mi hija y mi esposa en cuanto sea posible y luego decidiré lo que haré.

— Por supuesto, le conseguiré un teléfono seguro dijo Sharif.

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Rashad ingreso en casa de Jalil, estaba de pie en la sala cuando Rosse apareció.

— Pero si es él Príncipe Bakhur, Su Alteza¿ cómo está?, dijo Rosse haciendo una reverencia.

— Su Alteza, muy bien. ¿ Cómo la ha recibido Londres?.

—Con agua y un terrible aburrimiento. ¿ Qué tal tu aventura en Jazeera Al-Faridah?.

Rashad sonrió tenía una sonrisa muy hermosa, pensó Rosse.— Entretenida, pero feliz de que terminará.

— ¿ Y qué te trae a Londres?, pregunto ella.

— Muchas cosas, respondió Rashad. — Jalil ingreso en la sala.—Ha sido un placer verte. Antes de que Rosse pudiera volverse, Rashad le tomó una mano, inclinó la cabeza y le besó levemente los dedos. Aquel anticuado y encantador gesto le robó el aliento, al tiempo que le provocaba un delicioso cosquilleo que le subió por el brazo. —Quizá tengamos la suerte de volver a encontrarnos en alguna otra ocasión.

Rosse era incapaz de pronunciar palabra. Afortunadamente, él se marchó antes de que ella pudiera hacer algo realmente embarazoso, como tartamudear o balbucear. Al cabo de un par de segundos fue capaz de volver a respirar. Luego se obligó a caminar subió las escaleras hasta su habitación y se dejó caer en la cama.