El hijo pródigo.

Durante tres semanas, Rashad se había refugiado en un campamento de Jazeera Al-Faridah, agradecido a Yassir Al-Dhaher y a su gente por el rescate y la protección. Pero esa noche, todo terminaría. Rashad emprendió el último trayecto hacia la frontera de Burhan, sabiendo que la batalla cuerpo a cuerpo era inevitable.

Al otro lado de la frontera, Sharif lideraba un equipo de élite que había seleccionado minuciosamente. Cada miembro del equipo era un experto en combate, tácticas de infiltración y operaciones especiales. Vestidos con trajes de camuflaje adaptados al terreno desértico, llevaban equipos de comunicación avanzada, armas ligeras pero letales, y herramientas para desactivar explosivos y atravesar barreras.

— La última cabalgata, ¿ nervioso?le comento Naim mano derecha de Yassir.

— Ancioso, por volver a estar junto a mi familia y agradecido con ustedes por todo lo que me han brindado.

— Eres muy afortunado, muchos quisiéramos tener la posibilidad de volver con nuestras familias.

— ¿ Cuánto hace que no ves a tu familia?, pregunto Rashad.

— Años, llevamos años huyendo de Amir Al-Dhaher. Si tú hermano cumple su palabra pronto podremos regresar.

— La cumplirá, si no lo ha hecho hasta ahora es porque todo deben cuidar su territorio.

Sharif, con su visor nocturno, observaba la línea enemiga mientras su equipo se preparaba para el asalto. La operación debía ser precisa y rápida; cualquier error podría significar la captura o la muerte de Rashad.

—Equipo, esta es nuestra única oportunidad. Nos dividiremos en tres grupos: Alpha, Bravo y Charlie. Alpha desactivará las minas y abrirá un camino seguro. Bravo creará una distracción para dividir las fuerzas enemigas. Charlie, ustedes me acompañaran a buscar a Rashad. ¿Entendido? —ordenó Sharif con autoridad.

—¡ Si, señor! —respondieron al unísono los miembros del equipo, sus voces llenas de determinación.

Al caer la noche, el equipo se movió en silencio absoluto. Alpha, liderado por Kardal, comenzó a desactivar las minas y a limpiar el camino. Usaban detectores de metales y dispositivos para neutralizar los explosivos con precisión quirúrgica. Cada movimiento era meticuloso, pues sabían que un solo error podría alertar a los enemigos.

Mientras tanto, Bravo, se preparaba para lanzar su ataque de distracción. Usaron señuelos para simular un avance masivo, atrayendo a las fuerzas enemigas hacia una dirección específica. Granadas de humo y explosivos tácticos añadieron al caos, creando una cortina que ocultaba sus verdaderas intenciones.

Sharif, acompañado por el grupo Charlie avanzaba rápidamente por el camino despejado ingresando a Jazeera Al-Faridah. El rugido de las explosiones y el intercambio de disparos llenaban el aire, pero Sharif mantenía a su equipo enfocado en la misión. Cada paso los acercaba más a la frontera, pero también aumentaba el riesgo de un enfrentamiento directo.

Justo cuando estaban a punto de cruzar la línea final, un grupo de soldados enemigos surgió de las sombras. La batalla cuerpo a cuerpo era inevitable. Sharif, con movimientos rápidos y precisos, lideró el ataque. Sus hombres, entrenados se lanzaron al combate con una ferocidad controlada. El sonido de los disparos y los gritos de los combatientes llenaba el aire mientras las fuerzas de Sharif luchaban por abrir paso para su hermano.

Rashad, agazapado en la oscuridad, avanzaba con cuidado extremo. El campamento enemigo estaba lo suficientemente cerca. Cada sombra y cada roca eran sus aliadas mientras se deslizaba por el terreno, intentando mantener el perfil más bajo posible.

Las órdenes de Sharif resonaban en su mente: moverse despacio, evitar cualquier ruido, y sobre todo, no mirar atrás. El bombardeo de distracción de Bravo y la avanzada de Alpha habían hecho su parte, pero Rashad sabía que el peligro aún era inminente.

Sus manos temblaban ligeramente mientras apretaba el pequeño talismán que llevaba en el bolsillo, un regalo muy especial. Era su única fuente de consuelo en esos momentos de tensión extrema.

Finalmente, Rashad divisó la formación rocosa que indicaba el inicio de Burhan, apenas visible bajo la tenue luz de la luna. Sharif y su equipo mantenían una vigilancia atenta, cubriendo cada movimiento de Rashad. A lo lejos, un par de explosiones de distracción atrajeron la atención de los guardias enemigos, dándole a Rashad la oportunidad que necesitaba.

Rashad tomó aire profundamente, sabiendo que este era el momento decisivo. Con un último vistazo hacia el campamento enemigo, se lanzó hacia adelante, corriendo agachado. Cada paso era una mezcla de miedo y esperanza, sabiendo que con cada metro que cubría, se acercaba más a la seguridad.

Cuando levanto la vista, dos figuras familiares emergieron de la penumbra. Eran los soldados de Burhan, quienes inmediatamente lo rodearon, ofreciendo protección. Rashad apenas tuvo tiempo de recuperar el aliento antes de que una voz familiar lo llamara.

—¡Rashad!

Al levantar la vista, Rashad vio a su hermano Sharif corriendo hacia él. La emoción en el rostro de Sharif era evidente. Los dos hermanos se encontraron en un abrazo lleno de alivio.

—¡Rashad!, hay que movernos dijo Sharif

—Pensé que no lo lograrías —respondió Rashad, su voz temblando mientras avanzaban. —Cada día que pasaba, temía que hubiera ocurrido lo peor.

Sharif, solo pudo asentir. —Hubo momentos en que yo también lo pensé, pero gracias a Yassir y su gente, estamos aquí.Sharif se apartó ligeramente, mirándolo con una mezcla de orgullo y preocupación. —Nos esperan tiempos difíciles.

En medio del caos, Rashad mostró una valentía inesperada, usando su conocimiento del terreno para esquivar a los enemigos y apoyar a los combatientes de Sharif. A pesar de la violencia de la batalla, su mente estaba fija en un solo objetivo: cruzar a Burhan y reunirse con su familia.

Sharif, observando desde la distancia, permitió una sonrisa de satisfacción. La misión había sido un éxito, y aunque la guerra estaba lejos de terminar, este pequeño triunfo era una chispa.

— Avisen al palacio, estamos en Burhan anuncio Sharif.

En el centro de operaciones los aplausos retumbaron. El General Qadir llamó a Karim para darle la noticia.

Karim se encontraba en su oficina junto a Katherine.

— Ya están en Burhan en perfectas condiciones anunció Karim. Emocionada Katherine se abrazó a su esposo. Karim beso su frente.

— ¿Cuándo crees que lleguen aquí?, pregunto ella.

— En tres horas ordenaré que los traigan directamente.

El helicóptero sobrevolaba el palacio, su sonido resonando por los vastos corredores de la antigua fortaleza. Katherine, que se paseaba por sus aposentos con una inquietud que no había sentido en años, escuchó el característico ruido de las hélices y su corazón comenzó a latir con fuerza. Sin pensarlo dos veces, salió rápidamente hacia el helipuerto del palacio, ansiosa por reencontrarse con sus hijos.

Las escaleras parecían interminables, pero la adrenalina le daba fuerzas. Al llegar al helipuerto, el helicóptero ya había aterrizado y la puerta lateral se abrió. Katherine observó con el corazón en un puño cómo Rashad y Sharif descendían. Ambos estaban cubiertos de polvo y mostraban signos de fatiga extrema, pero estaban vivos y a salvo.

—¡Rashad! ¡Sharif! —gritó Katherine, corriendo hacia ellos con los brazos abiertos.

Rashad fue el primero en llegar a ella, envolviéndola en un abrazo lleno de emoción y alivio. —Mamá deberias estar descansando —dijo, su voz quebrada por la emoción.

Katherine lo sostuvo con fuerza, sintiendo cómo las lágrimas caían por sus mejillas.

Luego,Sharif, con una sonrisa en su rostro, se acerco a su madre. —Debo recordarte que soy tu favorito dijo y se unió al abrazo.— Karim observaba a sus hijos junto a su esposa

—Yo no tengo favoritos dijo Katherine.

— El favorito de su madre siempre he sido yo dijo Karim abrazando a sus hijos.

Katherine los miró a ambos, tomando sus rostros entre sus manos. —Mis hijos, gracias a Dios están a salvo. He rezado por este momento cada día. Sabía que eran fuertes, pero verlos aquí, de pie frente a mí, es un milagro.

Mientras los tres se abrazaban, Kardal y su equipo también descendían del helicóptero, observando la escena con satisfacción. Sabían que la misión había sido arriesgada, pero ver la reunión de la familia hacía que todo el esfuerzo valiera la pena.

Karim se separó brevemente de sus hijos para dirigirse a Kardal y sus hombres. Todos hicieron una reverencia.

—Kardal, no tengo palabras para agradecerles lo que han hecho por mi familia, lo que hacen por su país. Su valentía y dedicación son invaluables.

Kardal inclinó la cabeza con humildad. —Su Excelencia, fue un honor servirles.

Katherine camino junto a sus hijos.—Vengan, necesitan descansar y alimentarse.

Mientras caminaban por los pasillos del palacio, Rashad y Sharif sintieron una paz que no habían experimentado en semanas…

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En una isla del Egeo Isra caminaba por la playa, llevaba un mes lejos de todo. Estaba mirando el mar cuando alguien se paro junto a ella.

Era la deidad marina. El hombre alto y desconocido estiró una mano.

— Soy Maximo Vlachos dijo él.

— Soy Isra Hassan, respondió estrechando su mano.

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