Capitulo 8

Aylin había recordado todo lo que la verdadera Aylin sufrió antes de morir. Ella no deseaba aquel matrimonio, pero lo acepto por el bien del reino.

El rey de Rake había pedido un matrimonio arreglado con la hija de Marqués Moretti. Con eso tendrían un tratado de paz. Al ser la esperanza del reino, Aylin decidió aceptar el compromiso, de esa manera su padre no tendría que luchar en aquella guerra. Luego de casarse el príncipe Alejandro la llevo al palacio de Rake, Aylin tenía una vida triste y desolada, la hacían menos por ser del reino de Luna, las amantes del príncipe tenían más poder que ella en el palacio. Ella lo aceptaba todo con tal de mantener seguro al reino de Luna, en las cartas que le mandaba a su padre no mencionaba nada de lo que venía sufriendo todo el tiempo, sabía que si su padre se enteraba de todo lo que sufría en ese lugar era capaz de comenzar la guerra para sacarla de aquel lugar.

Años después de su casamiento con el príncipe Alejandro todos decían que debía conseguirse otra esposa, ya que Aylin no había dado a luz a ningún heredero. Ella no estaba dispuesta a tener un hijo con aquel hombre despreciable, por lo cual tomaba un té luego de que Alejandro la visitaba por la noche.

Todos los días Aylin debía soportar la mirada y los susurros de las personas. En varias ocasiones considero quitarse la vida para acabar con aquel sufrimiento.

Deseaba haber hecho lo que su padre pidió y continuar con el entrenamiento que la ayudaría a defenderse en ese nido de cobras. Un día despertó y decidió darle un fin a todo aquello que le provocaba aquel sentimiento de vulnerabilidad. Cambio todos los vestidos que tenía y comenzó a trabajar abiertamente para que la gente del reino pudiese ver que era ella la que siempre buscaba lo mejor para ellos, el príncipe Alejandro por años uso el trabajo de Aylin para quedar bien ante la gente.

Unos meses después de esa drástica mudanza en Aylin, el príncipe llega al palacio y ve como todo había mudado, esa mujer no solo había echado a todas sus amantes, como también se había ganado el cariño y apoyo de sus seguidores. Dejándolo a él como un inservible y aprovechador.

Se reúne con algunos nobles que nunca estuvieron de acuerdo con ese matrimonio y deciden acabar con Aylin, de esa manera el reino de Luna les declararía la guerra.

Alejandro se dirige a la habitación donde Aylin se encontraba descansado y le ordena a una de las doncellas salir y dejarlos a solas. Ella se retira y Aylin mira con desprecio al príncipe.

_¿En verdad crees que haciendo todo esto lograrás que sienta algo por ti?

_No busco algo tan simple como ser amada por un idiota presumido.

Alejandro se enfurece ante sus palabras, cualquier mujer estaría encantada de ser amada por él.

_Eso es bueno, nunca serás más que la mujerzuela del príncipe Alejandro Dotral. Deberías estar feliz por eso, no luchas llegan a eso.

_Como si me importará tener algo contigo, si te acepté fue por el bien de mi reino. Pudiste tenerme, pero nunca tendrás un heredero. Los que tengas con las mujerzuelas que tenga no serán considerados como herederos, no pasarán de simples bastardos.

Vaya que esa mujer sabía cómo herir su orgullo. El que ella haya hecho lo posible para no tener un hijo suyo lo molesta aún más.

_¿Te atreves a hablarme de esa manera? No eres más que una consorte en este palacio. Deberías tener conciencia de que el hombre que tienes en frente es el futuro rey de Rake, merezco respeto.

Aylin se levanta del sofá donde estaba sentada y le hace frente al príncipe.

_De verdad crees que podrás conmigo, tal vez no tenga fuerza, pero soy lo suficientemente inteligente como para saber que no puedes hacerme daño. Las personas en este reino me adoran, ahora saben que fui yo la responsable de cuidar de ellos y siempre buscar lo mejor para ellos, mientras que su príncipe heredero se revolcaba en la cama de cuánta mujerz*ela que se le para enfrente.

Alejandro no pudo controlar la irá que sentía en aquel momento, él deseaba a esa mujer, la tendría para sí más una vez antes de acabar con su vida. Sus aliados le habían dicho para esperar algunas semanas, de esa manera tendrían todo listo para él ataque contra Luna. Pero en ese momento la rabia que sentía lo dejaba fuera de control, son pensarlo bien toma a Aylin del cuello.

_Se supone que debía esperar para matarte, pero en verdad no te soportó.-Alejandro toma un pequeño frasco que tenía en el bolsillo y lo abre.- Ahora verás lo que sucede con las personas que se meten en lo que no es de su incumbencia.

Obliga a Aylin a abrir sus labios y cuando lo hace le vierte aquel líquido en la garganta, obligándola a beberlo completamente. Aylin sentía como su garganta se era quemada y desgarrada por aquel líquido. Siente como sus fuerzas la abandonan lentamente. Fue una tonta al confiarse demás cerca de ese inútil, ya debería saber que no es alguien de confianza.

Una mujer hermosa entra a la habitación y se dirige a Alejandro, esté parece estar feliz de verla, Aylin ya no entendía mucho de lo que estaba pasando en esa habitación, el veneno ya estaba dejándola somnolienta y no conseguía percibir que era real y que era producto de su alucinación a causa del veneno. Ella veía a Alejandro feliz de ver a esa mujer en la habitación, cuando en realidad este se encontraba furioso al ser descubierto por aquella doncella, poco después Aylin va perdiendo la conciencia y siente como alguien le atraviesa el pecho con una espada, abre los ojos y alcanza a observar a Alejandro y aquella joven de cabellos blancos atrás de él.

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Aylin dejo de sentir dolor, tristeza o cualquier cosa que estuviese sintiendo antes de que la matarán.

_¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este lugar?

Abre los ojos y solo observa una oscuridad sin fin. Al frente de ella aparece una pequeña luz y en esta aparecen imágenes que parecen recuerdos de otra persona. Aylin observa mejor y puede observar a una mujer bastante parecida a ella, su nombre es Jasmin y parece ser una mujer bastante fuerte.

Aylin comienza a sentir el dolor de varias heridas. Varios hombres se reunían alrededor de ella e intentaban salvarla.

_Salven a la señora Vecchi. Llamen al maldito médico, se nos está muriendo. Lleven a ese maldito al calabozo, ya después me encargaré de hacerlo pagar por todo esto.

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