Mandarla a volar.

Benedict.

Sí... Creo que ni las sábanas de mi madre son tan suaves como estas. Aún no he abierto los ojos y solo me concentro en revolcarme en la cama y aspirar el delicioso olor que desprende a nuevo, a limpio, a su olor... ¿Su olor?

Abro los ojos de golpe y me siento en la cama mirando todo a mi alrededor. Vaya... Ni las habitaciones se quedan atrás, dignas de que la misma Reina se quede aquí.

Escucho el agua de la ducha en el cuarto de baño. ¡Dios mío, me acosté con mi profesora!

- ¿Qué has hecho Benedict?... ~susurro y me tapo el rostro con las manos~

Bueno, si lo pienso... Fue increíble.

El ruido del agua se detiene y descubro mi rostro para verla envuelta en una toalla que no llega a cubrir todo su cuerpo, las gotas de agua que adornan su piel como perlas y su cabello mojado, sus labios de un color carmesí natural y sus profundos ojos que brillan. Me sonríe, camina rodeando la cama y se sienta en el borde de la misma mirándome fijamente.

- Buenos días ~dice con tranquilidad~

- Buenos días ~susurro sin apartar mi mirada de sus labios~

- ¿Quieres besarme? ~ahí está esa sonrisa prepotente. Parece que no lo ha notado~

Asiento en silencio y lentamente me acerco para poseer sus labios con delicadeza, poso mi mano en su nuca y me dejo llevar por la sensación tan indestructible que me provocan sus besos. Me encanta.

Me permito deshacer el nudo de la toalla y lanzarla, al igual que hago las sábanas a un lado y la atraigo hacía a mí montándola ahorcadas sobre mi regazo. No puedo mentir, ella me vuelve loco, sus senos, su silueta, su cintura pequeña y su hermoso trasero.

La alzo un poco para dejarla caer sobre mi duro mi**bro introduciéndolo en su interior, un gemido ronco escapa de mis labios y siento las paredes de su intimidad apretarme. Juego y saboreos con sus senos que reclaman mi boca a gritos hasta que siento los movimientos de sus caderas.

La aprieto más a mi cuerpo y beso sus labios antes de que sus gemidos choque con mi aliento. Ella huele tan bien.

Sus moviendo se aceleran y un corrientazo que va desde mi espina dorsal hasta los dedos de mis pies hace que mi respiración se acelere, igual que sus movimientos. Mi clímax llega junto al suyo y mientras trato de controlar mi respiración, escondo mi rostro en su cuello.

Esto puede ser un pecado, pero juro que estoy dispuesto a quemarme por ella... Me pregunto como puede tener el valor de hacer esto, pero no, no me arrepiento y muero por volver hacerla mía.

- No hay servicio a la habitación, tenemos que bajar al restaurante ~dice de pronto y la miro~

- De acuerdo... ~esa sonrisa...~ Algo te causa gracia.

- Sí, es divertido ver como te sonrojas siempre que me ves ~dice y puedo sentir el calor en mi rostro~ ¿Lo ves? ~dice entre risas~

Es primera vez que la veo y oigo reír... Eso extrañamente, me prende.

Después de verla ir nuevamente al baño y salir para que le ayude con la cremallera de su vestido, me meto rápidamente al baño y me doy una ducha. ¿Por que me sonrojo cuando la veo?

Al salir, ella está sentada en la cama metida en su celular.

- ¿No piensas cambiarte? ~dice sin dejar de ver la pantalla de su celular~

Asiento como un tonto y me apresuro a cambiarme. En el restaurante, me concentro en mirar cualquier lado menos a su cara, nunca antes había sentido vergüenza después de haber tenido sexo.

Pedimos nuestro desayuno y la veo comer como si nada, aún está mirando su celular. El mío suena anunciando una llamada y al ver el nombre del remitente, la dejó pasar.

- ¿Aún te gusta? ~su pregunta me toma por sorpresa~

- ¿Qué?

- La menor de los Haloddy ~le da un sorbo a su café sin dejar de mirarme~

- No... ~en estos momentos no sé qué responder~ Ya hace poco más de un año nos dejamos y ella no se ve interesada en volver.

- ¿Y tú?, ¿quieres volver? ~carraspeo incómodo~

- No sería conveniente ~me alzo de hombros~

Ella asiente y me mira mientras continuo desayunando, ¿ahora solo me va a ver mientras como?

Después de salir del hotel, me lleva hasta el bar de anoche, en dónde he dejado mi auto. Ahora, este momento es incluso más incómodo de cuando la vi entrando a la habitación. ¿Cómo se supone que debo despedirme?

- Eh... Bueno, gracias por... ¿Traerme? ~ella me mira con esa sonrisa burlona, lo sé, debo verme ridículamente nervioso~

- ¿Pretendías que te dejará tomar un taxi para venir por tu auto? ~sonríe de lado~

- No... ~ella ríe y niega~

La veo desabrochar mi cinturón y tomarme del cuello para acercarme a ella y tomar mis labios, yo no puedo ni quiero negarme. Poso mi mano en el óvalo de su cara y profundizo el beso.

Nos separamos por falta de aire y suspiro en sus labios, esa sonrisa que me dedica me tiene perdido.

- Supongo que nos veremos más tarde, no... ~¿en serio dije eso?~ Lo siento, solo...

- Jajaja, adiós, Benedict ~asiento y me apresuro a salir del auto~

Me quedo parado viendo como arranca el auto y desaparece, hasta que miro el reloj en mi muñeca y corro hacia el mío. Tengo que ir al depa a cambiarme de ropa y luego ir a la universidad.

***

¿Llegando tarde? ~me dice el profe Oliver~

- No sonó el despertador ~sonrío nervioso~

Justo me choque con el profesor en la entrada, me apresuro a llegar a mi lugar y mis amigos me miran con cara de intriga.

- ¿Qué pasó? ~los miro~

- Anoche no llegaste al depa ~me mira atentamente~ Y en la mañana tampoco.

- Lo último que supe, es que estabas con Ava ~dice Morgan~

- ¿Volvieron? ~pregunta Aarón~

- No, no volvimos y yo duermo donde quiera, a demás; ya no soporto un día más escuchar como coges ~digo rodando los ojos~

- Vaya... ~dicen los dos al unísono~

- No quiero ser grosero, solo que no es importante, a demás... Tuve una discusión con Ava ~digo con cansancio~

- Bueno, creo que ya va siendo hora de que sueltes, amigo. Me estresa esa situación con Ava, mándala a volar ya ~dice Morgan despreocupado~

- Sí ~Aarón se alza de hombros~ Solo digo... Si cogiste anoche, bien por ti. Coge, coge por todos y manda a volar a la mimada de Ava, me aburre su actitud infantil y eso de que cree que vas a estar todo la vida detrás de ella ~sonrío y niego~

Tienen razón, ya me tiene cansado esto de correr detrás de ella, ahora solo... Quiero ver a Jazmín.

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