CAPÍTULO 14

Si bien era consciente que como policías era su deber afrontar su el peligro, de cierta forma temía que su deseo de encontrar al padre de su hijo enfermo hubiera condenado a sus dos compañeros.

—¡Responde, Oliver!—gritó aún más nerviosa.

Claire repitió varias veces el nombre de Oliver, con la voz teñida de desesperación mientras la estática de la radio aumentaba la tensión en el aire.

Leon la observaba con atención, preocupado por la agitación de Claire. Sus pensamientos se interrumpieron cuando finalmente una voz clara emergió del aparato.

—Estamos en el ala este del edificio principal. Necesitamos refuerzos, Derek fue atacado por un extraño murciélago—habló en un susurro para no ser escuchado—¡Está sangrando demasiado! ¡Ayuda!

Claire palideció al escuchar lo mal que estaban ellos; sin embargo, aún más lo hizo Sara. Pensando que aquella criatura que mató a Isaac fuera la misma que los estaba atacando, un terror profundo de que pronto la alcanzara hizo que agachara la mirada con claro terror.

Dejando un poco a solas tanto a Leon como a Claire, Sara tomó sin ser vista uno de los detonadores de explosivos y una carga C4. No podía permitir que esa criatura del inframundo llegara a donde ellos estuvieran y que perjudicara su escape.

—¡Iré a rescatarlos!—expresó Claire.

Leon intentó negarse, pero Claire no le prestó atención. Ampliando la copia del mapa que le habían dado, recordó que había dos entradas para dicha zona: la más cercana, ubicada en el vestíbulo principal del primer piso.

Claire salió de la oficina, dejando a Leon con la palabra en la boca. El comandante se disponía a detenerla; sin embargo, Sara lo paró en seco, pasándole los morrales con explosivos.

—Yo iré tras ella—espetó—usted es el único que sabe a ciencia cierta cómo ubicar los explosivos, adelante la ruta de escape...

El comandante rechistó un poco; sin embargo, sabiendo que era imperativo crear la ruta de escape para ir al lado de su hijo lo más pronto posible, no tuvo de otra más que dejar ir a Claire. Una vez tuviera listo todo, antes de detonar el lugar, iría tras ellas.

—Demoraré solo cinco minutos—advirtió su jefe antes de irse.

Sabía que cada segundo contaba, así que no perdió tiempo en coordinar su próximo movimiento. Sin embargo, al momento de darle la espalda a Sara, no se imaginó que su subordinada pusiera una mirada tan oscura y diabólica.

Cuando finalmente Claire llegó al primer piso, se sorprendió al notar que el portón de seguridad antidisturbios, el cual se activaba con un botón de apertura, estaba no solo sellado, sino que también destruido. Con la respiración un poco agitada, dio la vuelta para ir por el segundo acceso.

Sara, sin embargo, no se quedó atrás. Con una mirada determinada y los explosivos en su mochila, siguió a Claire de cerca, pero manteniendo una distancia prudente para no levantar sospechas.

—Tienes agallas para volver—la voz de Sara la detuvo—¿quieres recuperar el "amiguito" del comandante?

Claire solo hizo caso omiso ante tal pregunta, ignorándola, y caminando hasta la puerta que daba a la galería del primer piso. Aquel lugar, donde se encontraban las fotografías de todos los comandantes y capitanes de policía, tiene un acceso a la zona donde se ubicaban Derek y Oliver.

—¿De verdad crees que vas a salvarlos sola?—dijo Sara con un tono despectivo—Necesitas ayuda.

—No tengo tiempo para tus juegos, Sara. Si vas a ayudar, hazlo. Si no, sal de mi camino—atajó con fastidio.

—Por supuesto que te ayudaré, Claire. Quiero asegurarme de que nadie más muera hoy—respondió.

Sara sonrió por lo bajo mientras la seguía, se sentía bien provocarla. Había sido su mejor amiga por mucho tiempo y esta le contó muchas confidencias, así que podría usar eso a su favor para desquitarse contra Claire.

—¿De verdad tuviste un hijo con Leon?—preguntó levantando la mano—¿No será un muñeco de trapo?

Claire se detuvo antes de entrar en la galería, dándose la vuelta y cacheteándola tan fuerte que la hizo caer al piso. Sara sabía como lastimarla, había entendido sus palabras: pensaba que estaba loca por los abortos que había tenido y que quería engatusar a Leon con un muñeco de trapo.

Sabiendo que no debía durar mucho tiempo confrontando las maliciosas palabras de su ex mejor amiga, se agachó y tomó con fuerza su cabello.

—Créeme...—susurró con odio—dilo una vez más y te juro que preferirás enfrentarte a un poseído antes que a mí.

Ambas mujeres continuaron su camino hacia la galería, moviéndose con rapidez y cautela a través del lugar oscuro y silencioso. Al llegar al interior de la galería, tuvieron que encender sus linternas para caminar entre los cadáveres y las estanterías que allí había.

Suspirando con pesadez, Claire observó que la entrada estaba bloqueada con una estantería, por lo que tuvo que guardar un momento su arma y pedirle a Sara que la ayudara mientras movían el pesado mueble. Una vez despejada un poco la puerta, Claire asintió un poco cansada.

—Estaré justo detrás de ti —murmuró Sara.

La oficial de policía asintió y se posicionó, su arma lista. Sara la siguió sin protestar, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de determinación y algo más, algo que Claire no alcanzaba a identificar del todo.

Al abrir la puerta, se encontraron con un pasillo asediado al final por varios poseídos. Siendo que no habían sido escuchadas, Claire intentó ingresar de manera lenta; sin embargo, se giró al ser llamada por Sara.

Sin verlo venir, la amante de su esposo la golpeó con la culata de su arma y la aventó contra la pared. Con una velocidad sorprendente, volvió a colocar el armario que bloqueaba la puerta y colocó en este el detonador con la carga C4.

Sabía que tenía que hacerlo rápido, no para evitarle una muerte dolorosa a la madre del hijo de su amante, sino para evitar que los poseídos en masa intentaran derribar el bloqueo. Así, corriendo de regreso al vestíbulo, encendió el detonador remoto.

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