El ambiente en la fiesta se volvía cada vez más intenso. Parejas se besaban apasionadamente en casi cualquier lugar disponible, y a Samuel le sorprendía que, a pesar de la fogosidad con la que se besaban, su ropa permaneciera intacta. Claro, eso era preferible a ver a extraños desnudándose en público.
El equipo de fútbol gritaba y bebía como si no hubiera un mañana. El estruendo de la música, sumado a los gritos eufóricos de chicos y chicas, hacía que a Samuel le doliera la cabeza cada vez más. Era una persona que disfrutaba de la música a un volumen moderado, y el ruido ensordecedor le reventaba los tímpanos. Comenzaba a arrepentirse de haber asistido a ese lugar. Desafortunadamente, nunca rompía una promesa.
—¿Winters? ¿Samuel Winters? —una voz desconocida llegó desde sus espaldas. Samuel se volvió y se encontró con un par de rubios: los gemelos Madison.
Josh y Robbin Madison.
—Hola —saludó por obligación. Aunque los gemelos Madison eran bien conocidos en el campus, Samuel prefería mantenerse alejado de ellos. Ambos estudiaban en la misma facultad que Derek y eran amigos: los tres inalcanzables. Para Samuel, el trío de idiotas.
—Es la primera vez que te veo en una fiesta. ¿Así que eres normal, eh? —cuestionó uno de ellos con burla. Josh y Robbin eran gemelos idénticos, ambos rubios de ojos ámbar. Era increíblemente difícil diferenciarlos si no los conocías, lo cual era el caso de Samuel.
Samuel forzó una sonrisa, pero no respondió a la pregunta burlona. El rostro de los gemelos se tensó.
—Hey, no te molestes, Robbin es así, un idiota —dijo Josh. Samuel asintió. Realmente no le importaba si lo decían para molestarlo o si efectivamente Robbin era un bocazas; simplemente no quería interactuar con ellos.
—Como sea —Robbin le restó importancia—, ¿dónde está tu príncipe? Seguramente coqueteando con alguna plebeya.
Samuel frunció el ceño y preguntó, confundido—. ¿Mi qué?
Robbin iba a hablar de nuevo, pero la repentina aparición de Derek hizo que cerrara la boca. Samuel sintió un brazo pasar sobre su hombro. Fue pegado casi a la fuerza al cuerpo de Derek.
—Broh, aquí estás —Robbin saludó con los puños a Derek al igual que Josh. Samuel sintió la necesidad de golpear el apuesto rostro de Robbin. Resulta que Derek era "su" príncipe—. Le estábamos preguntando a Samuel por ti —dijo guiñándole un ojo.
—¿Ah, sí? —Derek miró de reojo a Samuel, quien desvió la mirada.
—Le preguntamos con qué chica estabas —esta vez fue Josh quien intervino. Al menos él parecía más normal que su gemelo.
—Oh, es una linda, hermosa y encantadora chica, ¿verdad, Samuel? —Derek le apretó un poco el hombro. Samuel sintió ganas de golpearle el rostro, pero se contuvo y asintió con una sonrisa forzada.
—Tengo que buscar a mi amigo, con permiso —Samuel se hizo a un lado, sintiéndose incómodo, y se fue. Eran demasiado molestos para quedarse más tiempo ahí.
Se abrió paso entre la multitud, buscando a James con la mirada. Necesitaba un respiro de la incómoda cercanía de Derek y las burlas de los gemelos Madison. Finalmente, lo encontró cerca de una mesa de bebidas, conversando animadamente con un par de chicas que reían a carcajadas. Samuel suspiró aliviado y se acercó.
—Hey, James, ¿puedo hablar contigo un momento? —dijo Samuel, interrumpiendo la conversación.
—Claro, Samy, ¿qué pasa? —James notó la expresión tensa de su amigo y se disculpó con las chicas antes de seguir a Samuel a un rincón más tranquilo del salón.
—No soporto más esta fiesta —confesó Samuel, frotándose las sienes—. La música, la gente... y ahora Derek y los gemelos Madison. Es demasiado.
James asintió comprensivo—. Lo sé, este tipo de fiestas no son lo nuestro. Pero prometiste a Lily que estarías aquí. ¿Dónde está ella, por cierto?
—Solamente la vi cuando llegamos. Supongo que está bebiendo por ahí, pero no estoy seguro —respondió Samuel, mirando a su alrededor con preocupación.
James puso una mano en el hombro de Samuel—. Tal vez deberíamos buscarla, solo para asegurarnos de que está bien.
Samuel asintió y ambos comenzaron a recorrer la mansión en busca de Lily. La casa estaba llena de estudiantes en diferentes estados de ebriedad, riendo, bailando, y algunos incluso discutiendo. Finalmente, la encontraron en una esquina del jardín trasero, hablando con Derek.
Lily parecía nerviosa pero emocionada, su rostro iluminado por la luz suave de las lámparas del jardín. Al ver a Samuel y James, sonrió y los saludó con la mano.
—¡Chicos! ¿Cómo están? —dijo Lily, acercándose a ellos.
—Estamos bien, Lily —respondió Samuel, tratando de ocultar su incomodidad—. Solo queríamos asegurarnos de que también lo estuvieras.
—Gracias, Samy —dijo ella, dándole un abrazo rápido—. Derek y yo estábamos hablando sobre... bueno, sobre cosas.
Samuel notó la mirada intensa de Derek sobre él y sintió una punzada de celos, pero no dijo nada. En cambio, se volvió hacia James.
—Vámonos, busquemos otro lugar —dijo Samuel, aunque no quería dejar sola a su amiga. Sabía que ella se molestaría si interrumpían su momento a solas con Derek. Ese tipo se movía rápido; apenas hace unos momentos lo había visto charlando con sus irritantes amigos.
—¿Para qué? —Derek se puso de pie y miró a los dos amigos, su mirada reflejando un poco de irritabilidad.
—Nos molesta el ruido y queremos un poco de privacidad —respondió James con una sonrisa.
—Pueden usar mi habitación —dijo Lily—. Está libre. Sam, ya sabes cuál es.
Samuel asintió, se dio media vuelta y se fue junto a James. El par de amigos se adentró en la casa y subió las escaleras lo más rápido que pudo. Apenas llegaron a la habitación correspondiente, James se dejó caer pesadamente sobre la cama.
—Dios, mi cabeza da vueltas —se quejó mientras agarraba su cabeza como si temiera perderla en cualquier momento.
—¿Cuánto tomaste? Yo apenas y lo probé. Sabe asqueroso.
—La verdad, creo que perdí la cuenta en el quinto vaso —Samuel abrió los ojos con sorpresa ante dicha declaración. Era una sorpresa que James siguiera en pie y pareciera sobrio; seguramente era de esas personas a las que no se les nota la borrachera—. Voy a dormir un poco. Deberías hacer lo mismo —dijo James, haciéndose a un lado y palmeando el espacio sobrante—. Ven, duerme.
Se dio media vuelta, abrazó la almohada y se quedó dormido en menos de un minuto, balbuceando cosas inentendibles. Samuel negó con la cabeza y le puso una manta encima, la cual James no tardó en abrazar. Él no tenía sueño, pero sí quería escapar del bullicio que había en la planta baja.
Se sentó en el sofá que había cerca de un ventanal y suspiró pesadamente. Tal como había prometido a Lily, Derek no le había quitado los ojos de encima durante toda la noche. No sabía si eso era bueno o malo, pero su amiga definitivamente estaba encantada de ser el centro de atención de Derek.
Si a ella le gustaba y a él también, no había nada que Samuel pudiera hacer para impedirlo. Únicamente deseaba que Lily no sufriera como él lo había hecho en el pasado. Por otro lado, Jenny también le preocupaba. ¿Qué pasaría con su amistad si Lily y Derek comenzaban a salir de verdad? No quería pensar en eso o el dolor de cabeza se volvería mucho peor.
Samuel se puso de pie y se asomó por la ventana que daba al jardín donde antes estaba Lily. Las dos personas seguían ahí, conversando bajo la luz de las lámparas que iluminaban todo. Ambos le daban la espalda y era imposible verlos claramente; sin embargo, Derek giró la mirada y sus ojos fueron directamente hacia él, lo cual lo sobresaltó e hizo que se ocultara al instante.
—Rayos —murmuró, esperando no haber sido visto.
Un par de segundos después, volvió a asomar su mirada, esta vez con mucha más precaución. Sin embargo, lo que vio le revolvió el estómago: Derek agarraba a Lily de la mejilla mientras la besaba.
Samuel sintió una mezcla de celos y preocupación. Sabía que su amiga estaba encantada con Derek, pero no podía evitar sentir que algo no estaba bien. Se apartó de la ventana y se dejó caer en el sofá, intentando calmar sus pensamientos.
¿Ese beso significaba algo para Derek o simplemente quería probar? Samuel no lo sabía. Aunque sonrió al pensar que su amiga podría salir con la persona que le gustaba, su boca se llenó de un sabor amargo y desagradable. Él culpó a la cerveza que había bebido antes.
Derek y Lily realmente hacían una buena pareja.
Lo más preocupante de todo era su amistad con Jenn. También la quería y no le gustaba estar en desacuerdo con ella, pero no podía hacer nada al respecto. La había protegido antes del bullying y de los acosadores, pero en esta ocasión, donde ella era la que se quería entregar a los brazos del dolor, él no podía hacer más que observar.
Tomó su celular y envió un mensaje. Por suerte, Jenn no lo había bloqueado. Tal vez pronto se arreglarían las cosas entre ellos.
Samuel se deshizo de sus zapatos y decidió dormir un rato; realmente estaba cansado y el ambiente de la fiesta no era lo suyo. Se acostó al lado de James y se quedó profundamente dormido unos minutos después.
El sueño de Samuel fue interrumpido por el sonido de su celular. Miró la pantalla con los ojos medio cerrados y vio que tenía un mensaje de Jenn. Su corazón dio un vuelco mientras lo abría.
"Samuel, necesitamos hablar. Sé que estás tratando de protegerme, pero puedo cuidar de mí misma. Hablemos mañana, ¿de acuerdo?"
Samuel soltó un suspiro de alivio. Al menos ella estaba dispuesta a hablar, lo cual era un buen signo. Respondió rápidamente.
"Claro, Jenn. Mañana hablamos. Descansa."
Volvió a dejar el celular en la mesa de noche y se acurrucó bajo las mantas. A pesar del cansancio, le costaba conciliar el sueño. Sus pensamientos giraban en torno a sus amigos, sus sentimientos y el incierto futuro de sus relaciones.
—Despierta, te llevaré a casa —dijo una voz que parecía venir de muy cerca. Samuel se removió incómodo sobre el colchón y abrazó a quien estuviera a su lado con mayor fuerza.
—Déjame —murmuró, arrugando las cejas al reconocer la voz entre sueños.
—Si no te levantas, te besaré —susurró la voz muy cerca de su oído, casi tocando el lóbulo. Samuel abrió los ojos de golpe, girando su rostro y quedando peligrosamente cerca de Derek.
Sus ojos se encontraron e incluso olvidó cómo respirar por la cercanía. Vio los ojos de Derek recorrer su rostro y detenerse varios segundos en sus labios. Samuel lo empujó con fuerza y se puso de pie al instante.
—Hay algo que se llama espacio personal, ¿sabes? Tienes que respetarlo —lo regañó. Agradecía que apenas hubiera iluminación, de lo contrario, Derek podría ver lo rojas que estaban sus mejillas.
—Te llevaré a casa —insistió Derek.
—No quiero ir. Mis padres deben de estar dormidos y no quiero molestarlos —Samuel volvió a acomodarse en la cama con la intención de dormir, sin embargo, Derek lo tomó del brazo.
—No te dejaré dormir aquí —advirtió. Samuel levantó una ceja, sin entender la actitud tan extraña de Derek en ese momento.
—No eres nadie para decirme dónde dormir y dónde no —era increíble que Derek quisiera mandarlo como si tuvieran algún tipo de relación. ¡Ellos ni siquiera eran amigos!
—Samuel, no seas necio, te llevaré.
—No, no seas necio tú. Nosotros ni siquiera tenemos una amistad, así que vete y déjame dormir, son las tres de la mañana. —Samuel se giró hacia James y se aferró a la cobija. Lamentablemente, eso no fue suficiente para detener a Derek, quien tiró de la cobija y se acostó en medio de los dos amigos—. ¿Qué estás haciendo? Deja de molestarme.
—También tengo sueño —Derek se giró hacia él, acomodando uno de sus brazos debajo de su cabeza y el otro sobre la cintura de Samuel. El aroma a cerveza golpeó el rostro de Samuel y fue entonces cuando comprendió el extraño comportamiento.
—Estás ebrio. Ve a dormir a otro lado o mañana te arrepentirás —dijo más tranquilo. El alcohol volvía más tontas a las personas—. No es correcto que dos hombres duerman en la misma cama, no quiero que malinterpreten nada si alguien llega a entrar —murmuró por último. Sabía la pésima reacción de Derek ante un malentendido homosexual.
—Estás durmiendo con James, ¿qué diferencia hay? —Derek se acercó un poco más y Samuel se vio obligado a retroceder. Para su mala suerte, estaba al borde de la cama.
—Somos amigos, esa es la diferencia.
Derek bajó la mirada y Samuel pudo notar, a pesar de la tenue iluminación y gracias a la cercanía, un atisbo de decepción en sus ojos. No obstante, no le dio importancia.
—Bien, entonces seamos amigos, Samuel —todo rastro de tristeza, si es que no había sido su imaginación, se esfumó y fue reemplazado por un brillo y una gran sonrisa.
—Ni en tus sueños —dijo tajante.
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Imágen de los gemelos Madison abajo ⬇️
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Updated 44 Episodes
Comments
Eukarina Rodriguez
estoy disfrutando mucho ese tira y encoge de los personajes pero me da una sensación terrible de que voy a llorar a mares en futuros capítulos 😞😞
2025-03-03
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Luna Flores
Ambos se sienten atraídos, pero son tan idiotas que no se han dado cuenta de sus sentimientos 🤭❤️
2025-04-12
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Ileyan Garcia
dios!!!! que papis!!! 🥰🥰😍😍😍😍 lástima que sean descerebrados!
2024-10-25
0