Con el paso de los días, Aurora permanecía en un estado de letargo profundo. El Duque Blackwood, con una mirada de preocupación, se ofreció a trasladarla a su opulenta mansión para que recibiera la atención médica más avanzada.
“Es gracias a su valiente esfuerzo”, dijo el Duque, “que hemos podido curar a la mayoría de los heridos y que las bajas hayan sido mínimas.”
La gratitud del Rey y la Reina era inmensa. En señal de agradecimiento, habían enviado al médico real a la residencia del Duque Blackwood, confiando en que él cuidaría de Aurora con el mismo amor y dedicación que ella había mostrado hacia su pueblo.
Los padres de Aurora se encontraban en un estado de confusión y remordimiento, incapaces de comprender los eventos que habían llevado a su hija Margareth a un punto de autodestrucción. El peso de la culpa los abrumaba, reconociendo su papel en el dolor que había sufrido su hija.
Ahora, ante la oportunidad de enmendar sus errores pasados, se sentían perdidos. Aurora, en un acto de generosidad inimaginable, les había otorgado un regalo divino, una segunda oportunidad para reparar los daños causados.
El poder que Aurora había demostrado dejaba a todos perplejos. Era un poder tan extraordinario que nadie podía haberlo anticipado, un poder que desafiaba todas las expectativas y creencias.
El Duque, consumido por la necesidad de comprender el misterioso poder de Aurora, pasó noches enteras en su estudio, desplegando todos sus recursos para encontrar respuestas. Contrató a los más renombrados hechiceros y magos del reino, pero sus padres se negaron rotundamente a permitir que se les acercara a su hija.
“Cuando mi hija despierte y ella misma desee ser objeto de estudio, entonces y solo entonces se llevará a cabo,” afirmó el señor Atticus con firmeza. “Mientras tanto, lo único que recibirá es el cuidado médico más adecuado.”
No le importaba si el Duque Blackwood tomaba replesarias. Su único anhelo era ver a su pequeña niña recuperarse y despertar de su letargo.
Elliot se sumergía en la rigurosa disciplina de su entrenamiento en la mansión Thorne, día tras día, sin descanso. La frustración lo consumía, un sentimiento de impotencia ante la idea de no poder proteger a sus hermanas. La culpa era su compañera constante, una voz que le recordaba su falla en percibir los verdaderos sentimientos de Margareth. No podía dejar de reflexionar sobre cómo su falta de atención había contribuido a los eventos desafortunados.
El Duque Blackwood, cuya reputación de ser frío y distante precedía su nombre, mostraba una ternura inesperada hacia Aurora. A pesar de las semanas que habían pasado con ella en un estado de letargo, su preocupación por su bienestar era evidente en cada mirada y gesto.
Un sentimiento de inquietud lo consumía, una sensación de que una amenaza formidable se avecinaba. Conociendo el poder que Aurora había demostrado, el Duque estaba convencido de que su despertar era crucial para la defensa del reino. Su potencial era innegable, y la urgencia de que ella recobrara la conciencia era cada vez más palpable.
Con el paso de un mes, el sueño de Aurora parecía inquebrantable, y el Duque Blackwood se encontraba sumido en una investigación que parecía sin fin. El ataque de Margareth en el baile de presentación había dejado muchas preguntas sin respuesta, y aunque había pasado mucho tiempo, el Duque solo había logrado descubrir detalles mínimos sobre los magos oscuros y nada sobre el misterioso collar de rubí.
El líder de los magos oscuros, un enigma envuelto en sombras, se movía con una habilidad que lo hacía invisible a todos. Su presencia era como un viento que pasaba sin dejar rastro, y su identidad permanecía oculta.
Mientras tanto, el Duque luchaba contra el cansancio. Las bolsas negras bajo sus ojos eran testimonio de las noches pasadas en velas, buscando pistas en tomos y pergaminos. Durante el día, su cuerpo se endurecía con el entrenamiento riguroso junto a sus caballeros y Elliot, quien le había pedido ser su mentor.
Los señores Thorne, en la serenidad de su mansión, se dedicaban con pasión a cuidar a Margareth, quien ahora era una pequeña criatura con ojos llenos de curiosidad. Habían jurado enmendar los errores del pasado y asegurarse de que su hija nunca se sintiera sola o ignorada.
En la habitación de Aurora, donde el silencio era tan profundo como el sueño que la envolvía, reposaba un huevo de dragón. Este huevo, custodiado por un escudo mágico de su propia creación.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 92 Episodes
Comments
Ingris Serrano
está historia es facinante
2024-09-04
1