"Margareth" escuchaba su nombre resonar en la oscuridad, incapaz de ver nada a su alrededor. "¿Quién me llama?" preguntó con una mezcla de curiosidad y temor.
"Margareth, despierta", susurró una voz familiar. Abrió los ojos y allí estaba su madre, sonriendo cálidamente desde el borde de la cama. "Mi pequeña princesa, al fin has despertado", dijo con cariño.
Era ella misma, pero con cuatro años. ¿Eran estos recuerdos? ¿O todo había sido un sueño?
... "¿Un sueño?" se preguntó a sí misma mientras escuchaba una voz que le hacía dudar. "¿Estás segura?" preguntó, y su risa era tan contagiosa que le daba escalofríos.
"¿Quién eres?" preguntó con asombro.
De repente, se encontraba a sí misma junto a Elliot, cuando sus padres les anunciaban que pronto tendrían una nueva hermana o hermano.
La alegría se reflejaba en su mirada, como un destello de luz en medio de la oscuridad.
El plano se desplazó, y ahora ella tenía ocho años. Su mundo había cambiado con la llegada de su hermana menor, Aurora. Margareth sentía un vacío en su corazón, como si algo valioso le hubiera sido arrebatado. Sus padres, que una vez le dedicaban cada momento, ahora parecían tener más tiempo para Aurora. La pequeña hermana, con su sonrisa inocente y su risa contagiosa, capturaba la atención de todos, dejando a Margareth a la sombra de su propia felicidad.
El odio de Margareth hacia su hermana empezó a crecer.
A los trece años, Margareth se encontraba en medio de un caos doméstico. La desaparición de Aurora había transformado su hogar en un lugar de preocupación constante. Cada rincón de la casa resonaba con la voz de sus padres, llamando a su hermana perdida. Margareth, con el corazón lleno de un deseo oculto, anhelaba que Aurora nunca regresara. Ella soñaba con el día en que el cariño y la atención que una vez le dedicaban a ella serían exclusivamente suyos, sin la sombra de su hermana menor.
Ya nadie le prestaba atención a Margareth; su corazón se llenaba de un odio cada vez más profundo. Había tomado la decisión de escapar de su casa, cansada de ser olvidada y despreciada. Era muy tarde cuando se encontraba por el bosque, rodeada por la oscuridad y el silencio. "Todo habría sido mejor si nunca hubieras existido", murmuró con desesperación.
De repente, desde las sombras emergió un hombre encapuchado. "¿Quién eres?" preguntó Margareth, retrocediendo con miedo. El hombre se acercó con pasos suaves y le ofreció su mano. "Yo puedo darte lo que anhelas", dijo con una voz que resonaba en la noche. "Únete a mí y conseguirás lo que quieras", le prometió.
Margareth dudaba, su mente luchaba entre la desesperación y la cautela. El hombre insistió, su voz era firme pero no amenazante. "No te parece injusto que tu débil hermana te arrebate lo que te pertenecía?" preguntó, cada palabra se le clavaba en el corazón como una espina. Margareth sintió cómo su ira y su resentimiento se intensificaban con cada palabra.
El hombre se quitó la capucha, revelando una mirada penetrante y segura. "Soy el líder de una organización", dijo con autoridad. "Conmigo podrás deshacerte de esa débil hermana tuya", le ofreció, con una sonrisa malvada pegada en el rostro.
Margareth cayó en la tentación y se volvió una maga oscura.
El plano se desplazó una vez más, revelando a Margareth junto a Aurora. Eran los magos oscuros quienes las atacaban, sus sombras se extendían por el cielo como un presagio de la tragedia que se avecinaba. Margareth, con un falso brillo en sus ojos, pensaba que al fin el cariño de sus padres sería suyo exclusivamente. Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro mientras observaba cómo los magos oscuros se llevaban a su hermana.
"Ahora debo pensar una excusa", se dijo a sí misma, su mente ya en marcha para justificar sus futuros actos. La oportunidad de recuperar la atención y el amor que creía le correspondían estaba a punto de presentarse, y ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para asegurarla.
El plano volvió a cambiar
¿Por qué sigue con vida? Se pregunto con un odio profundo. Su plan había fracasado. Maldito Duque Blackwood metiendo sus narices dónde no le importa.
No hay tiempo, tengo que pensar en un plan. Si aurora despierta me va a delatar.
“Dejame sola con mi hermana” le exigió a Lilit.
“Tendre que deshacerme de ti con mis propias manos, hermanita” extendió sus manos hacia la almohada precionandola contra la cara de Aurora. Cuando escucha pasos acercarse. Acomoda todo y finge estar triste por aurora.
Sus intentos por deshacerse de su hermana habían fracasado uno tras otro.
El plano vuelve a cambiar, nos muestra a una Margareth reacia a Aurora, quien habia despertado y para fortuna de Margareth perdió su memoria.
Margareth se sentía frustrada; no podía encontrar el momento adecuado. Nadie permitía que Aurora estuviera sola. Comenzó a desesperarse.
El plano se transforma una vez más, revelando a Margareth sosteniendo el collar de rubí que Aurora le había obsequiado. Fingió una conmoción profunda ante el regalo.
“¡Niña tonta!” murmuró cuando se encontraba a solas. “Eres tan ingenua. Fue fácil engañarte con el amor de hermana que te ofrecí. Y sola me entregaste el corazón del dragón. Con este collar, finalmente podré poner fin a todo.”
“¿Qué significa todo esto? ¿Por qué me muestras esto?” preguntó Margareth, dirigida a la voz que había escuchado anteriormente.
“¿Estás segura de que no lo recuerdas?” replicó la voz. Una figura se deslizó de las sombras en la mente de Margareth. Era ella misma, pero distinta; al mirarla, le daba miedo. “En esto te has convertido”. Dijo mientras reía con una malevolencia que resonaba en su mente.
...'Volviendo a la actualidad'...
“Margareth” escuchó a Aurora y, con un gesto de resignación, se reincorporó del suelo. Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro, revelando la verdad que ya no podía ocultarse.
“Ya no tiene sentido seguir ocultando la verdad,” dijo con una voz que contenía un odio palpable. Cada palabra hacia Aurora, la escupió con odio, explicando por qué la odia tanto.
“Tu pequeña mascota no podrá ayudarte,” señaló Margareth, apuntando con desdén al fenrir. “Gracias a tu ingenuidad, conseguí el corazón del dragón y ahora soy imparable.” Con un carcajada victoriosa, reveló su plan maquiavélico, seguro de que nada ni nadie podría detenerla ahora que poseía el poder que tanto anhelaba.
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Comments
Mary Salazar
que mala está chica es una rata
2025-02-06
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