El baile de Presentación parte 1

La sala estaba iluminada por candelabros de cristal que reflejaban la luz en las paredes doradas. Los invitados, vestidos con trajes y vestidos de gala.

Un vocero anunció con voz resonante la llegada de los Thorne. Atticus Thorne y Sophia Thorne avanzaban con elegancia, seguidos por Elliot y Margareth, quienes compartían una mirada de apoyo mutuo. Y por último, Aurora, quien hacía su debut en sociedad, entraba sola, su presencia inmediatamente capturando la atención de todos en la sala.

Con cada paso que dio, los ojos de todos se posaron en ella, capturados por su presencia imponente y su aura de misterio. Su vestido, un espléndido atuendo de gala, resaltaba su figura y la hacía destacar entre la multitud.

Los invitados murmuraban entre sí, admirando su elegancia y la forma en que se movía con gracia y seguridad. Algunos se inclinaban para saludarla, mientras que otros simplemente la observaban con asombro. La atmósfera en el salón se cargó de expectación y curiosidad, todos queriendo saber más sobre esta joven que había capturado su atención.

Aurora se deslizó con elegancia hasta el final del salón, donde se encontraban sus majestades, el Rey y la Reina de Luminus. Con una reverencia respetuosa, les rindió homenaje, su postura perfecta reflejando la gracia y el respeto que sentía hacia ellos.

Con la llegada de todos los debutantes, el evento cobró vida. Aurora, quien se encontraba en un rincón del salón, observaba atentamente a los invitados. De repente, un grupo de tres jóvenes se acercó a ella, intentando interrumpir su momento de tranquilidad.

Meredith Corwn, Ashly Frishton y Salomé Renwat eran conocidas por su comportamiento impertinente.

Con una sonrisa burlona, Meredith Corwn se acercó a Aurora y dijo con tono despectivo, “Debes ser Aurora Thorne, he escuchado que no posees magia”. Salomé Renwat se unió a la burla, añadiendo con una risita sarcástica, “Es verdad, yo he oído que perdiste la memoria”. Ashly Frishton completó la trilogía de insultos con una conclusión cruel, “Y que tu hermana intentó matarte”.

Aurora había anticipado este momento y se preparó para enfrentarlo con calma. Justo cuando iba a responder, una voz grave y autoritaria resonó en el salón. “Deberían cuidar lo que dicen,” dijo el Duque August Blackwood. Las miradas de las señoritas se llenaron de terror, como si hubieran visto al propio demonio. Sus palabras se atascaron, incapaces de formar una excusa coherente, y en un acto de pánico, se precipitaron fuera del salón.

Aurora, con una reverencia, expresó su gratitud al Duque Blackwood: “Señor Blackwood, le agradezco por salvarme una vez más. Si hay algo en lo que pueda ayudarlo, no dude en pedírmelo; le debo mi vida.” Había esperado este momento desde que despertó del coma. quería agradecerle a su salvador

El duque la observó por unos momentos y responder con frialdad: “Señorita Thorne, levanté la cabeza, solo hice mi trabajo. Si la salvé fue de pura casualidad.”

Una leve punzada sintió en su pecho, Aurora. Había oído rumores de que el Duque Blackwood era un hombre frío y sombrío. De igual manera, le agradeció al duque.

Al otro lado del salón, alguien observaba con ira irradiando de sus ojos. “Es momento de poner en marcha el plan,” dijo antes de que todo el salón se quedara en oscuridad absoluta.

Varios círculos de invocación se abrieron por todo el castillo, de ellos emergieron diferentes tipos de bestias mágicas. Entre ellas, una bestia mágica formidable apareció, con escamas relucientes y ojos que brillaban como esmeraldas. Sus alas extendidas cubrían la mitad del salón, y su rugido resonó a través de las paredes, llenando el aire de una amenaza palpable. Era un Dragón.