Desconcierto

En un poblado de Merlán Ciro entrena a la infatigable Malika. Ella ha dominado su poder casi por completo y ya está lista para comenzar esa batalla. Además de que quiere terminar con todo antes de que nazca su pequeño piratita.

Habían pasado ya un par de meses de que él partiera, y su embarazo no se notaba porque era demasiado reciente. Ella aún lo extrañaba, pero su corazón dolía. Las traiciones eran difíciles de sobrellevar y ella por su condición lo resentía más aún.

Ciro ha explicado, de a poco, y con paciencia el porqué de ese abandono. Pero la verdad es que él prometió que lo harían juntos y eso no era lo que había pasado. La había dejado sola.

Mi niña, lo mejor es que descanses un poco Ciro la cuidaba como oro, y sabía que ella no debía sobre exigirse, por lo que la obligaba a parar para descansar.

Bien, creo que sí, que debo descansar unos días para que mi poder esté al máximo cuando vaya por esa maldita

Eran muchos los rumores que se dejaban oír sobre Kira y el Conde. Todo era terrible, casi increíble de creer para una mujer que había leído en la novela que esa mujer era la dulzura y bondad encarnada, pero resulta que era todo lo contrario.

Malika se dispuso a dormir. Últimamente lo hacía muy poco. Necesitaba a su amado pirata, ella lo extrañaba tanto. Pero esa noche se durmió de inmediato. Las imágenes se sucedieron unas a otras. Eran tan vívidas, veía a un hombre de cabellos blancos y ojos color mar. La sonrisa bondadosa y la mirada llena de paz la conmovieron. Era el ser más puro que ella jamás había podido imaginar.

Este parecía mostrarle muchas cosas, veía a su padre, el otro, el de lía, tirado en una tumba llorando amargamente sosteniendo una foto en sus manos. Es ella, es lía, es su funeral. Simbólico porque su cuerpo nunca fue encontrado. Allí están los traidores. Tomados de las manos, ni una lágrima cae de sus rostros.

Eso cambia, como si se cambiara de canal y ve ahora a su ex prometido y ahora cuñado en la cama con…otro, no es otra. Está engañando a su hermano con otro hombre. Parecía que el tiempo había pasado, ya no se veía tan joven. En la puerta ve entrar al que sí es su hermano. Una discusión tiene lugar en ese momento, su ex le reclama que por su culpa Lía había muerto y que la extrañaba por eso buscaba un reemplazo. Al ver a la mujer se evidencia que efectivamente se parecen. Toda esa escena le parece tan repulsiva a una Malika que había logrado dejar todo eso atrás. Ella había avanzado, pero era evidente que ellos no. Estaban paralizados en un momento de sus vidas, ese en el que ella los descubrió, ese en que le rompieron el corazón, ese en el que la traición quedó en evidencia.

Ella meneó la cabeza. Una mueca se posicionó en sus labios. No se sentía feliz, claro que no, pero ese era el infierno que ellos mismos habían creado, y en él tendrían que habitar por el resto de sus vidas, y tras la muerte también.

Luego vio otra imagen, esta sí la llenaba de luz. Unos pequeños de cabellos blancos corrían por la pradera, la niña era un poco más pequeña que el niño, por lo que comprendió que era hermanos, pero no mellizos. Parecía que ella encontraría al fin la paz. En la contemplación de esa imagen ella se dejó ir. Ese era su cielo perfecto, y ahí quería permanecer por siempre.

Mientras Malika se deleitaba en la contemplación de su felicidad, Ciro y Teresa comenzaban a desesperarse porque ella no despertaba. Llevaba más de un día dormida, y eso era algo más que extraño. Habían intentado todo, pero no lo podían conseguir.

En tanto Ares había decidido llevar él mismo su valioso botín a la isla.  Mirco quería unirse a esa batalla y para eso necesitaba hablar con sus hombres. Debía demostrarles que los piratas no mataban a nadie, todo lo contrario, los ayudaban. Muchos decidieron permanecer en la isla por voluntad propia y otros siguieron combatiendo, a estos no había quedado más remedio que apresarlos. Esta era la razón por lo que la teoría del canibalismo era tan fuerte. No había cadáveres, nunca se vio a ninguno de los hombres que morían a sus manos y para su mentalidad, la única explicación lógica fue que servían de alimento a los piratas crueles.

El barco encalló en puerto y fueron recibidos con gran algarabía. Todos los pobladores salían felices a ver a sus salvadores, después de todo ellos los habían salvado a la mayoría de destinos crueles.

Ares corrió al castillo. Debía abrazar a su amada. Explicar todo, estaba seguro que con la presencia de Lina ya no sería tan difícil de mantenerla en el lugar.

¡Mali! ingresó gritando como un loco desesperado ¡Mali! corría por todos lados buscando su tesoro.

Señor, ellas no están dijo una de las empleadas.

¿Dónde fueron? ¿Están en el pueblo? estaba un poco desconcertado, nadie le había dicho nada.

No señor, ellas partieron el mismo día que usted con el señor Ciro estas palabras fueron como un puñal directo a su corazón.

Al mirar mejor, Ares pudo ver algunas grietas en las paredes de su castillo, algo, no sabía que había pasado.

Nosotros agradecemos que ella lo haya hecho, casi nos mata a todos, ella es un monstruo que despide rayos por sus manos, todo comenzó a temblar mientras hablaba la mujer se acercaba al pirata, ella no se había percatado de la transformación que estas palabras operaban en el hombre Señor, usted necesita a una mujer buena, alguien que no esté maldito como esa continuaba hablando ignorando el peligro y ahora levantando su mano para acariciar el pecho de él.

No me toques con esas manos asquerosas. Aldric, quiero a esta mujer en el calabozo y que le den 30 azotes como bienvenida eso era poco, en realidad era solo el comienzo de su tortura, se arrepentiría de lo dicho sobre su hermosa niña.

Ares, al parecer Malika se desesperó al ver que no estábamos, ella logró despertar su poder, pero no controlarlo de inmediato y casi termina con todos el joven estaba muy apenado, su Tere tampoco estaba.

Hay que encontrarla…debemos saber a dónde se han ido, ella debe estar muy dolida para hacer algo así, yo…creo que me he equivocado dijo tras una breve reflexión.

Las evidencias eran claras, él había cometido un error muy grave, que pudo costar muchas vidas, entre ellas la de su amada también.

Señor, este hombre necesita hablar con usted uno de los marineros se había acercado con cuidado con un jovencito que parecía un pollito mojado.

Ahora no…

Yo soy el hombre de confianza de Ciro, me dejó esperando su llegada fueron las palabras que le devolvieron la vida a los dos piratas que ya se sentían perdidos.

Bien…sígueme Ares ahora no confiaba en toda su gente. Esa mujer había visto a su amada como un monstruo y ese era un patrón que se podía repetir, no quería que nadie supiera de su paradero para poder protegerla.

_ Escucho…

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