Ares Dark

En el otro barco un hombre aguardaba la llegada de su prisionera. Su semblante sombrío dejaba helados a todos los que se encontraban a su alrededor.

Malika aterrizo sujeta sobre el hombro de su captor quien sin ningún tipo de delicadeza la arrojó sobre el suelo. Otro tanto ocurrió con Teresa quien se quejó más por el trato dado a su señorita que el que le dieron a ella misma.

La princesa levantó la cabeza y lo que vio frente a ella fue una visión celestial. Era el hombre más hermoso del mundo. Alto, extremadamente alto, de cabellos negros como la noche sujetos con una cinta a la altura del cuello. Ojos negros con una mirada profunda y penetrante. Nariz recta, mentón firme, labios carnosos. Todo en él le gritaba tómame, todo menos su actitud, esta le decía huye muy lejos.

Ella se puso de pie, mientras que él seguía mirando de manera firme y penetrante.

Bienvenida princesita dijo de manera burlona

No entiendo ¿Por qué? preguntó ella sin saber qué hacer para poder sobrevivir.

Eres la amada tercera princesa hija del rey de Merlán y futura esposa del Rey de Antares, supongo que podré recibir una buena recompensa por ti contesta con simpleza.

Pero lejos de recibir la respuesta que esperaba ella comienza a reír a carcajadas. No sabía quién le había metido semejante cuento en la cabeza a ese hombre, pero nadie le daría un centavo por ella.

¿De qué te ríes? preguntó el otro bastante molesto _ Te aseguró de que no te gustará nada lo que haré contigo si no me pagan.

Creo que puedes comenzar a matarme…te aseguro de que nadie te dará la más mísera moneda de cobre por mí dijo ahora un tanto triste, era verdad, en ese mundo nadie la quería mi padre me entregó a ese monstruo para sacarse un doble problema de encima…por un lado la guerra y por el otro su estorbosa hija, o sea yo agregó ahora con tono serio lamento decirte que solo secuestraste a la princesa inútil, la única que vale en mi reino es la segunda princesa mi hermanita Kira tras decir este nombre Ares abrió muy grande los ojos y un gesto de conmoción pasó por ellos.

Kira dijo como en un susurro el temible hombre.

Veo que el señor la conoce ahora era ella la que se burlaba mi hermana adoptiva es la princesa heredera de Merlán, comprometida con el Conde Fiodor Kox terminó de decir ella.

Sus palabras calaron hondo en el hombre que tenía enfrente. Él tenía dudas, muchas a decir verdad, pero sabía que lo que ella estaba diciendo era, para lástima suya, muy posible.

¿Puedo saber el nombre de mi verdugo antes de morir? Malika se había erguido orgullosa, si iba a morir nuevamente lo haría con dignidad. Ya había sufrido en su anterior vida la humillación, ahora, nuevamente frente a la muerte, la enfrentaría de frente y le daría la bienvenida que se merecía.

Soy Ares Dark, el dueño de los mares del norte contestó el hombre, un tanto confundido.

¡El pirata! la voz de Teresa sonó a un lado, y un estremecimiento invadió a Malika.

Lo había olvidado. En “El amor del Conde” este pirata era el terror de los más importantes reinos y tras la larga y cruenta guerra que terminó con el imperio de Antares sometido al dominio de Merlán, Kira y su amado tuvieron que terminar con él, quien también muere finalmente dejando los mares libres y limpios de piratas malvados.

Mi fama me precede dijo orgulloso Ares.

_ Bueno Señor Dark, dígame de qué manera terminará con mi vida, pero le aconsejo que busque a sus inútiles informantes porque yo, para el resto del mundo, carezco de valor.

Ares la miró un momento. En ella no había signo de mentira, estaba seguro de que decía la verdad, pero eso solo podía significar una cosa. Kira le había mentido.

Lleven a mis invitadas a su habitación dijo sin mirar a las dos mujeres y se alejó en silencio.

Tras estas palabras sus hombres condujeron a las dos mujeres a uno de los calabozos del barco, este se encontraba por debajo de los camarotes. Era muy pequeño, apenas si entraban ambas y tenía una sola cama, la que no era muy grande. Ambas miraron el lugar y soltaron un suspiro.

Malika no podía creer que muriera para llegar a ese mundo donde creía que tendría una nueva oportunidad y ahora moriría nuevamente a manos de ese cruel pirata ¿Y ahora que iba a hacer?

Mi señorita, creo que este es nuestro fin dijo Teresa llorando desconsolada.

Tranquila Tere, ellos solo me querían a mí, voy a implorar que te dejen libre, después de todo tú no tienes nada que ver con todo este embrollo le hablo intentando consolarla, mientras la abrazaba para calmar su angustia.

Ellos, no sé, ¿por qué dice ese hombre que usted? ella iba a decir algo pero no se atrevió.

Lo sé, no es lógico que ese hombre piense de esa manera, todos en el palacio saben que mi padre me odia y que para él yo soy menos que uno de sus caballos dijo con tristeza _ quien sea su informante obviamente le mintió, no sé porque habrá querido engañarlo, pero lo hicieron. El rey nunca dará dinero por mí, creo que hasta se sentirá feliz de que yo muera.

“__”

Mientras ellas hablaban, desde otro lugar un hombre escuchaba claramente todo lo que decían. Ese calabozo estaba preparado para que lo que allí se hablara se pudiera oír desde la oficina de Ares.

Las palabras que ellas decían lo tenían desconcertado. Si todo eso era cierto entonces Kira le había mentido. La princesa no parecía ser lo que su amiga del alma le había contado. Por el contrario se veía bastante dulce e inocente, con un fuego interno y una dignidad bastante peculiar.

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