La venganza

Celia había esperado mucho para poder ver de nuevo al conde, anhelaba volver a besar esa boca tan lujuriosa y llena de sensualidad.

Una semana después de la cuarentena, cito al conde en una cabaña que se encontraba lejos dél pueblo, propiedad de su padre, obviamente Martin la había enviado con su padre, por razones ya conocidas.

Celia dejo a los niños a cargo de Clotilde y salió en busca del conde.

Esa noche cito al conde en la cabaña, y eran las 11:00 pm, y él llegó muy puntual a la cita, ansioso por tenerla en sus brazos.

Celia: Conde me ha hecho mucha falta, solo duermo pensando en sus besos, que me queman, como lava ardiente.

Conde: Oh dulce Celia...

El conde no puede esperar más, la besa con lujuria y pasión llegan hasta la recámara y él la pone contra la pared y entre besos la desnuda, ella hace lo propio con él, ambos desnudos se entregan a la pasión, Celia no puede creer lo que está viviendo, es un éxtasis Total, su cuerpo convulsiona al sentirse llegar una y otra vez, es como magia, pero magia obscura llena de pecado.

Celia regreso feliz a casa de su padre, ella había encontrado al hombre que la llenaba en todos sentido, un hombre que era misterioso pero excitantemente poderoso.

Martin al verla llegar tan feliz le pregunto.

Martin: Bueno y tu qué tienes, te veo distinta , y hueles raro como a petróleo, te caiste en alguna zanja?

Celia: No me pasa nada, es solo el cambio de clima y respecto a mi olor debe ser el nuevo jabón.

Martin: Más te vale, no me gusta, es sonrisa de tu cara, espero por tu bien me estés diciendo la verdad no quiero enterarme de nada oíste.

Lo que Martin no sabía era que la venganza había comenzado, y eso era poco comprado a lo que le esperaba.

El plan de Celia.

En su encuentro con el conde, este le da un brebaje que le tiene que ir dando gota a gota, en las comidas de Martin.

Conde: No se las des de golpe o perderán su efecto, es necesario seguir paso a paso las instrucciones.

Celia: Haré lo necesario para que mi venganza sea implacable, seré buena esposa y cuando menos lo espere le daré el golpe final.

Conde: Esa es mi mujer, destruiremos a esa escoria humana y deseará no haberse metido con lo que no conoce.

Celia: He pensado en hechizos y maleficios, pero tú idea es mucho mejor, veré como va decayendo poco a poco.

Conde: Por supuesto que es mejor hermosa Celia aunque tus ideas son buenas, es mejor hacerlo a mi manera ya verás, su declive comienza.

El charro y Celia rieron macabramente, mientras volvían a dejarse llevar por la pasión.

Por la mañana, Celia entro a la cocina y pregunto por la comida de Martin, así le puso la gota al café de Martin.

Así lo haría a diario con la comida, Martin comenzó con dolores de estómago y náuseas.

Pero no era grave y Celia comenzó a desesperarse.

Mientras Clotilde cuidaba, a los niños, y ella al ver que no los llevaban a bautizar, los llevo en secreto, a la niña la llamo Maria de la Luz y al niño Isaac.

Celia: Por cierto Nana, como se llaman los engendros.

Clotilde: María de la luz e Isaac.

Celia: Al menos no llevan el horrible nombre de su padre.

Clotilde: Ni dios lo mandé, ellos son buenos niños.

Clotilde era más madre que Celia. Les dio amor y cariño y los cuido incluso, de sus padres los cuales siempre que podían los ignoraban.

Celia solo tenía un objetivo, acabar con Martin, y eso cada vez lo veía más lejos que sucediera a este paso, moriría ella primero.

Así que ideo un plan extra, más valía un plan b por si las gotas del conde fallaban.

Irse lejos con los gemelos, así él nunca podría encontrarlos y más con ayuda del conde.

Martin se va a retorcer de rabia al ver que sus deseos no son cumplidos.

Venganza solo eso quería y ya había comenzado.

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