Celos

Al igual que las otras veces don Martin, tomo a Celia cada noche.

Hasta que al mes salió embarazada. Después de unos meses supieron que para su fortuna eran gemelos, niña y niño.

Al fin se sintió aliviado, ya que según el contrato que firmó, si al medio año Celia no salía embarazada, el charro haría válido el contrato original, se la llevaría.

Don Martin, había cesado sus masacres y su entrega de vírgenes, tenía mucho dinero y no le hacía falta regresar a sus viejos hábitos, lo que no sabía era que una vez que, el charro reclutaba un alma no la volvería a soltar jamás.

Una tarde llego una visita, que él no esperaba.

Sirviente: Señor, el Conde del Monte lo busca, está esperándolo en su despacho.

Martin sintió una oleada de preocupación, y ganas de vomitar, que podía querer el charro, sus hijos aún no nacían, eso lo tenso.

Entro al despacho, y lo vio sentado tras el escritorio.

Charro: Martin, que alegría verte, tanto tiempo y tú no vas a visitarme.

Martin: Señor, no he podido ir y he tenido que cuidar a mi mujer, de su embarazo.

Charro: Que caray, si, supuse que estabas muy ocupado, pero me gusta saber, que no te has olvidado de nuestros tratos.

Martin: Señor no se preocupe, nuestros tratos jamás los olvido. Dígame para que soy bueno?.

Charro: Te tengo un trabajo, y es necesario que lo cumplas al pie de la letra. Te explico, tengo 3 almas que no quieren pagar su deuda conmigo, tu trabajo es traerlos a tu sótano y avisarme cuando estén aquí.

Martin: Pero señor, cómo haré para que usted sepa, que están aquí?

Charro: Fácil Martin, subirás a tu torre y enviarás a mi cuervo Lucían, que dejaré ahí y él me avisará.

Martin: Si señor, yo mismo avisaré a su cuervo.

Charro: Ahora me voy a tener que ir, a resolver otros asuntos.

En ese momento encontró a Celia en la escalera.

Celia: Conde Del Monte, es un placer volver a verle, qué lo trae por este lugar?

Charro: Señora de Rodríguez, que lujo verla de nuevo,negocios solo eso me trae por aquí, aún que déjeme decirle que luce extremadamente hermosa, el embarazo la hace verse aún más exquisita.

Celia: Es usted un adulador, realmente usted cree que me veo tan bien, con esta enorme barriga?

Charro: Señora es usted, la mujer más bella de todo este lugar.

Celia: Gracias por los enormes cumplidos,

Charro: En este momento la dejo madame, tengo cosas que hacer, nos veremos de nuevo.

Al decir este beso su mano derecha salió de la finca.

Don Martin entonces explotó contra Celia. Se acercó a ella y le soltó una bofetada, ella cayó al suelo por el golpe.

Martin: Última vez que veo que te ofreces al conde, no toleraré más insultos frente a mí.

Celia: Maldito infeliz, cómo te atreves a tocarme? Esto no se quedará así, me vengaré ya lo veras, está es la primera y última vez que me tocas, te arrepentirás.

Una de las sirvientas, escucho el alboroto y fue a ayudar a levantar a Celia.

Ella se fue a su recámara, e hizo su maleta y se fue a casa de su padre, él al verla sangrando del labio y con la mejilla hinchada le pregunto.

General: Celia que sucedió? ¿Qué te ha pasado? ¿Quién hizo esto?

Celia: El bárbaro que tienes por yerno, me golpeó, solo por hablar con el conde. Quiero que lo mates.

General: Pues hija, está mal visto ante la sociedad, que hables con el conde, eres una mujer casada.

Celia: Vas a defender las acciones de ese monstruo, que a tu hija?

General: No lo tomes así, ve a tu casa y habla con tu esposo.

Celia: No me iré, me quedaré en casa y no quiero verlo hasta que nazcan mis hijos y eso lo pensaré.

General: Ve a tu casa ahora mismo, no toleraré más faltas de respeto a tu esposo y a mi nombre.

Celia: Me iré mañana, pero si me mata será tu culpa.

Celia estaba dispuesta a vengarse, no dejaría que Martin se saliera con la suya.

Su venganza sería planeada, meticulosamente y con cautela, se arrepentiría hasta de haber nacido.

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