Capítulo 14. Recuerdos que dejan huellas

Capítulo 14

Recuerdos que dejan huellas

Mónica corría sin parar tratando de salvar su vida al mismo tiempo en que Keyler asumía su personalidad más hostil y despiadada que guardaba en su interior, ahora mismo su mente abordaba la peor de sus crisis sintiendo como quien mas amaba lo había traicionado de la peor manera, su juicio estaba nublado por la ira irracional de saber que una vez más fue abandonado, su verdadero rostro quedó al descubierto y su enfermedad ocular sumado a su semblante psicópata lo hace ver como un verdadero demonio.

El chico comienza a cantar con su voz espeluznante y muy aguda, una canción infantil al iniciar su persecución. La muchacha por su parte se persigna tres veces y comienza a rezar para que su ejecutor no la encuentre.

Aun así, Keyler era mucho más astuto de lo que Mónica imaginaba, conocía cada rincón de ese muelle como a la palma de su mano y eso llevó a la muchacha a caer en su propia trampa, donde llegó a ella sin tanto esfuerzo.

—Vamos, pero si es que estás aquí, mi dulce y bello ratoncito ¡Dije que iba a encontrarte! —ríe con desdén.

—P...Por favor... N... No me mates, Juro que no lo haré otra vez —comenta entre sollozos, cosa que me hace soltar una frívola carcajada— Te lo suplico, no me mates.

—Una —señalo con mi dedo mientras voy girando lentamente una tijera grande en él—. Te di una oportunidad y me traicionaste de nuevo, ¿Sabes lo que eso significa?

—No me mates, juro que ésta vez haré lo que tu digas —suplica llorando con mas fuerza—.

—Las grandes almas tienen voluntades, las débiles, solo tienen deseos —respondí mientras cortaba su dedo meñique izquierdo y bebí de la sangre que destilaba de él.

Mi dulce Mónica ahora está triste.

Parece un ratón asustado.

Apreté con fuerza su cuello mientras la arrastraba hasta el final de ese maldito muelle, donde al no sentir su pulso la solté y la amarré a una de las vigas de contención con unas viejas guayas eléctricas y lo empujé hasta hacerlo caer al fondo del mar.

Voy a extrañarte, mi dulce y tierna Mónica. Eres y serás siempre mi gran amor.

Para mí, una traición se paga con la muerte.

* Fin del Flash Back *

Es la mañana del segundo día en esa casa, el chico comienza a odiar la suciedad de ese lugar, odia lo empolvado que está el piso y el juego de sala, mismo que está tapado con sábanas blancas al igual que los demás muebles de la casa, todo es un desastre y ni hablar de las telarañas que hay en cada rincón, da la impresión de que la casa tiene una temática de halloween permanente.

Entra al baño a realizar sus necesidades y se ducha rápidamente, la bañera no se encuentra apta para usarse, tiene las llaves del grifo manchadas y una marca de moho en el desague. La mira asqueado y sale a prepararse para ir a la calle.

Revisa entre las cosas de su uso personal y saca sus lentes de contacto, mismos que acostumbra a usar desde sus diez años para desviar la atención de las personas a su enfermedad ocular.

Se coloca dichos lentes, aretes, cadenas y anillos. Se ha convertido en un chico arrogante y vanidoso.

Sale camino a la cocina, luego de elogiar su belleza frente al espejo y asegurarse que hoy será un gran día.

La casa entera está hecha un caos, da la impresión de que se cae a pedazos.

« "Comeré afuera. Este refrigerador es un asco" »

Pensó luego de abrir el viejo refrigerador, que yacía desconectado desde hace un tiempo y oler la inmundicia de los alimentos viejos y secos que conservaba en su interior.

Sale a desayunar en la cafetería más cercana a su casa y la gente lo miraba como a un bicho raro. Algunos murmuran acerca de su regreso. Lo que hacía odiarlos aun más por su indiscreción.

—¿Cómo es que puede volver a vivir allí sin que lo atormente el recuerdo de ver el cadáver de su madre colgado del techo? —decían unos—.

—Míralo, se ve triste. Debe sentirse solo, asesinaron a su hermana, su padre los abandonó y para colmo su madre se quitó la vida —murmuran los otros—.

Keyler tan solo sonríe ligeramente y suspira pesado.

« "La empatía suele ser un arma de doble filo, y más cuando se siente hacia una persona que sabe muy bien como usar las emociones a su favor". Me serán útiles en cualquier momento, estimadas señoras »

Pensaba mientras miraba a todas fijamente.

Recibe un mensaje en su celular y sale de la cafetería para encontrarse con un viejo socio de aquel orfanato, quien le vende un título universitario a su nombre. Keyler entrega el dinero, recibe el sobre con el documento y ambos se alejan por caminos opuestos sin decirse una sola palabra.

El chico se detiene frente a un enorme árbol de baobab a leer el documento.

« "Vaya, pero si es casi legal. El tipo ostenta de ser un maestro de la estafa y con toda razón. Es un prodigio en el arte de hacer plagio. Me parece interesante. Quizás de aquí surjan nuevos tratos" »

Pensó mientras regresaba a casa y recordó que aún tenía una cosa por hacer.

« Debo comprar otra libreta, necesito una con un encuadernado firme, discreto y duradero »

Se dirigió a una librería, caminó durante horas por todo el pueblo tratando de hallar el encuadernado perfecto, pues no se trataba de cualquier cosa, grabaría ahí de su puño y letra los mejores y peores momentos de su vida.

Encuentra al fin la libreta perfecta, de hojas alineadas y encuadernado en pasta dura de color negro. Se sintió feliz a pesar de no demostrarlo. Decide volver a casa.

Comienza a llover y siente que este dia no podría ser mejor. Es su clima favorito así que camina a pasos lentos de regreso a casa. Llega empapado y se dirige al baño de inmediato, se quita toda la ropa mojada y se ducha con agua tibia, luego vuelve a su habitación a colocarse un cambio de ropa.

Al día siguiente planea salir a la calle a buscar algún empleo.

Pasan dos días y la suerte toca a su puerta. El trabajo perfecto estaba esperando a por él, sin más se dirige a lo que será su nueva oficina compartida.

Keyler es un hombre silencioso y pacífico, no deja salir su lado oscuro en público, comparado a sus compañeros de trabajo que eran alegres, vivaces y ruidosos, él era casi inexistente. Eso no le permite destacar tanto entre la multitud, pero se siente bien estar solo. Es el raro del grupo y por ello siempre está solitario.

Llega a casa por la tarde, toma un baño y vuelve a su habitación, como siempre le platica al retrato de aquella chica como estuvo su día.

Keyler

Amanece y es un día más de rutina. La vida de adulto suele ser aburrida, costosa y patética —destapa una cerveza y la toma casi entera en un solo trago— Me divertía más cuando estaba en la preparatoria, de haberlo imaginado no desperdiciaría tanto tiempo deseando el momento de independizarme.

Me incorporo mientras enciendo un cigarrillo de camino al baño para ducharme y prepararme para ir de nuevo al trabajo.

Vuelvo a la habitación a vestirme y centro mi vista hacia un solo lugar, aquel diario que lleva ya tres días encima del viejo televisor.

Ya basta de darle vueltas al asunto hace algunos dias que te tengo, pero no me atrevo a confesarte lo que siento, te he estado ignorando desde que te traje a casa, mi tesoro, serás mi confidente y mi fiel amigo —le habla a la libreta que sostiene en sus manos y la abraza— Te prometo que irás conmigo a todos lados a partir de hoy. Serás mi único compañero. Te contaré mis secretos más oscuros y cuando muera, justo ese día serás tú quien se encargue de contarle al mundo las maravillas de Keyler Sierra.

Creo que debería otorgarte un nombre, mi querido y fiel amigo, es irrespetuoso no hacerlo.

Killer; así vas a llamarte.

Tres días más tarde:

Hoy es un buen día, el invierno ha llegado, con él su hermoso y agradable clima lluvioso, comenzando con una lluvia suave y una ligera brisa fría, es lo que necesito para relajarme mientras camino por las calles mas transitadas para llegar a mi lugar de trabajo.

« "De saber lo desagradable que sería la vida adulta no hubiera deseado tanto salir de ese decadente orfanato" »

...

Llego a casa pasadas las seis de la tarde, ansioso y desesperado por relatar mi día. Me quito mis zapatos y me tumbo en la cama con los ojos cerrados esperando procesar esto por última vez antes de plasmarlo en las hermosas hojas de mi amigo Killer.

Si, así se llama "Asesino"... Gracioso, ¿No? Porque en realidad el asesino soy yo.

📝 Q̶u̶e̶r̶i̶d̶o̶ ... Killer, no sé cómo explicar lo que siento. Tengo un nudo en el pecho.

📝 Hoy conocí a la chica perfecta.

📝 ¿Quieres saber de ella?

Sé que si lo deseas, te recuerdo que yo lo sé todo.

Bien, te lo diré, pero si le cuentas a alguien antes de tiempo serás tú el primero en ocupar mi lista negra.

Sé que ya sabes lo peligroso que puede ser eso, ¡Sugiero que ni lo pienses!

Ok Relájate un poco, hombre. Eso solo era un sarcasmo.

¿A poco no conoces el humor negro?

Pero si tú eres negro, debes saber bastante (Ríe)

Eres mi confidente, pero si se te olvida nuestro pacto aquí estaré esperando ese momento para recordarte por qué no debes desafiarme.

Y claro que tengo una lista negra, él me ha dicho que debo ser paciente, aunque eso fue gracioso porque literalmente soy su paciente (Ríe) pero debo esperar, pronto acabaré con cada uno de los que quieren lastimarnos, él lo prometió y todo lo que promete lo cumple, no te preocupes, muy pronto serás tú el encargado de guardar esa lista. Tacharemos esos nombres uno a uno y celebraremos con él nuestra victoria.

Escribe:

📝~ Aún no se su nombre, pero eso es lo de menos. La llamaré Monique, ese nombre le queda perfecto, ella es tan hermosa, su rostro, su piel suave y tersa, el brillo en sus ojos. Su cabello largo y negro. (Suspira)

📝 Me miró fijamente por unos segundos y sonrió, agachó su mirada inocente, misma que quedó grabada en lo mas profundo de mi ser, cerró sus ojos ante la mirada invasiva que le dí.

¡Fue mágico!

Ese gesto que me hizo, lo que me asegura que he llamado su atención... Le gusto, lo sé.

📝 Ella será mía, vendrá a mí y seremos felices juntos. Será mi esposa y tendremos un hogar.

📝 ¡Solo que ella aún no lo sabe!

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