Capitulo#III

...‹Narradora›...

Mientras aquella mujer era torturada Cathaleya está en su habitación con una sonrisa su doncellas al ver la sonrisa que tenía pensó en nunca hacer algo que la molestará si no le iría como aquella mujer

Cathaleya estaba por preguntarle que tenía que hacer ahora ya que no recibiría clase de etiquetas cuando de pronto la puerta fue tocada así que la doncella se acerco y abrió la puerta, Gabriela al ver una mujer de cabello rojo parada en la puerta supo que esa era la emperatriz Feyre así que hizo una reverencia

Mientras que la emperatriz le decía a la doncella que se retirará para poder hablar cómodamente con su hija, cuando la doncella abandonó la habitación la emperatriz se acerco a su hija y le dió un abrazo

Al principio Cathaleya no respondió al abrazo pero al sentir la calidez del abrazo respondio ya que hacía mucho tiempo no recibía un abrazo así, cuando la emperatriz y Cathaleya se separaron la emperatriz, enseguida tomo las manos de Cathaleya y la llevo al sofá

Cuando ambas estuvieron sentadas Cathaleya miro con interés a la emperatriz a lo cual ella sonrió y luego decidió hablar

– ¿Por qué nunca me dijiste lo que te estaba haciendo esa mujer?

Cathaleya antes de responder vio entre los recuerdos de la verdadera Cathaleya como esa mujer la amenazaba con hacerle daño a la princesa Amber la cual en ese momento tenía tres años de edad entonces pensó que lo que le dijo al emperador no era mentira

– Pues porque me amenazó con hacerle daño a Amber, a mi no me importa lo que pase conmigo pero no quisiera que ella sufriera así que decidí callarme

– Se que amas mucho a la pequeña Amber, pero si ambas estaban en peligro tenías que decirlo y yo me encargaría de hacerle pagar a esa mujer todo lo que ha pasado contigo aunque ahora tu padre la está haciendo picadillo junto con tu hermano

– ¿Puedo ver?, es que quisiera ver cómo ella sufre al igual que yo sufrí cuando ella me maltrataba

– Claro

Ambas se levantaron del sofá y salieron de la habitación dirigiéndose a los calabozos minutos después habían llegado al lugar y los guardias al ver a la emperatriz y a Cathaleya enseguida hicieron una reverencia y las dejaron pasar

Ambas siguieron caminando por un pasillo hasta que escucharon unos gritos así que supieron que estaban cerca de donde estaban torturando a la mujer cuando por fin llegaron al lugar Cathaleya quedó estupefacta con lo que vio y no era para menos

El emperador y el príncipe Antón tenían tanto tiempo sin torturar a alguien que cuando supieron lo que le hizo esa mujer a Cathaleya y que además amenazó con hacerle daño a la princesa Amber le contaron las manos, le sacaron un ojo, le quitaron los dientes y su espalda habia sido azotada varias veces

Cathaleya había pasado tanto tiempo mirando como había quedado la mujer que un recuerdo de su primera vida le vino a la cabeza pero lo tuvo que suprimir ya que la emperatriz le había hablado

– Tu padre y tu hermano se divirtieron demasiado

– Pensé que solo le harían lo que ella me hizo a mi

– Yo también pero bueno tu padre no es normal y creo que tu hermano tampoco

Cathaleya en vez de acercarse más a ellos solo se quedó ahí mirando como ella pedía que la matarán para no sufrir más, y cuando la mujer dejo de respirar ella solo sonrió

Luego los cuatro salieron del lugar, pero hubo un momento en que Cathaleya se detuvo y volvió a mirar hacia donde estaban los calabozos y el único que se dió cuenta de eso fue el príncipe Antón así que se detuvo y se acerco a Cathaleya

– Se que es la primera vez que nos ves torturar a alguien de esa manera y entiendo que tengas un poco de miedo

Cathaleya al escuchar la voz del príncipe Antón volteo hacia él y lo miro con una sonrisa

– No tengo miedo si no que quede fascinada con lo que vi, ver como a las personas como ellas se les va la luz de sus ojos es lo mejor que he visto en mi vida

– Y yo pensando que después de ver eso tu quedarías muy traumada hermanita

– Para nada hermano, es más cuando vuelva a torturar a una rata como esa quiero estar presente

– Claro

Y siguieron viendo hacia el lugar hasta que escucharon la voz de sus padres llamándolos así que se dieron la vuelta y empezaron a caminar

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