Capitulo 20 El Anillo de diamantes

Asya llegó al jardín con la carta de Alaní en sus manos y los ojos llenos de lágrimas... se paró frente a ella y le arrojo la carta furiosa...

_ Tú sabes lo que sucede con mi hijo? ¡Y me lo ocultas... cómo te atreves!

Alaní quedó sorprendida por qué Asya había descubierto la verdad...

Alaní*

Que idiota fui al tirar la carta! No pensé que Asya la encontraría...

_ Asya lo siento! Mustafá pidió guardar el secreto...

La mujer se veía desesperada, agarraba su estómago por causa de su dolor...

_ eres el demonio... ¡Mi hijo! Osman dónde está? Mi hijo...

Entre Esma y bajar la sostuvieron fuerte... Sus gritos alarmaron a los guardias quienes vinieron enseguida...

_ Asya cálmate! Mustafá va a encontrar a tu hijo...

_ Cállate maldita... Maldita mujer! Tu llegada trajo desgracias a mi vida!

Los guardias también la detuvieron, sentí pena por ella, quien debería llevar la peor parte es Mostafá...

_ Te enviaré a la horca lo verás...

A pesar de sus gritos y sus amenazas no temía, tomé la carta de Mustafá y me fuí a mi habitación, Asya se desmayo y los guardias y su sirvienta la llevaron a su habitación... No puedo creer lo estúpida que fuí al tirar la carta debí haberla quemado! Me senté en el mueble de mi habitación y la leí... cómo no pensé en que Mustafá me hablaría de la desaparición de su hijo... La carta dice que no sabe si vive o lo tienen cautivo en territorio persa... ¡Pobre mujer, es su hijo! Alá, espero lo encuentren...

Un par de días pasaron y la mujer solo lloraba por su hijo... esperaba noticias de Mustafá Pero no llegaban...

Permanecía en su habitación rezando y leyendo el Corán... Han sido días grises y con mucha angustia, mi madre vino a visitarme este día... estaba también preocupada, mi padre y mi hermano habían ido en busca del príncipe Omán Arslan... Mi madre y yo también rezamos por qué todos regresen con bien... todos menos Mustafá...

_ Ala perdona mis pensamientos... Sé que no debo maldecir y odiar con todo mi corazón, pero solo tendré paz cuando el Rey esté atado en una horca...

Mi madre se fue a su palacio y yo me quedé en mi habitación, Esma vino y trajo comida... No había comido bien en días... Después de comer me duché, Esma cuida de mí como si fuera mi pariente... llegué a mi habitación de nuevo y le pedí a Esma que fuera a descansar, tomé mi sagrado Corán y comencé a leer... De repente ví que Asya entró con guardias a mi habitación...

Guardias revisen está habitación...

Los guardias entraron y comenzaron a buscar sabe dios que cosa...

_ Que haces Asya?

Ella me vio con maldad en el rostro... y su sirvienta bajar fue quien respondió...

_ A mi señora se le ha perdido su sortija de diamantes...

Los guardias seguían registrando todo, está mujer se ha vuelto loca...

_ Revisen todo el lugar, que no quede ningún rincón sin ser revisado...

_ Te has vuelto loca acaso? Aquí no lo encontrarás... No doy una ladrona...

Se acercó a mí sonriendo...

_ Pues tú eres quien quiere todo lo que tengo... A Mustafá, mi palacio y muy seguramente también mi quieres el anillo de diamantes que Mustafá me dio como regalo de bodas...

Uno de los guardias lo encontró debajo de uno de sus cojines...

_ Aquí está su majestad...

_ Que, Asya acaso tú has puesto el anillo en mi habitación para culparme...

Ella sonrió y dio una orden, pasando aún por la autoridad del Rey...

_ Guardias, enciérrenla en el calabazo...

La ví a los ojos... no puedo creer lo que ha hecho... Los guardias me tomaron de ambos brazos y me llevaron como si fuera una ladrona...

_ suéltenme, esto lo van a pagar... El rey les hará pagar...

Ella reía y enseguida envío a cerrar mi habitación... No podía creer lo que hizo... Y yo compadeciéndome de ella...

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