Capítulo 11 USADO

YAIMARA

El taxi transita las calles de Roma mientras mi mente recrea las imágenes de lo vivido esta noche, aún siento sus caricias en mi cuerpo, tengo impregnado el rico olor de su piel en mí; sé que esta experiencia me ha dejado huella, pero quedará como un hermoso recuerdo, al final todos abandonan, todos engañan y prefiero ser yo quien desaparezca, antes que ver una mirada fría o un "nos vimos", él consiguió lo que quería y yo disfruté en dárselo.

Abro la puerta del departamento y Claudia está dormida en el sofá, trato de no hacer ruido, pero pasa lo de siempre cuando uno no quiere que lo noten, la puerta chirría y mi compañera despierta.

—Mamita ¿cómo te fue?, decime (dime) si al menos te fuisteis con un dios del sexo, porque ustedes estaban que echaban un polvo (tenían relaciones sexuales) en la pista— me dice con su particular acento, haciendo un movimiento de cejas.

—¿Tú me estabas esperando para eso?— le cuestiono cruzándome de brazos.

—Bueno no, quería ver que no te pasó nada malo, pero ya que estáis aquí echá el brollo (cuenta el chisme)— dice ella, como siempre queriendo estar arriba de la bola (enterada de todo)...

MARIANO

Despierto porque escucho que tocan en la puerta de mi habitación, abro los ojos esperando ver a Yaimara a mi lado, pero no es así, recorro con la vista el lugar, me levanto pensando que puede estar en el baño, las ganas por ella vuelven a mí, observo que la luz está apagada, eso únicamente significa que se fué, que después de entregarnos de manera desenfrenada huyó; una mueca se dibuja en mi rostro, me siento usado y abandonado.

Río de mi suerte, esta mujer me hizo lo mismo que le hice yo a tantas, pero que no piense que se va a deshacer de mí tan fácilmente, en seis años no me había interesado alguien tanto y no va a ser ella quien se me escape.

Cubro mi cuerpo con un albornoz y escucho nuevamente el sonido que me despertó...

Mi hermana me mira a los ojos esperando respuestas.

—Un caballero no tiene memoria— es lo único que contesto de su interrogatorio, en tanto termino de abotonar los puños de mi camisa.

—Bueno, yo solamente te quería ayudar, allá tú— me dice levantando las manos y encogiéndose de hombros, para después salir de la habitación.

Agarro el portafolio y salgo directo a la junta con los empleados que organizó el señor Vitti para darme a conocer como el nuevo dueño de la fábrica.

Al llegar a las oficinas soy recibido por la nieta, se acerca a mí moviendo las caderas con actitud coqueta, si eso me hubiera ocurrido días atrás no desaprovechaba la oportunidad, pero hay unos ojos verdes en mis pensamientos y siento que me miran aunque no está.

YAIMARA

Estamos aprovechando la mañana del día libre para hacer limpieza en el apartamento, mientras escuchamos música y Claudia se burla de mí porque me duele el cuerpo como primer día de gimnasio.

La maracucha recibe una llamada, dirige la mirada a mí mientras está al teléfono y luego corta la comunicación.

—Yaima— habla usando ese diminutivo con el que me bautizó —¿podemos dejar esto para más tarde?, es que me invitaron a almorzar— agrega usando ojos de súplicas...

Mi compañera se va y yo continúo con lo que estábamos haciendo porque en verdad no es mucho lo que falta, transcurren como dos horas cuando termino, lo hubiera hecho antes, pero cuando estoy limpiando, siempre echo un pie (bailo).

Entro a la ducha, el agua cae sobre mi cuerpo y me pierdo en los recuerdos de como las manos de Mariano lo recorrían mientras me miraba a los ojos tan profundamente, en la forma como me besó y las sensaciones que me hizo sentir, sacudo mi cabeza, no puedo meterle cráneo a eso, lo que pasó, pasó y ya.

Salgo del baño y voy a preparar algo para comer, estoy a punto de sentarme cuando el timbre suena y al abrir no puedo creer a quien tengo enfrente, ni por ser mi día libre me escapo de ella.

—Claudia non c'è (Claudia no está)— es lo primero que digo al ver a Loretta y el hombre que está a su lado me mira de abajo hacia arriba, como desvistiéndome con la mirada.

—Cara, vogliamo parlare con te (querida, queremos hablar contigo)— dice la Guanaja y pienso que esta mujer bebió chispa 'e tren*.

Los hago pasar porque no tengo idea de lo que quiere, pero lo que mis oidos escuchan hacen que vea todo en rojo y se me alborote la sangre mambisa**.

Hago varias respiraciones para no sacarla a punta de galleta (bofetadas) del apartamento.

—Non c'è niente di sbagliato, puoi essere una modella e una escort. (No tiene nada de malo, puedes ser modelo y Escort)— me dice como si estuviera vendiéndome la mejor idea del mundo. —guadagnerai un sacco di soldi (ganarás mucho dinero).

Ya no aguanto más una palabra de ella, me levanto molesta para pedirle que se vaya, pero no fue necesario que yo la sacara porque Claudia, que ha escuchado una parte desde la puerta, le brincó encima.

—Te largais de aquí trimardita (tres veces maldita), eso es lo que vos hacéis con las que venimos de Latinoamérica— le dice levantándola del mueble de un tirón por el brazo, sin importar que no le entendiera sus palabras y los sacó del apartamento.

MARIANO

He pasado todo el día pensando en la manera de encontrarla, de solo recordar todos nuestros encuentros, mi cuerpo reacciona, no creo que deba dejar esto al azar, esa cubana me hizo sentir como nunca en la vida ninguna mujer ha podido, tal vez si no fuera tan esquiva no me interesara tanto, pero lejos de quitarme las ganas después del sexo, quedé queriendo más.

Mi hermana me informa la hora a la que salimos mañana hacia Palermo, debo organizar todo para en menos de un mes ponerme al frente de la fábrica, por lo pronto, saldré a recorrer Roma con la esperanza de volver a toparme con mi cubana.

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(*)Chispa 'e tren: Bebida de fabricación casera, considerada una de las más fuertes en Cuba.

(**) los mambises fueron los rebeldes que le dieron a Cuba la independencia de España y abolición de la esclavitud, cuenta la historia que lograron su victoria peleando a punta de machete.

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