Capítulo 9 UNA APARICIÓN DIVINA

Miro a mi alrededor detallando el espacio, el lugar es sombrío con poca entrada de luz y montones de libros apilados por todas partes, en la mesa que se encuentra al lado de Vitti están dos carpetas y su mano derecha reposa sobre ellas.

—Bene, sono qui, di cosa vuoi parlarmi? (bien, ya estoy aquí ¿de qué quiere hablarme?)— digo y la mujer que aún no sé cuál es su nombre, sirve dos vasos con whisky y nos los entrega, lo sostengo en mi mano, pero no beberé, esa expresión en el rostro de la nieta de mi socio me da mala espina.

—Lascia che ti presenti mia nipote Aurora (Déjame presentarte a mi nieta Aurora)— espera que terminemos de estrechar nuestras manos —Ebbene (Bueno)— asienta con su cabeza y toma ambos folders — cosa ne pensi dei matrimoni a scopo commerciale? (¿que opinas de los matrimonios con fines comerciales?)

—È un brutto modo di vendere le donne (que es una fea manera de vender a las mujeres)— el anciano enarca una de sus cejas y coloca una de las carpetas sobre la mesa.

—Quindi immagino che non ti sposerai per il restante trenta per cento delle azioni ¿eh? (Entonces, supongo que no te casarías por el treinta por ciento restante de las acciones)— la verdad es que cuando recibí la llamada pensé en todo menos en esto.

—Signor Vitti, mi scusi ma (señor Vitti discúlpeme, pero)— hago una pausa para mirar el rostro ahora inexpresivo de la mujer —io, commercio con il vino e ora anche con le bottiglie, non con gli esseri umani (yo comercio con vino y ahora también con botellas, no con humanos)— le digo sabiendo que se nota mi molestia, de pronto se le comienza a formar una sonrisa en el rostro y estalla en carcajadas...

Salgo emocionado de mi reunión con el viejo Vitti, hablarme de la posibilidad de un matrimonio por conveniencia no era otra cosa que una prueba para saber si podía dejar en mis manos, la totalidad de la empresa que le llevó toda una vida construir, aunque por la reaccion de la nieta pude notar que le molestó mi respuesta o era la candidata por si yo aceptaba. ¡Ahora sí me voy con los demás a celebrar!...

YAIMARA

Llegamos y hay una larga fila, Claudia saluda al portero y nos dejan pasar. El lugar es hermoso, el volumen de la música hace que gritemos para poder comunicarnos, nos abrimos pasó entre la gente hasta que finalmente llegamos a la barra.

—Hola maracucha ¿Cómo tú estás?— saluda a mi compañera un bartender con un acento familiar.

—Te presento a mi amiga, ella es paisana tuya, ya sabéis, mirala bien, pa' que estéis pendiente de ella también— le dice mi compañera, el extiende su mano y se presenta como Yunier.

La música se mete en mi cuerpo y me comienzo a mover sentada en el taburete mientras tomamos nuestras bebidas, Claudia pidió un margarita mientras yo solo pedí una cerveza porque es mi primera salida y no me voy a poner a inventar, menos después de la tremenda muela que me metió (todas las explicaciones que me dio) antes de salir.

MARIANO

Llego al hotel y en el Lobby me están esperando todos para salir a rumbear, ya han pedido recomendaciones de un buen lugar para ir a bailar y tienen la dirección.

—¿Cómo te fue?— me pregunta el esposo de mi amiga, quise hacer una broma, pero me ganó la emoción, así que les cuento que seré el dueño del treinta porciento restante de la compañía, por supuesto, con algunas cláusulas.

Todos me abrazan felicitándome y ahora sí, nos vamos de rumba...

Junto con llegar subimos a la zona VIP, de inmediato y sin consultar la carta, pedimos una botella de tinto Tentazione Divina, como una manera de conocer los alcances de la distribución de nuestro vino.

El ambiente está excelente en este lugar y no creo que tenga problemas de conseguir con quién bailar, ya varias chicas me miran y mi lado depredador se activa, comienza a sonar un merengue dominicano y de manera automática todos bajan a bailar, yo tomo de la mano a una de las chicas que no me quitan la vista de encima desde que llegue y los seguimos, ella se dejó conducir pero al comenzar a bailar tuve que indicarle un par de pasos básicos, para que lo hiciera medianamente bien.

De pronto suena una salsa y ¿a qué caraqueño* no le gusta?, pero lastimosamente mi pareja no ayuda, le digo que subamos y al dar la vuelta, mi panorama completo cambió; la música, la gente, todo desapareció de mi alrededor, solo era una aparición divina moviendo sus caderas, en medio de la pista.

Me olvido de todo, sin perder tiempo me acerco y en un giro, la tomo por su mano libre, la atraigo a mi cuerpo y comienzo a bailar con ella; del idiota con el que estaba bailando mi diosa morena no supe más, ni tampoco de la italiana que bailó antes conmigo.

Ninguno de los dos despega la mirada del otro, nos adueñamos de la pista, ella no da signos de cansancio y yo quiero seguir sosteniéndola entre mis brazos...

MARÍA JOSÉ

Estoy bailando con mi marido, él me hace señas hacia una dirección en la pista, entonces volteo para ver a mi hermano bailando con una muchacha, de lo más inspirado y sincronizado, veo con gusto los coqueteos entre los dos.

—¿Crees que sea la chama (muchacha) de la Fontana?— me pregunta Luciano.

—No lo sé, yo creo que sí, pero es una muchachita, debe tener máximo veinte años— le respondo.

—Si pero está bonita ¿no?— me vuelve a comentar y yo asiento.

—Bonita no, es hermosa, mira esa piel, si es ella tendré unos sobrinos espectacularmente bellos— contesto, ya armándome una película en mi mente con final feliz y todo incluido, para tener la ilusión de que mi hermano no está irremediablemente dañado.

Majo y Luciano.

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*Caraqueño: gentilicio de los nacidos en Caracas, capital de Venezuela.

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