Indomables.

Katherine escuchaba a su esposo hablar con el jefe de los guardias.

Sharif no solo se había ido al desierto robandose un auto el cual no podia conducir ya que no tenía registro dado que aun no tenia la edad apropiada, ademas había escapado de sus guardias si no que además había llevado a su amigo quien podia ser blanco de un atentado.

— Sharif se portó mal otra vez dijo Rashad.

— Por suerte tu te portas muy bien y por eso eres mi niño consentido dijo Katherine besando a su hijo en la mejilla. —Vamos te llevare a cabalgar.

— Sí,¿papá vendrá con nosotros?, pregunto Rashad.

— Le preguntaremos dijo Kat guiñándole un ojo, Rashad sonrió su madre siempre conseguía que su padre dijera a todo que sí.

Rashad corrió a buscar a su padre y tal como había dicho su madre él había aceptado.

— Ya lo regañarás cuando regrese dijo Kat muy tranquila.

Karim rodeó a su esposa por los hombros y la acercó a él

— Que opinas si nos vamos solos unos días comento Karim.

— Pensé que eran vacaciones familiares comento Katherine observando a su hijo montar el caballo, era un excelente jinete, tenia el porte de su padre y gracias a Dios también su carácter lo cual en algunas ocasiones era algo bueno.

— Cinco días solo para nosotros no puede ser malo, lo haremos después de pasar unos días en el desierto comento Karim.— Es tan buen jinete como tú.

— Nadie cabalga como yo dijo Kat sonriendo.

Karim metió la mano en su cabello oscuro y la acercó a él mordisqueandole el mentón

– Eso ni te lo discuto Katherine,dijo Karim y luego la beso.

— Me gusta la idea, pero será cuando mis padres regresen de viaje y podamos dejar a nuestros hijos con ellos.

— Está bien los mandaremos a Grecia y festejaremos tu cumpleaños ahí a nuestro regreso.

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Sharif y Jalil, eran amigos desde pequeños, propensos a meterse en lios, se encontraban a bordo del poderoso todoterreno, surcando las dunas del desierto con una destreza que solo se adquiere tras años de aventuras. La arena dorada se elevaba en torno a ellos como una ola, mientras la risa resonaba dentro del vehículo, alimentada por la adrenalina y el viento del desierto.

—¡Mira cómo se esfuerzan esos inútiles! exclamó Jalil, apuntando hacia los guardias que intentaban desesperadamente alcanzarlos. Los hombres de uniforme parecían hormigas sobre las motos en comparación con la velocidad y agilidad del todoterreno. Sus esfuerzos, aunque intensos, resultaban inútiles frente a la maestría de Sharif al volante.

Sharif, con una sonrisa de oreja a oreja, respondió: ¡Nunca podrán atraparnos! Este desierto es nuestro territorio. Sus manos firmes pero relajadas manejaban el volante con la seguridad de quien ha pasado su vida entre dunas y arenas, desde que su tio Matt le habia enseñado a conducir cuando tenia trece años siempre habia soñado con ir a las dunas del desierto como solian hacer en compañía de Malek y su tio Luck.

El sol comenzaba a descender en el horizonte, pintando el cielo con tonos naranjas y púrpuras, cuando Sharif giró bruscamente, dejando a los guardias aún más atrás. Los motores rugieron con más fuerza, y el todoterreno saltó por encima de una duna especialmente alta, aterrizando con suavidad del otro lado.

—¿Recuerdas aquella vez en la que casi nos atrapan en la frontera?" preguntó Jalil, recordando otra de sus escapadas audaces pero en esa oportunidad estaban en Raleigh.

—¡Claro que sí!,respondió Sharif riendo.–Pero hoy no será una de esas veces.

Mientras se alejaban más y más, la figura de los guardias se iba desvaneciendo en la distancia, perdiéndose en la vastedad del desierto. La libertad que sentían era absoluta, el viento golpeando sus rostros como un recordatorio de que estaban vivos, libres y, por encima de todo, indomables.

Finalmente, cuando las luces de los vehículos de los guardias eran apenas puntos lejanos en el crepúsculo, Sharif redujo la velocidad y miró a Jalil. — Amigo, hoy hemos vencido al desierto una vez más.

Jalil asintió, su risa transformada en una sonrisa de satisfacción. —Y lo haremos tantas veces como sea necesario.

El todoterreno siguió su camino, adentrándose en la noche del desierto, dejando tras de sí solo el eco de sus risas y la huella efímera en la arena, testigos mudos de una aventura más en la interminable amistad de Sharif y Jalil...

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En cuanto el sedante hizo efecto, Sander abandono la propiedad había despedido a los custodios de Petros mientras conducía su Ferrari por las carreteras de Atenas se sintió miserable, quería darle todo a Miranda, pero se sentía engañado.

Sander ingreso a la mansión Gakis y pidió hablar con Petros.

Petros se dirigió a la sala, aunque no estaba sorprendido de la visita de su yerno.

— Quiero de regreso a la hija de Miranda esta misma noche en mi casa exclamó Sander.

— No se que te ha dicho Miranda, pero ella no tiene ninguna hija.

— Miranda no me ha dicho nada, tiene los nervios destrozados.

— Enviaré a buscar a mi hija y te libraré de ella.

— Jamás le entregaré a Miranda, no dejare que regrese con usted. Lo digo en serio quiero a Anastasia de regreso.

— Tú preocupándote por la ingrata de mi hija y el mismo día de tu boda me gritó a la cara que jamás tendría un hijo contigo.

Sander quedo impactado por esa revelación pero fiel a su estilo no mostró ni la más mínima reacción.

— ¿ Y a usted quien le dijo que yo quería tener un hijo?, no lo repetiré quiero a la niña de regreso porque yo si sé donde presionar exclamó Sander se dio media vuelta y abandono la mansión Gakis.

Víctima de una rabia indescriptible Sander se dirigió a su oficina, necesitaba pensar que demonios haría con Miranda.

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Matt Beaumont se encontraba a punto de subir a un avión cuando recibió una llamada del investigador que estaba detrás de la investigación de sus padres biológicos.

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Semanas después.

Katherine ingresó en la inmensa propiedad de sus padres en Grecia, solían pasar tanto tiempo ahí que sus padres habían comprado una propiedad, como cada año su padre organizo una gran fiesta por el cumpleaños de sus hijas.

Entre los invitados se encontraban Khalil y Amira Hazbun junto a sus hijos y Walid Al – Halabi junto a su esposa Nabila y sus hijos Kalen y Thania.

Como cada cumpleaños de ella los Beaumont dijeron presentes.

John ingreso a la casa y les presento a su flamante esposa.

Samantha debió reconocer que pese a lo que sabía de los Beaumont eran muy agradables y se sintió bienvenida.

Maddy miraba a su esposo jugar a la pelota con sus hijos y sobrinos.

Mientras Henry conversaba de negocios junto a su hermana Kat y Khalil Hazbun uno de sus principios socios.

Olivia observaba a Malek junto a la piscina, Ella se acercó a ella — ¿Qué le haremos hoy?

— No lo sé, tal vez lo deje descansar la broma del baile de mascaras esta muy reciente, no creo que caiga comento Olivia observandolo.

— Podríamos probar con Constantine Pallis sugirió Ella.

— Me gusta la idea aunque hay que planearlo bien, porque a diferencia de Malek, Constantine tiene un temperamento complicado comento Olivia.

— Hagamos enojar a la bestia comento Ella dándose un golpe de palmas con su prima.

Elsa Beaumont observó a sus nietas, eran hermosas pero eran dos diablillas...