Capítulo IV: Buenas críticas parte 1

A la mañana siguiente se publicó la columna “divina a los 50” y tanto Maryory como Carolina no tenían grandes expectativas acerca del efecto que produciría en sus lectoras

-Me voy a trabajar mamá – Dijo Maryory

Maryory observó a sus sobrinos mientras tomaban el desayuno y acarició sus cabezas mientras recordaba a su hermana y a su cuñado y le costaba creer que ya habían pasado tres años desde que murieron

-Ustedes dos pórtense bien en la escuela – Dijo Maryory con una sonrisa

Ambos niños sonrieron con la alegría propia de su edad, eran un poco inquietos, no obstante, lo esperado dada las circunstancias, Maryory se dirigió a su madre para darle un beso en la mejilla

-Mamá recuerda que no puedes decirle a nadie que soy la persona que escribe “divina a los 50”- Dijo Maryory

Debido a la cantidad de periodistas que habían trabajado para esa columna, el editor en jefe decidió que lo harían bajo un seudónimo conocido como Betty y de esa manera, cuando otra persona asumiera la responsabilidad, el público ignoraría quién la escribió

-Descuida hija que tu secreto está bien guardado conmigo – Dijo Matilde con seguridad

Maryory asintió porque lo último que quería es que alguien se enterara de que estaba escribiendo para esa columna, la cual se había convertido en un chiste para el personal del periódico, así como también el público

en general

-Mamá, no olvides leer la columna y darme tu opinión – Dijo Maryory antes de salir

Maryory luego de su divorcio de Ronald, regresó a la casa familiar a pesar de que podía vivir sola, porque se dio cuenta de que su madre y sus sobrinos necesitaban su apoyo.

-Descuida, lo haré y también la recomendaré entre mis amistades – Dijo Matilde con una enorme sonrisa

Maryory llegó a su oficina sin ninguna expectativa y estaba sorprendida cuando leyó un correo de Vanesa en el cual le daba una buena opinión sobre su artículo, eso la hizo sonreír porque después de todo ella le estaba dando un enfoque a la columna en el cual exponía sus creencias, pero sin mostrar una severa actitud, sino que, por el contrario, era empática con estas personas las cuales compartían sus inquietudes

-Te dije que le iba a gustar el nuevo enfoque – Dijo Carolina con entusiasmo

-Estoy realmente sorprendida de que aceptara – Respondió Maryory

Carolina revisó la versión online de la columna y aparecieron varias críticas positivas

-Al parecer a las lectoras de la columna le gustó este nuevo enfoque – Dijo Carolina

Maryory estaba incrédula, así que la leyó también y no lo podía creer, así que se sintió un poco motivada y junto a Carolina se encontraban ocupadas escribiendo el siguiente borrador porque la columna tenía una frecuencia de 3 veces por semana y debían tenerla lista para su revisión al final de la tarde.

-Siento no poder complacer al señor Ruíz, pero la Maryory ya no se encarga de las entrevistas

Vanesa se encontraba reunida con Santiago porque deseaba obtener la entrevista exclusiva con Porfirio, pero no podía contrariar los deseos de la junta directiva

-Intentaré convencer a Porfirio, y en el caso de que acepte, ¿quién sería la persona responsable de hacer la entrevista? - Preguntó Santiago con interés

Santiago solo estaba siendo cordial con el representante del periódico porque ya sabía que Porfirio no aceptaría esa respuesta

-Carelia Gamboa – Respondió Vanesa

Santiago regresó a la casa de Porfirio y lo encontró leyendo la prensa mientras se sonreía, lo cual era muy sorprendente porque desde su divorcio se volvió una persona hosca

-¿Qué te causa tanta gracia? – Preguntó Santiago con curiosidad

Porfirio leía la prensa y sonreía ante un artículo, este era su placer culposo y debido a que su madre siempre leyó la columna “divina a los 50” se hizo un fan de closet

-Creo que cambiaron al periodista que escribía esta columna y me gusta mucho su enfoque – Dijo Porfirio

Santiago sintió curiosidad y quiso leer también el artículo, “Querida Betty: Soy una mujer de 52 años, felizmente casada, y aunque amo a mi esposo, recientemente descubrí que soy bisexual, y ahora quiero experimentar con chicas, como no lo estoy haciendo con otros hombres, no siento que le estoy siendo infiel a mi esposo, ¿Qué piensas?”

-Me extraña que el periódico haya permitido esa columna – Dijo Santiago con asombro

A pesar de que se trataba de un tema muy polémico, Santiago estaba realmente interesado en leer la respuesta: "Betty respondió, querida, bisexual, no me importa si eres zurda, diestra o trabajas con ambas manos, pero lo que piensas hacer de igual manera se considera un engaño"

-Creo que finalmente están comprendiendo que los tiempos están cambiando y que la prensa escrita se encuentra en decadencia - Admitió Porfirio

-¿Qué piensas sobre su respuesta? – Preguntó Santiago

Porfirio frunció el ceño porque el tema de la infidelidad era una herida que aún sangraba en su ser y no sabía si algún día podría superarlo

-Es muy acertada, el problema es que los infieles siempre buscan cualquier excusa para hacer trampa – Respondió Porfirio con amargura

-¿Has pensado sobre la entrevista? – Preguntó Santiago

-Sabes cuál es mi respuesta - Respondió Porfirio

-Ellos dicen que Carelia Gamboa es la periodista que haría la entrevista

-Habla con la competencia y dile que voy a aceptar la entrevista

-Porfirio, las personas de ese diario realmente son hostiles contigo

-Soy consciente de ello, pero al menos ya sé que esperar, Carelia siempre me ha odiado y no le voy a permitir que me use para avanzar en su carrera - Dijo Porfirio

Porfirio estaba decidido a que si no lo entrevistaba Maryory entonces no aceptaría la entrevista con el diario “la noticia del día”

-Me gustaría hablar con Maryory – Dijo Porfirio

-No creo que sea muy conveniente en este momento – Sugirió Santiago

Porfirio aún era noticia y todos sus movimientos eran vigilados de cerca por los paparazzi porque buscaban una foto o algún evento vergonzoso que lo hiciera caer nuevamente en desgracia

-¿Conseguiste su dirección? – Preguntó Porfirio ignorando la advertencia de su amigo

A Porfirio le importaba mucho su imagen pública en este momento, pero también se sentía en deuda con Maryory y por lo menos quería darle las gracias en persona

-Ella sigue viviendo en la casa de su madre, déjame hacer los arreglos necesarios para que puedas visitarla de forma discreta

Esa tarde Porfirio dio una rueda de prensa y respondió a muchas preguntas, aunque las más importantes obtuvieron respuestas muy vagas porque no deseaba darles material a estas personas que en su peor momento lo humillaron y le dieron la espalda

-Lo siento, pero ya no responderemos a más preguntas – Dijo Santiago

Santiago sabía cuál era la intención de Porfirio y sonrió con malicia porque negociaría un acuerdo muy importante para dar esa entrevista

-Ya envié el borrador para su revisión – Dijo Carolina con entusiasmo

Maryory se estiró en su silla porque durante todo el día estuvo sentada en el mismo lugar escribiendo, tenían mucho material pendiente por revisar para darle respuestas a las lectoras de la columna e incluso a la hora del almuerzo lo hizo en su escritorio

-Excelente así tendremos más tiempo para que revise y haga sus observaciones

Maryory se despidió de su asistente y caminó en dirección al estacionamiento para buscar su auto

-Supongo que no todo es malo – Dijo Maryory con resignación

Una de las ventajas de su nueva oficina era que podía salir y entrar del edificio del periódico sin ser notada por sus antiguos compañeros y por alguna extraña razón no se corrió el rumor sobre su asignación a la columna “divina a los 50”, lo cual era un alivio porque no deseaba confrontaciones en ese momento, subió a su auto y notó que la pareja de infieles caminaba en dirección a su vehículo tomado de la mano y pensaba en lo fácil que sería embestirlos con su auto

-Esos dos no valen la pena que arruine mi vida – Se dijo a sí misma con enojo

Maryory condujo a través de la ciudad alrededor de 40 minutos debido al tráfico, el único inconveniente de vivir con su madre era la distancia que existía entre su hogar y su lugar de trabajo, Matilde vivía en una casa de una sola planta con dos puestos de estacionamiento, Maryory pulsó el control del portón para que este se abriera y estacionó su vehículo, sin embargo, sintió que había una persona observándola en la entrada solo que no se podía ver  de quien se trataba y debía admitir que sentía un poco de temor porque, aunque era una urbanización de clase media baja no era del todo un lugar seguro, así que tomó su gas pimienta para rociar a la persona que acechaba en las sombras  mientras el portón automático comenzaba a cerrarse dejándola a merced de esa persona

-No te asustes Maryory se trata de mí – Dijo Porfirio

Maryory se estremeció porque reconoció su voz y le parecía sorprendente que después de tanto tiempo aún la hacía sentir tan nerviosa cuando lo tenía cerca

-¿Porfirio que haces aquí? – Preguntó Maryory intentando mostrarse relajada

Porfirio observaba a ambos lados porque le preocupaba que lo hubieran seguido y la dirección de Maryory estuviese expuesta

-¿Podemos hablar dentro de tu casa? – Preguntó Porfirio

Maryory buscó a tientas las llaves dentro de su desordenada cartera, y lo hacía para calmarse porque siempre que Porfirio estaba cerca de ella le producía mucha ansiedad, por suerte las encontró y abrió la puerta para entrar a su casa

-Por supuesto entra – Respondió Maryory

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