CAPÍTULO 14.

CAPÍTULO 14.

—¿Por qué les dijiste? —pregunto Briana.

—Quería comprobar una teoría. —Respondió él, calmado. —¿Eso te molesto?

—No, de todas formas iban a preguntarse por qué llegamos juntos. —Dijo ella. —Lo que me pareció extraño fue cuando dijiste que decidimos intentarlo.

—Quería ver como reaccionaba Zack. —Dijo él. —Se puso furioso. Sin embargo, cuando dije lo de la prensa, note una pequeña sonrisa en su rostro. —Kilian suspiro. —Creo que nuestros amigos tienen razón. Puede que haya sido Zack quien envió la información a la prensa.

Briana se quedó pensativa. Lo cierto es que ella también creía lo mismo. Pero, dado que Kilian se negaba a creerlo anteriormente, no quiso tener una discusión.

Un rato después, los dos llegaron a la pista. Allí ya estaba Dominic esperando. Kilian la llevo a recorrer los talleres y a presentarla con algunos empleados, ya que la verían muy seguido por aquí. Los mecánicos se encargaban de poner los autos a punto, puesto que serían presentados el día de la inauguración. Kilian le explico que Brian —su hermano—, se dedicaba de lleno al negocio de los autos. Los Becker eran conocidos como grandes magnates de la industria automotriz, aunque eso Briana ya lo sabia. En un inicio, su hermano le dio una cantidad de dinero que era lo que le correspondía por su parte de la herencia, la cual Kilian no habia aceptado hasta ahora que tenía una idea sobre en que invertirla. Con ese dinero más otros ahorros que logro gracias a los premios de carreras, logro establecer la Escudería. La compañía de Brian, además, es la encargada de fabricar los carros, mientras que Kilian, es el que los diseña y luego, junto con el equipo, les hacen los ajustes requeridos.

—Y por último. —Exclamo Kilian. —Esta es mi oficina.

Briana observo el lugar a detalle. Era una habitación no muy grande, con un gran ventanal que tenía una hermosa vista hacia todo el circuito. Las paredes eran blancas, excepto una, que estaba pintada de color negra, en la cual, —al igual que en la sala del apartamento de Kilian—, habia cuadros con fotografías de las carreras en las cuales participo y, otra, en la cual estaba Kilian de pequeño, junto a su padre y su hermano, en una pista de autos.

Al frente, contra otra pared, habia una vitrina, la cual estaba repleta de trofeos. Y a su lado, otra vitrina vacía.

—¿Por qué esa está vacía? —pregunto ella.

—Esta, contiene todos los trofeos que gane en mi etapa como corredor. —Explico él. —Y la que está vacía, es para todos los trofeos que ganaremos como escudería.

—Es genial —Dijo Briana.

En un rincón, junto al escritorio de Kilian, que estaba de espaldas a la ventana, habia un contenedor no muy grande, en forma cilíndrica, que tenía rollos de papel, los cuales sobresalen de allí. Briana supuso que se trataba de los diseños del hombre. Sonrió. Era un gran artista.

Después del recorrido, ambos regresaron al taller en donde estaba el equipo trabajando.

—¿Cómo va la convivencia de los Becker? —pregunto bromeando Dominic.

—Muy bien, gracias. —Exclamo Briana sonriendo. —¿Pudiste hablar con Audrey?

Dominic negó.

—No, y es mejor que las cosas queden así. —Respondió él.

Briana asintió. Ella creía que ambos tenían que hablar y aclarar las cosas, pero no los presionaría. Era algo que tenían que arreglar entre ellos.

***

Los siguientes días, pasaron rápidamente. Tal como Kilian pidió, Briana cito a Audrey y a Dana para acompañarla a comprarse un vestido para la ocasión.

—Antes de que lo olvide. —Dijo Briana, mientras iban camino al centro comercial. —Kilian me pidió que te entregue estas tarjetas. —Exclamo dándosela a Audrey. —Una para ti y la otra, por favor dásela a Henry.

—¿Qué?, ¿yo también estoy invitada? —pregunto Audrey.

—¡Claro que lo estás! —Interrumpió Dana. —Eres la mejor amiga de su esposa y si fuera poco, estás acompañándonos a comprar la ropa para la fiesta. Lo menos que ese hombre puede hacer es invitarte.

Audrey sonrió.

—Pero es que no tengo nada para ponerme.

—Ah, por favor. —Suspiro Dana. —Para eso me entrego esto. —Dijo enseñándoles a las chicas una tarjeta de color negra.

—¿Acaso está loco? —pregunto Briana. —Le pedí que no lo haga.

—Kilian es así. —Exclamo ella. —No te enojes con él. Solo disfrútalo. Lo conozco, eso le hará feliz.

Las chicas comenzaron a recorrer las tiendas. Briana se sentía algo tímida en cuanto a la selección de su vestido, pero Dana, la impulsaba a elegir lo mejor. Por supuesto que no era por el hecho de gastar desmedidamente, sino que, la abogada creía que un cuerpo tan hermoso como el de Briana, no podía conformarse con cualquier cosa.

Finalmente, opto por un vestido largo de color negro, con la falda dorada con negro. El vestido le quedaba precioso. Dana y Audrey se sorprendieron al verlo. Era realmente preciosa y más aún con una prenda así.

—Siento que me vestiré demasiado elegante en comparación a ustedes. —Dijo Briana.

—Tienes que ser más elegante que nosotras. —Dijo Audrey. —Eres la esposa del dueño.

—Ella tiene razón. —Dijo Dana.

Después de recorrer otras tiendas, eligiendo los zapatos, las joyas y algo de maquillaje para la ocasión. Las chicas fueron a una cafetería, dentro del centro comercial, para merendar y charlar un poco.

Allí, Dana sin poder aguantarse, quiso saber que ocurría entre Audrey y Dominic por lo que comenzó a preguntarle con algo de tacto. Audrey suspiro y le contó más o menos lo ocurrido, sin adentrarse en tantos detalles.

—Lamento haber preguntado. —Dijo ella. —Es solo que cada vez que le pregunto a Domi, él me cambia de tema.

—No te preocupes. —Exclamo Audrey. —Eres nuestra amiga ahora. Podemos confiarnos cosas.

—Gracias. —Dijo Dana. —Me alegra tener amigas. No tengo a nadie más que Domi y Kilian.

—Ahora nos tienes a nosotras. —Dijo Briana. —Y puedes llamarnos a cualquier hora. Estaremos para ti. Lo prometo.

La chica asintió, agradecida.

Unas horas más tarde, Briana llego al apartamento en donde vivía con Kilian. Apenas entro, lo vio con el rostro preocupado.

—¿Está todo bien? —pregunto ella.

—Al fin llegas, creí que les habia ocurrido algo. —Dijo acercándose a ella y mirando que todo esté en orden.

—Lo lamento. —Dijo Briana. —Se nos fue el tiempo. La pasamos muy bien con Dana y…

—No me des explicaciones. —Dijo Kilian. —No debí preocuparme. ¿La pasaron bien?

A Briana, aquel gesto le pareció tierno.

—Sí, nos divertimos mucho. —Exclamó. —Creo que quien no se divertirá serás tú cuando veas el gasto en la tarjeta. A Dana le fascina gastar.

Kilian rio.

—No te preocupes por eso. —Dijo él. —Lo hizo porque yo se lo pedí. Más bien se lo exigí.

Briana suspiro.

—Por cierto. —Exclamo, sacando la tarjeta de su bolso. —Ella dijo que te la devuelva.

—Bien. —Dijo Kilian. Tomándola y guardándola en su billetera. —¿Consiguieron todo? ¿Falta algo más? ¿Joyas, maquillaje?, lo que sea solo pídelo.

—Calma Kilian. —Dijo ella. —Conseguimos todo. No te preocupes.

Kilian pasó una mano por su cabello y asintió. A veces solía ser un poco intenso, pero es porque le encantaba consentir a las personas que quería.

—¿Audrey irá? —pregunto.

—Sí, también compramos un vestido para ella.

—Perfecto. —Exclamo Kilian. —Estoy muy nervioso. Solo faltan dos días.

—Tienes que relajarte, Kil. —Dijo ella.— Todo saldrá bien, de verdad.

—La prensa estará presente. —Exclamo. —Probablemente, seremos fotografiados y por supuesto que daremos de que hablar durante los días siguientes.

—¿Que podría ser peor que lo que ya hablaron? —pregunto Briana. —No pensemos en eso, Kil. De verdad no quiero preocuparme.

Él asintió.

—¿Qué quieres cenar?, cocinaré. —Exclamo ella y Kilian sonrió, mordiendo su labio inferior. Le encantaba la convivencia con ella.

Vestido de Briana.

Vestido de Audrey.

Vestido de Dana.

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