Capítulo 10: La Luz en las Tinieblas

Emma y Lucas pasaron las siguientes semanas investigando incansablemente. Sabían que se estaban acercando a algo grande, algo que cambiaría la historia de Salem para siempre. Un día, mientras revisaban documentos antiguos en la biblioteca, encontraron una carta que les dio un giro inesperado.

—Emma, mira esto —dijo Lucas, sus ojos brillando con excitación mientras sostenía una carta envejecida por el tiempo—. Es una carta de Sarah Good, escrita a su hija antes de ser ejecutada.

Emma se inclinó para leer la carta, su corazón latiendo con fuerza. La carta era desgarradora, llena de amor y desesperación, pero también contenía pistas sobre los verdaderos culpables detrás de los juicios.

—Menciona a alguien llamado "El Pastor" —dijo Emma, señalando una línea en la carta—. Dice que él fue quien incitó a la histeria en Salem, usando su posición de poder para manipular a la comunidad.

Lucas frunció el ceño.

—Eso podría referirse a Samuel Parris, el ministro de Salem en ese momento. Siempre se ha sospechado que él jugó un papel crucial en los juicios, pero nunca se ha probado.

Emma asintió, sintiendo que estaban más cerca de la verdad.

—Debemos encontrar más información sobre Parris y su papel en todo esto. Si podemos demostrar que él fue el verdadero instigador, podríamos cambiar la narrativa de la historia.

Con renovada determinación, Emma y Lucas se sumergieron en la investigación de Samuel Parris, desenterrando viejos sermones, diarios y testimonios que revelaban una imagen clara de un hombre consumido por el poder y la paranoia.

Una noche, mientras revisaban los documentos en el estudio de Emma, recibieron una llamada inesperada.

—Emma, es Nathaniel Hathorne —dijo Lucas, mirando su teléfono con sorpresa—. Quiere hablar con nosotros.

Emma frunció el ceño, sintiendo una mezcla de curiosidad y cautela.

—Pásamelo.

Lucas le entregó el teléfono, y Emma respondió con voz firme.

—Señor Hathorne, ¿a qué debemos el honor de su llamada?

La voz de Nathaniel sonaba tensa al otro lado de la línea.

—He estado siguiendo sus investigaciones y... creo que es hora de que hablemos. Hay algo que deben saber, algo que he mantenido en secreto durante demasiado tiempo. Nos encontramos en mi mansión mañana a las diez de la mañana. No traigan a nadie más.

Emma intercambió una mirada con Lucas antes de responder.

—Estaremos allí. Gracias, señor Hathorne.

Al colgar, Lucas se volvió hacia ella con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—¿Crees que está siendo sincero?

Emma suspiró.

—No lo sé. Pero si tiene información que puede ayudarnos, no podemos ignorarlo. Solo tenemos que estar preparados para cualquier cosa.

La mañana siguiente, Emma y Lucas se dirigieron a la mansión Hathorne, su determinación más fuerte que nunca. Nathaniel los recibió en la puerta, su rostro grave y lleno de preocupación.

—Gracias por venir —dijo, guiándolos hacia su estudio—. Hay algo que necesito mostrarles.

Los condujo a una sala adornada con retratos de sus antepasados, y se detuvo frente a un gran escritorio de madera antigua. Con manos temblorosas, sacó un viejo cofre y lo abrió, revelando un conjunto de documentos y cartas.

—Estos documentos han estado en mi familia durante generaciones —dijo Nathaniel—. Revelan la verdad sobre los juicios de Salem y el papel de mi ancestro, John Hathorne. Mi familia ha guardado estos secretos durante demasiado tiempo, y es hora de que salgan a la luz.

Emma y Lucas se inclinaron para examinar los documentos, encontrando pruebas de la complicidad de John Hathorne y otros líderes en la conspiración que había llevado a los juicios de brujas. Pero también encontraron cartas de Samuel Parris, instigando la histeria y manipulando a la comunidad para sus propios fines.

—Esto es increíble —dijo Lucas, con los ojos brillando de emoción—. Estas pruebas son exactamente lo que necesitamos para demostrar la verdad.

Emma asintió, sintiendo una mezcla de alivio y determinación.

—Gracias, señor Hathorne. Sabemos que esto no debe haber sido fácil para usted.

Nathaniel suspiró, su expresión llena de pesar.

—No lo fue. Pero es lo correcto. La verdad debe salir a la luz, y las injusticias del pasado deben ser corregidas.

Con esas palabras resonando en sus corazones, Emma y Lucas se despidieron de Nathaniel y se dirigieron de nuevo a la biblioteca, donde comenzaron a preparar su caso para presentar la verdad al mundo.

Esa noche, mientras revisaban los documentos una vez más, Emma se volvió hacia Lucas, su mirada llena de determinación.

—Estamos haciendo lo correcto, Lucas. Estamos trayendo luz a las tinieblas y dando voz a aquellos que fueron silenciados.

Lucas asintió, su mirada llena de la misma determinación.

—Y no nos detendremos hasta que la verdad prevalezca.

Con esa promesa, continuaron su trabajo, sabiendo que estaban en el camino correcto. Aunque el futuro era incierto y los peligros eran muchos, estaban unidos por un propósito común: hacer justicia para las almas perdidas de Salem y asegurar que la verdad, por fin, saliera a la luz.

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