Vacaciones de pasión

—Ya crees en mí —Ella asiente.

—No es fácil desconfiar de alguien que es como tu hermana y siempre te ha apoyado —Él entiende y asiente, para Sofía era difícil pensar mal de su única amiga que desde que se fue la iba a visitar, la apoyaba en todo y le escribía a diario.

—No sé por qué inventó todo esto, pero debemos aclarar las cosas si quieres nos regresamos y hablamos con ella —Propone Franco, pero Sofía niega.

—Aún no, por el momento solo quiero estar contigo hasta que regresemos, nos quitó siete años, no quiero que nos quite aún más.

—Tienes razón mi diosa, por el momento iremos a nuestro destino y regresaremos luego.

—Lamento haber dudado de ti, Franco. —Dijo con su cara toda roja.

—Tranquila, amor, ahora necesito que aclaremos todo sí… —La pareja habló todo el resto del viaje aclarando cada conflicto o duda existente entre la pareja.

El viaje continuó sin inconvenientes, con la pareja acostada en la cama disfrutando del momento juntos.

Ambos jóvenes aprovecharon el momento para estar juntos entregándose a la pasión de muchas maneras posibles, el sudor, los gritos, jadeos y gemidos se adueñaron del lugar, eso era lo que ambos querían y por creer que estaba mal no sucedió así.

—Princesa, vamos a sentarnos que ya vamos a aterrizar —Pide él y ella asiente.

— De acuerdo mi amor. —Dice sonriendo.

— Me encanta verte sonreír,

 novia hermosa —Ella se ríe y salen entre risas hacia los asientos.

—Aún no escucho una propuesta… — Franco la ignora.

—Amor, ven te ayudo con tu cinturón. —Dice evitando lo que dijo Sofía.

La azafata anuncia las medidas de seguridad para aterrizar y minutos después están en tierra.

Sofía se ha dado cuenta de la evasiva de franco y entonces se pone un poco triste a lo mejor y se cansó de rogar.

Ambos bajan de la mano y un auto ya los espera, un hombre que parece ser el chófer está frente al auto y al acercarse el hombre saluda y da unos pasos un lado para dejar ver el enorme cartel de “Quiere mi Diosa, ser mi novia”.

Sofía se tapa la boca y se emociona un poco, luego se gira y franco sostiene una hermosa cajita en sus manos que parece ser una pequeña cadena de oro con dije de un rubí en forma de corazón y con un anillo de promesa, es dorado también con un enramado hermoso, tiene varios diamantes pequeños de color azul que representan sus ojos y en el centro un rubí en forma ovalada que representa el color de su cabello.

La joven lo mira sorprendida mientras se tapa su boca, no puede con la emoción y ella pensando otra cosa.

—Y bien amor, si es un anillo de promesa, es una especie de tradición en los Ferraro, pero yo le quise agregar la cadena, algo original —Dijo guiñando su ojo.

— Sí, quiero ser tu novia Franco. — Grita y lo abraza haciendo un pequeño público por ver a la pareja dar vueltas en medio de del aeropuerto.

Él le coloca el anillo y luego la cadena, esta pequeña cadena tiene el nombre de Franco y de ella grabados al igual que el anillo.

—Pensaste que no te lo pediría cierto. —Bromea y ella niega sonrojada porque sí que lo pensó.

La pareja se dirige a un hermoso apartamento, el lugar es lujoso, es todo ventanales y puertas corredizas, tiene una vista al mar espectacular y la decoración es blanca y gris, paredes entre los dos tonos al igual que muebles, camas, electrodomésticos y otras decoraciones.

—Esto es hermoso amor. Suelta ella al entrar en brazos de Franco.

—Sabía que te iba a buscar, quiero disfrutar este tiempo por no sabemos que no separe el futuro, solo no olvides nada nos va a separar. —Dice y ella asiente.

—Sobre lo que me comentaste… Crees que es necesario, no creo que sea capaz. —Dice y él la besa, no hay enemigo pequeño, mi amor, hablaré con ella y le dejaré un par de cosas claras.

Sofía asiente y se acuesta en la cómoda cama, luego de haber comido se acuestan a dormir, pues, es más de media noche.

Sofía se acuesta en el pecho de Franci y este la abraza como si temiera que se la arrancarán de su lado.

La noche fue muy bonita para la pareja, solo se dedicaron a descansar y el uno le daba la tranquilidad necesaria al otro, eran un complemento único.

Los rayos del sol se colaron por el gran ventanal y Sofía se despertó feliz, bajó a preparar desayuno, era demasiado temprano, pero temía que él se adelantara, la joven llevaba una pequeña pijama color rosa y unas pantuflas de conejito, la joven comienza a preparar el desayuno mientras canta y sonríe, una vez está listo los sirve y es allí que los brazos de Franco la rodean.

—Buenos días, hermosa, esto me tocaba a mí no es cierto.

—Le añadí el toque original… —Sonríe. —Te Amo, preciosa —Dice Franco. —Y yo más a ti, amor.

La pareja se fue a desayunar al comedor entre risas y besos, la pelirroja se sentó al lado de Franco, pero este la sentó en su regazo haciéndola reír.

—Tu lugar es este de acuerdo, si estamos juntos estarás sentada aquí. —Estás loco amor y si estamos en público.

—Entonces mi pequeña diosa, muchos se van a incomodar, siete años, preciosa, fue mucho tiempo sin ti —La joven lo besa.

—Si Quieres ser golpeado por papá y Rodri está bien. —Él sonríe y la besa.

Desde ese día la pareja se dedica a salir a la playa y pasear en yate donde no pierden el tiempo para entregarse a la pasión.

Salen de paseo en moto y están viviendo al máximo su amor porque les importa por ahora el presente y solo ellos cuentan esta vez.

— Amor…

—Si mi diosa bella.

—Disculpa por mi actitud anterior. —Dice apenada.

—Te dije que no es tu culpa, mi bella sí, ya olvídalo, no importa el tiempo que no estuvimos juntos, solo importa el que no te dejaré otra vez.

— Te amo.

—Y yo más a ti, mi diosa. Franco la carga en la orilla de la playa mientras el viento le pega a los dos.

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