Capitulo 6 ALBERTO CERVANTES

(*ALBERTO)

Soy abogado de profesión levanté desde los cimientos a mi estudio, lo consideró mi bebe que lo vi crecer con los años. Adicto al trabajo, soy noctámbulo, casi no duermo, si lo hago solo suele ser un par de horas y es en mi oficina donde tengo un lugar para descansar y un baño privado. Regrese a la mansión familiar escapando de mi oscura vida que llevaba, me estaba perdiendo ante las tentaciones de la vida nocturna, además de mi trabajo, me estaba destruyendo a mi mismo sin darme cuenta, hasta que un día desperté después de haber descansado apenas unas horas bajo exuberantes mujeres que ya no me atraían. Ellas únicamente se me aproximaban por mi estatus, solo buscaban obtener algo a cambio. Pero conmigo no duraban, no soy de dar nada así porque si, únicamente tomo lo que quiero y si ya no quiero más lo dejo.

"¿Qué estoy haciendo?", me pregunte.

"Subí tan rápido la cima que el éxito me sorprendió joven y quise disfrutar de todo"

"Pero llegue al punto que nada me llena"

"Lo único que me satisface es mi trabajo"

"Y llegue a esa conclusión al enterarme que mi sobrino que es seis años mas joven se iba a casar"

La primera vez que vi a Flor me perdi en sus ojos, su manera de expresarse, su sonrisa y su mirada, todo señalaba que estaba limpia de maldad, limpia de los deseos de la carne, tan inocente, pura y su belleza era exquisita, jamás había conocido una mujer así.

" Eso es lo que me falta", pense.

Lastima que ella ya tenia dueño y era mi sobrino, pero hablando con él supe que solo se casaba por cumplir con la familia, que él habia accedido al creer que otra iba a ser su esposa al ser la mayor de los Villanueva, siendo de la misma edad que él, pero al final dado la reputación que tenia de ser una mujer de mente liberal, no era vista con buenos ojos por parte de mi hermano. Y terminaron uniendolo con Flor. A ella se la veia feliz e ilusionada, crei que Manuel sabria comportarse a la altura de las circunstancias. En cambio le hizo saber lo que en verdad pensaba.

La fui conociendo, sin pensarlo ella se metio en mi, y no me la puedo sacar, me contube al tratar de respetar que es la mujer de mi sobrino, pero sl escucharla cantar fue la gota que rebalso el vaso, y mis bajos instintos empezaron a fluir en cascadas.

Razóne en alejarme, no pensar en ella, pero nuevamente se cruza en mi camino y hace algo que me deja sin palabras, me conmueve, lo que nadie fue capaz de hacer ella lo hizo y fue ver a Bety, conversar con ella.

Fui a ver que hacian cuando la vi dirigirse hacia esa parte, ni bien le saque las llaves al de servicio que se ocupa de atender a mi sobrina. Y escuche su charla como se dijeron mutuamente como se enamoraron, como una fue correspondida pero no pudo ser y la otra no al tener un sentimiento bello y puro que ofrecer. Baje como un ladron sin que me escuchen y la espere a que salga.

No tiene precio la expresión que tuvo Flor al verme en la puerta, crei que se desmayaria del susto, me aferre a su delicada y pequeña mano llevandola a mi espacio, mi lugar donde nadie se atreve a interrumpir, como si la salvara de que la vean, pero tenia doble intención y era tenerla a solas. Solo para mi diversión la interrogue y asi saber hasta donde era valiente, si se atreveria a hablarme o solo callaria como hacen todos ante mi. Pero Flor me sorprende nuevamente, me expresa lo que piensa, no se si es bueno que no sienta miedo hacia mi persona, pero me agrada que sea asi. Al final la invito a que quede a leer no queriendo que se vaya.

Estoy tratando de concentrarme en mi lectura pero no puedo dejar de ver a Flor su perfil exquisito, sus facciones tan bien definidas, como si un artista la hubiera moldeado con sus propias manos. Suspiro inhalando su dulce aroma que me invade erizandome la piel, mi instinto por poseerla se apodera de mi, mi mirada se enciende por suerte aqui en la penumbra de donde estoy sentado ella no puede verme, mis ojos se centran en la vena que recorre su cuello y veo como la sangre fluye, mi respiración se intensifica debo contener el deseo, no me pertenece, mi respiración se acelera al imaginar poder tocarla, sentir su piel, saborearla. Apreto el libro entre mi manos reprimiendo mi deseo, hasta que escucho su dulce voz.

-¿Qué lee?. Me pregunta y trago grueso antes de responder ocultando la emoción que siento.

-Es un libro de derecho. Le respondo corto, si sigo se que me lanzare sobre ella sin poder contenerme.

-¿Por qué?. Pregunta, cierro los ojos suspirando pesado.

-Tengo un caso. Contesto conteniendo la respiración.

-¿Qué tipo de caso?. Insiste en sus preguntas.

"Flor calla, calla o me olvidare que debo comportarme dejando salir lo que trato de ocultar", pienso.

-Le aburre su lectura. Le pregunto tratando de cortar esa conversación al sentir que me hierve la sangre de deseo por ella.

-No... Pero le veo siempre tomar el mismo libro. Me responde y es cierto siempre lo leo porque hace tiempo tengo un caso que me quita el sueño y no logro resolver, jamas ninguno me costo, siempre los gane todos.

-Asi que me observa. Le digo centrando mi mirada en sus ojos color carmesí.

-Pues. Titubea y el temblor de sus labios hacen que quiera poseerlos.

-Hagamos esto... Dejame terminar mi lectura... Y luego hablamos. Le sugiero al querer poder terminar mi lectura aunque en verdad no lei nada solo ella ocupa mi mente. Veo que se incorpora.

-¿Te vas?. Le pregunto con la voz cortada deseando que se quede.

-Si... Voy a descansar. Me responde, tensiono la mandibula ladeando la cabeza.

-De acuerdo. Le digo para sonar desinteresado, no puedo ser tan obvio. Y veo que hace un bostezo, hasta en eso es adorable, la manera delicada que tiene de cubrirse. Carraspeo para conjugar una frase pero solo me incorporo tentado en tocar su mano cuando posa sobre el picaporte, se gira mirandome directo.

-Yo también me retiro. Me escuso para que no piense mal, suspiro pesado al sentir su calida mano. - Despues de usted. Reprimiendo el anhelo de retenerla, sin que se diera cuenta le saque su pañuelo del bolsillo al retirar mi mano, ella sale dirigiéndose a su cuarto le sigo con la mirada hasta verla entrar. Miro las iniciales bordadas de ella en el pañuelo blanco, que tiene impregnado su perfume. Permanesco un momento parado mirando ese delicado pañuelo. Suspiro y me dirijo a su cuarto.

"Solo le regreso el pañuelo como si se lo cayo, siendo que lo tome a proposito", pienso antes de ingresar.

Porque ni me preocupo en anunciarme. Ella se gira mirando con una expresión seria que al verme cambia en una sonrisa. Se ve que penso que era Manuel, sonrio a mis adentros.

-Se olvido. Le anuncio enseñando el pañuelo, ella extiende su mano que la retengo sin quitarle la mirada, siento que mi pecho arde, solo la deseo y me cuesta cada vez mas evitar tener esta sensación, se ve tan bulnerable, inocente, delicada, mis manos cobran vida propia y acaricio sus brazos para finalizar posadas en su cintura y la atraigo hacia mi, ella cierra los ojos, no se ve incomoda, ni molesta por mi atrevimiento, me tientan sus labios pero solo beso su mejilla y me retiro para no cometer una locura que se que soy capaz, ella no es como las demas, no es de la clase que conoci en mis viajes, no es de una sola noche, ella es para algo mas, razono saliendo de ahi como escapando de mis bajos instintos.

Llego a mi habitación y me visto para descansar, pero no puedo giro en la cama, solo su canto retumba en mi cabeza.

"Flor porque cantaste"

"Despertaste el deseo en mi"

"Estaba todo bien al verte solo como la esposa de mi sobrino", pienso cacheteandome mentalmente.

Pero desde que la escuche cantar movilizo todo en mi interior, llamo mi atención que no es facil captar. Nada me suele impresionar, pero ella tiene algo que desde que la vi me atrae, al principio crei que era mera curiosidad, pero ahora deseaba poseerla. Me incorporo colocandome mi tapado, desido ir a la cocina por un vaso de agua, eso puede apagar el fuego que me quema al desear lo prohibido. Al llegar veo esos rulos carmesin que le llegan a la cintura sobre sus prendas blancas como la luna, ella se gira con un vaso de agua y sin pensarlo mis pies me llevaron ante ella, le quito el vaso de la mano bebiendo un sorbo del agua y lo poso en la mesa, ya no me resisto a mis instintos me apodero de sus labios que los saboreo, son suaves, tibios y tiernos como imagine o mejor al tener un sabor a fresas en ellos, su sabor es exquisito. Siento sus manos sobre mi pecho y se deslizan a enredar por mi espalda sus brazos, la atraigo mas hacia mi casi alzandola al moldearla a mi figura, se acopla tan bien en mis brazos como si fueramos hechos el uno para el otro. Ella me recibio, no me rechazo, no se quejo, siento que sus besos son suaves, pero yo quiero mas y la preciono a que separe sus labios, fue como tocar el cielo con las manos, es tan calido y placentero. Mi cuerpo arde al querer mas, la inclino deleitandome al sentir su figura entre mis brazos, tiene las medidas adecuadas, sobre su fino camison la siento. La enderezo finalizando el beso y bebiendo un poco mas de agua se que si sigo la querre poseer completa y eso no me corresponde, tengo una lucha con lo que es y no correcto, ya pase la raya al besarla.

Me dirijo a mi habitación sin mirar a atras porque si lo hago se que le alzare en brazos llevandola a mi lecho sin dejarla escapar. Al ingresar pego un puñetazo a la pared gruñendo frustrado.

"¿Por qué tuvo que ser ella?"

"¿Por qué en este momento?"

"Hay miles de mujeres dispuestas a mis pies"

"Pero mi consiencia solo me repite el nombre de Flor"

"Solo Flor es la que deseo"

No puedo quedarme, la probe y se que voy a querer mas, por lo general despues del beso se me pasa, pero con Flor es diferente. Tiene algo que me atrae, me atrapa y despierta la bestia que oculto y mantengo bajo diez candados. Armo mi bolso como escapando para no tentarme, si me alejo un tiempo capaz se me pase, ya a sucedido antes y ha funcionado. Asi me concentro en el caso que debo resolver. El mayordomo me tiene listo el coche y en la oscura noche helada me alejo de la mansion de los Cervantes, que es mi hogar por ser parte de la familia que nos heredo nuestro padre. Llego a un hotel en el centro de la ciudad, saco el archivo del caso que debo resolver sobre el escritorio y lo leo. Por arte de magia encuentro la solución por lo que duermo tranquilo como nunca antes. Me levanto a desayunar y en el restaurante del hotel cite a mi cliente que se ve complacido con lo que le propongo.

-Nunca dude de usted... Es el mejor en lo que hace. Me dice el señor mayor ante mi.

-Con esto ganamos. Le aseguro al sentirme complacido. Pero muy adentro se que la solucion la halle impulsado por el deseo de ver a Flor. Pero debo luchar contra ello. Bebo el cafe ante mi con el semblante serio luchando contra mis deseos, preguntandome que estara haciendo Flor.

(Alberto Cervantes)

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