CAPÍTULO 12

Nain sacude su cabeza, frota su rostro con sus manos y da como tres pasos atrás, alejándose de ella, pero más que nada de esa cama tan tentadora.

María Eugenia lo iba a seguir, pero cuando dio el primer paso, él extendió su mano en señal de que se quedara quieta. La miró a los ojos y en ese momento le dijo, con una voz sería y molesta.

• Quédate donde estás...

Tú, realmente eres una mujer muy loca. No entiendo cómo una jovencita puede estar hablando de esa manera, no te respetas nada, pero en fin ese es tu problema.

Te voy a aclarar unas cosas:

Yo estaré contigo por un mes, tiempo suficiente para que hables con ese pobre hombre, que no sé qué cosa tan mala habrá hecho en esta vida para que le tocara semejante hija, tan desconsiderada.

Espero, hables con tu padre, le expliques todo, porque si no, yo pienso hacerlo y explicarle la verdad, aclarar que el de esa foto no soy yo, que solo caí en tu tonta trampa.

Supongo que no tengo de otra más que quedarme aquí contigo, pero tú dormirás en el sillón; ni creas que te dejaré la cama, no soy un caballero y no me interesa serlo contigo.

Si tú quieres que soporte un mes a tu lado, será mejor que me respetes y empieces a comportarte como una señorita, aunque no lo seas.

Voy a seguir trabajando en lo mío, no pienso cambiar nada de mi personalidad, así que trata de seguir con tu vida y sácame de este problema en el que me metiste.

No pienso acompañarte a ningún evento, ni presentarme como tu esposo, es más, si nadie lo sabe, será mucho mejor, menos vergüenza para tu familia, ya que nos divorciaremos en un mes.

Trata de no molestarme, de no meterte conmigo, porque mi paciencia es muy poca, podría irte realmente mal si me llevas al límite.

•

María Eugenia, estas son mis condiciones para quedarme solo un mes, las tomas o las dejas.

• Si no aceptas mis condiciones, en este momento me marcho y tú arreglas las cosas con tu padre.

•

María Eugenia sonríe seductoramente y con una emoción le dice.

• Nain, yo creo que exageras con tus reglas, mira, la cama es enorme, cada uno puede dormir a cada lado.

Yo soy una simple mujer, ¡mírame!, estoy delgadita, indefensa ¿Qué te puedo hacer?

Soy frágil y delicada, no muerdo, así que deja de poner límites desequilibrados.

¿Te imaginas yo durmiendo en el sofá? Sería algo muy malo para mi cuerpo, ¡podría lastimarme!, y todo sería culpa tuya.

Tendrías una mala reputación, ya que por los moretones que se harán en esta frágil piel dirán que los has ocasionado tú.

-dijo ella tocando sus brazos con suavidad como si de un cristal se tratase; Nain, la observaba, mientras ella lo miró y volvió a decir. -

• Eso hablaría horriblemente de tu personalidad, solo déjame dormir en la cama, ¿o acaso me tienes miedo?

Preguntó ella retando al inmóvil hombre. Quien sonrió por lo último dijo y caminó hacia ella diciendo

• Aquí la que tendría que tenerlo deberías ser tú, no tengo problema alguno esa cláusula la pasaré por alto.

Dijo mientras empezó a quitarse la playera sin pudor alguno, dejándola a ella con los ojos a punto de salirse por la acción que él estaba haciendo.

Por un momento, Nain pensó que por fin ella iba a tener una lección y en ese momento en que iba a empezar a quitarse el pantalón, María Eugenia se pone de pie y le sonríe con malicia.

Ella se acerca, quita sus manos y empieza a bajar la bragueta de su pantalón, mientras lo miraba a los ojos. En ese momento descaradamente le dice.

• Es mejor cuando alguien te desviste, ¿no lo crees?

Nain no se esperaba esa respuesta, realmente esa mujer lo tenía intrigado. Por un lado, parecía inocente, pero, por otro, parecía una sinvergüenza, descarada, algo que a él le molestaba en una mujer.

Al sentir que ella empezaba a bajar su pantalón, sin poder controlar su molestia, la avienta, no la hizo caer al suelo, aunque la aventó con algo de violencia, provocándole un poco de dolor en el brazo.

María Eugenia, molesta, le grita.

• ¿Qué te pasa? Eres un tonto, me lastimaste el brazo.

Tú no tienes derecho a molestarte, empezaste con esto, yo solo pensé en complacerte, como tu esposa.

Aunque si lo que te gusta es el sadomasoquismo, podemos intentarlo. No me molestará probar algo diferente en la intimidad; estaré experimentando con mi marido, creo que darte gusto, hará que te quedes a mi lado.

Nain la mira subirse a la cama, se sienta en medio, con sus pies abiertos, doblados en una posición que tal parecía que lo invitaba a poseerla y esa mirada con que lo miraba era realmente lasciva.

Él sí la deseaba y era consciente de eso, pero sentía que no debía caer en sus provocaciones. Algo dentro de él le decía que eso solo era una fachada, que si la tomaba solo la iba a lastimar, pero también era cierto que ya estaba enfadado de sus juegos, de sus mentiras y de su manipulación.

Molesto, se da media vuelta, observa toda la habitación, mira dos puertas juntas enfrente de él, mira al lado izquierdo donde estaba la pequeña sala y la puerta por donde entraron; voltea nuevamente a donde estaba la cama y a un lado estaba otra puerta, cerca de donde estaba parado.

Era muy buen observador y rápido, dedujo cuál era el baño. Entró a esa puerta que estaba sola al lado de la cama; al estar adentro, cerró la puerta y empezó a buscar algo con que agarrar agua.

Buscó en ese enorme baño y no encontraba nada, no le quedó más que tomar el florero grande de cristal que estaba sobre la barra frente a un espejo, donde había objetos de limpieza personal que eran de ella.

Le quitó unas flores que tenían, tira el agua, después lo llena con agua limpia y mientras esperaba, voltea a ver los girasoles que le había quitado al jarrón, se le hizo extraño, para él no era una flor muy bonita.

Mientras esperaba que se llenara el jarrón de agua, mirando los girasoles, empezó a pensar.

-¿Girasoles? Siendo una familia tan rica, es extraño que estén aquí. Yo realmente esperaría algo diferente, ¿será que a esta mujer le gusten los girasoles?

Si eso es cierto, entonces ella no es lo que me ha mostrado, porque solo a las mujeres que son luz, dulces, divertidas y sobre todo luchadores son las que tienen estos gustos; no puedo estar equivocado, según lo que me dijo esa mujer que vendía flores en la India.

María Eugenia, realmente me tienes intrigado, no logro deducir quién eres en realidad, pero ten por seguro que voy a descubrir tu verdadero yo.

En un mes sabré quién eres en realidad:

Si descubro que eres esa joven inocente, que creo que eres, dejaré pasar tu manipulación.

pero si realmente eres esa mujer manipuladora, egocéntrica que me muestras, ahí, si no pienso irme sin nada, mínimo disfrutaré un poco de tu cuerpo, solo para satisfacer este deseo que me provocas.

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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️

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