Una verdadera tragedia

El sueño se repetía una y otra vez, como en señal de que Rosalía vea todo y no olvide ningún detalle, ella llegó a la conclusión de que el que creó esa historia, estaba mal de la cabeza.

Aquel autor solo le importó la vida de la protagonista, y la narraba como un ángel, pero esa mujer no es más que un demonio sin corazón.

De protagonista no tiene nada, y si ella está metida en esa bendita historia, por algo ha de ser, y está segura de que no va a terminar como la villana, y cuando su verdadera familia vaya al orfanato, ella no dejará que Jazmín y la cuidadora se salgan con la suya, también cuando conozca al villano, ella lo hara su amante.

Con esos pensamientos en mente, Rosalía empezó a sentir sueño, y sin poder resistirlo, se durmió, para luego despertar en aquella habitación del terror.

Ella no sabe cuánto tiempo ha pasado, pero ahora siente su cuerpo con menos dolor, lo que significa, que ha de haber pasado un día o dos, en dónde ella estaba metida en ese sueño tan espantoso.

Ella con mucho ánimo se levanta de la dichosa cama en la que está acostada, y al ponerse de pie, siente un mareo que la hace caer nuevamente en la cama, tal parece que su cuerpo aún está débil, y no culpa a esa pobre niña, pues al ser ella médico, deduce que la niña lleva días sin comer y debe de estar deshidratada, el dolor de su cuerpo cuando despertó, le indica que ella fue cruelmente golpeada y de seguro murió por todas esas causas, ahora lo que no recuerda es la razón de esa paliza.

Sin muchas opciones decide recostarse un poco para ver si se le pasa el mareo, cerró los ojos, para así tratar de dormir, pero un dolor de estómago la invadió, no un dolor cualquiera, sino uno que le quitó el aliento.

Parece que es como ella supone, esta niña murió no solo por la paliza que le dieron, sino por la deshidratación de su cuerpo y el hambre.

Ella se frota el estómago, para ver si de este modo el dolor se le pasa, pero no, este no se irá mientras no coma algo.

“Si tan solo tuviera un plato de espagueti y un pedazo de pollo, cuánto daría por tomar un poco de limonada” piensa ella en su mente, mientras una lágrima baja por su mejilla, y como por arte de magia, de un momento a otro a su lado aparece un plato de espagueti con un pedazo de pollo, y también aparece una jarra con limonada bien fría.

Incrédula por lo que ve, ella se frota los ojos a ver qué está pasando, pues es posible que por el hambre tan grande que tiene, está imaginando cosas.

Pero el olor de los alimentos llegó a sus fosas nasales, lo que quiere decir, que el plato frente a ella es real.

Cómo pudo, ella se sienta en la cama, y luego toma el plato frente a ella y sin perder tiempo comienza a comer, cuándo la primera bocanada de los alimentos cayó en su estómago, este dolió, pero ella sabe cómo doctora, que tal cosa es muy normal luego de durar días sin comer.

Ella esperó a que el dolor mejorara, y en efecto, el dolor mejoró, y eso fue bueno, pues eso significa que ya es hora de comer.

Ella come con rapidez, y se asegura de masticar bien, para así no llenarse antes de tiempo, ella no sabe de dónde llegaron los alimentos, pero tampoco le importa. Aquí lo importante es saciar su hambre.

Cuándo comió todo lo que tenía su plato, sin siquiera dudarlo, coge la jarra y tomó de ella directamente, ya que no le llegaron vasos, y en esos momentos, no lo necesita, pues aquí nadie le está viendo.

No pudo con toda la jarra de limonada, y por eso el resto la colocó debajo de la dichosa cama en la que estaba acostada y también colocó el plato sucio.

Ahora que comió, su cuerpo se siente lleno de energía, ¿Pero quién no estaría de esta manera luego de durar días sin comer?

Ahora solo espera que esas dos víboras no hagan acto de presencia, pero como si el universo estuviera en su contra, ambas entraron a la habitación, y traían consigo una lámpara de aceite en las manos y estaban muy bien vestidas, como damas de sociedad, ella por instinto se levanta de su cama y saluda a la recién llegadas .

Por suerte, las dos doncellas de ella no llegaron también, pues esas doncellas le gustan darle ideas de castigo a esa mujer, son iguales de malas que ellas.

♥️ Martha

—Tú mocosa, espero que el castigo que te di hace unos días te haya servido, y aprendas a no desobedecerme cuando te hablo, pues tú aquí no eres más que una huérfana mugrienta, una que nadie sabe de dónde llegó— dice ella y Jazmín a su lado nada más ve con burla a Verónica, parece aquella paliza que sufrió hace días, fue culpa de esa arpía.

Ahora que ambas están alumbrando la habitación bien, Rosalía ve que no muy lejos de ella hay un pequeño baño, uno que se está cayendo a pedazos, al igual que la habitación.

Mientras miraba el baño, algunos recuerdos llegaron a su mente y en efecto, Jazmín provocó que se le dé esa paliza.

Ocurrió cuando ella entró al orfanato luego de llegar de trabajar, y en unos de los pasillos del lugar se cruzó con jazmín, aquella hija del mal le robo el dinero que había conseguido con la venta de frutas, y el resto de frutas que quedaba en la canasta, se la daño también.

Eso hizo que Verónica llegara a Martha sin nada en las manos, y cuando dijo lo que pasó, aquella mujer tan mala, sin piedad alguna, le dio una paliza, bajo la risas de burla de sus doncellas y de su hija.

“Mira nada más, esta pequeña arpía es experta en hacerme quedar mal, voy a tener que adelantar mis planes, o temo que esta mujer loca un día de estos me mate” Piensa ella mientras ve a ese par.

—Señorita cuidadora, no se enoje con Verónica, ella no quiso desobedecer su orden, de seguro alguien le robó su mercancía— dice Jazmín de forma tierna, cosa que hizo que Rosalía, quien ahora es Verónica, se enojara mucho por su descaro.

Por su propio bien, ella permanece callada y solo asiente con la cabeza, pues así se evita tener problemas con ese par de locas.

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