Capítulo 7. Refugiados.

Su intento de asesinato fue algo que conmovió a todo el reino, en menos de un minuto todo el mundo supo que pudo haber muerto envenenada o degollada por una mujer encubierta como sirvienta. La habían llevado a varios doctores para asegurar que se encontraba bien, y algunos soldados lo felicitaban por la manera en la que se defendió.

Nunca supo lo que pasó con la chica, lo más seguro era que la habían metido en un saco y tirado al golfo hasta morir. Pero eso no la dejó tranquila, todo lo contrario, despertó su curiosidad por ese misterioso reino de Khall.

Pasó toda la noche en la biblioteca investigando libros viejos, hasta que finalmente descubrió información sobre el reino de Khall, y no pudo evitar sorprenderse al descubrir que se ubicaba en uno de los terrenos de Platina en tierra firme.

Pero eso no fue lo mas impactante, lo verdaderamente shockeante es que no era que antes solamente existía el reino de Khall, sino como 5 reinos más a los que su padre y sus abuelos conquistaron.

Continuó leyendo y otra palabra llamó su atención; el reino de Khall era gobernada monárquicamente por la dinastía Lotoblanco.

Lotoblanco...

"—¡Lo juro como que me llamo Corina Lotoblanco! —Gritó la muchacha antes de ser llevada por los guardias."

Así que aquella chica era descendiente de la familia real de Khall. Corina no quiso matarla por simple satisfacción, sino por venganza hacia su padre por haberle quitado su reino. Aunque dudaba si matarla a ella iba a recomponer todo ese daño.

—¿Ya tiene listas sus maletas, mi príncipe? —Preguntó un sirviente entrando a la biblioteca.

Yara asintió con la cabeza, seguramente debía irse. Decidió llevarse el libro consigo y se marchó de la biblioteca. Después del ataque contra su vida le avisaron a su padre del suceso, y este de inmediato ordenó que sacaran a su "hijo" de ahí.

Iría a Arcelia, a refugiarse a una casa de campo junto a su mejor amigo Alexander, y Yara no podía sentirse más contenta. Si tenían que tratar de asesinarla para poder sacarla del palacio hubiese planificado un evento así antes.

Apenas llegó a su habitación guardó el libro en su bolso de mano, no sabía que tan largo y aburrido sería el camino, por lo que seguir leyendo del pasado podría entretenerla. Metió algo de comida, y no podía faltar lo más importante para ella, un retrato que escondía en su colchón. Era un pequeño cuadro de una mujer con cabellos dorados y ojos tristes que miraban al frente.

Detrás del cuadro había unas letras en tinta que recitaban: Reina Yara de Altaluna, esposa de Kao Tercero.

Aquel retrato era lo único que tenía de su madre. A veces lo miraba y no entendía como una mujer tan joven y hermosa pudo enamorarse de un monstruo cascarrabias como su padre. A veces, ella se sentía culpable por haber acabado con su vida al nacer, pero en esos momentos recordaba el incidente con Alexander y Waylon, y trataba de no culparse a sí misma.

Su nacimiento fue un evento desafortunado, un accidente. Y los accidentes, obviamente, salen de nuestras manos. No los buscamos intencionalmente al fin y al cabo.

Cuando todo estaba listo se fue de su hogar, no sabía cuando volvería, pero esperaba que no fuese pronto. Estaba ilusionada por la aventura que le tocaba vivir. Se subió a un barco por primera vez, vio el mar y a sus delfines de cerca, era mucho más maravilloso que lo que leía en los libros.

Al llegar a tierra firme desembarcaron en el supuesto territorio de Khall, divisó por la rendija del carruaje a muchos niños desnutridos hasta los huesos, suciedad y pobreza en el ambiente. Había personas que miraban el carruaje con odio y sufrimiento... ¿De qué valía conquistar un territorio para tenerlo tan deplorable? ¿Que clase de "buena reputación" le daba aquella imagen?

Cuando llegara al trono, todo sería diferente. Ella no era mala como su padre, ni avariciosa o cruel.

Todo el panorama sombrío cambió cuando cruzaron la frontera a Arcelia, aparecieron los prados y las llanuras verdes con animales que pastoreaban en la naturaleza. Los campesinos eran más alegres y tranquilos, Yara aspiraba ver eso en sus territorios, no la pesadilla que realmente presenció.

Finalmente llegaron a su destino, una mansión de verano que no tenía nada que enviarle a un castillo. Alexander la recibió contento, acompañado de escolta y un perro de raza grande que movía la cola.

—Tu hogar es hermoso. —Halagó Yara asombrada al bajar del carruaje.

—Gracias, me alegra de que estés aquí Kao. —Dijo Alexander sonriente mientras estrechaba la mano de su "amigo". —Conoce a Bárbara.

Yara se sorprendió de ver a la perrita con canas en su pelaje, era la primera vez que veía una mascota. Su padre no permitía la presencia de animales que no fuesen caballos para transportarse si no había combustible.

Alexander tomó su mano y la guió hacia la cabeza de Bárbara, enseñándole a acariciarla y a darle palmaditas. El contacto cercano hizo estremecer a Yara como aquel día en que lo vió sin camisa.

—Jeje... mucho gusto Bárbara. —Dijo nerviosa. La perrita le ladró feliz como respuesta y Alexander se alejó.

—Escuche que trataron de... atentar contra ti. —Comentó el castaño.

—¿Trataron de asesinarme? Si, la verdad fue increíble. —Afirmó Yara con emoción. —Y no creerás quien me atacó.

—Escuche que fue una sirvienta, es obvio que no tenía oportunidad contra ti.

—No es eso... Ven, hablemos en un lugar privado. —Alexander accedió y ambos se adentraron en la mansión, donde le mostraría a su mejor amigo su habitación. Estando solos, Yara aprovechó para sacar el libro. —Ella dijo que su nombre era Corina Lotoblanco, y los Lotoblanco son reyes de Khall, un reino que mi padre conquistó. Ella es una princesa.

—Te equivocas Kao, si su familia está muerta no puede ser una princesa.

—¿Por qué no? Tiene el apellido, y la sangre real.

—Pero es mujer. —Objetó Alexander, serio. —Veamos, si en algún futuro irreal ella logra asesinarte a ti y a tu padre, y su reino queda libre. ¿Entonces que? ¿Ella gobernará?

—Si es la única heredera debería, pero... —Yara decidió callarse, después de todo esa discusión no llegaría a ningún lado. —Tienes razón, no sería lo mismo.

Pasaron los días y por lo menos el encierro no era tan tortuoso ahora que estaba acompañada por su mejor amigo, aunque eso no fue impedimento para seguir investigando. Cuando Alexander tenía cosas que hacer ella seguía leyendo esos libros antiguos que retrataban cómo era el mundo antes de las guerras.

Un mundo sin guerra fue posible gracias a que los reyes de todas las naciones formaron una especie de club que se encargaba de mantener la paz. Club el cual se disolvió después de que su abuelo decidió invadir el reino de Khall.

—¡Kao! —Escuchó la voz de Alexander llamándole.

El príncipe de Arcelia entró con la respiración ajetreada a la habitación de Yara, quien reaccionó asustada de verlo en ese estado.

—¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan exaltado?

—¡Nuestros padres le declararon la guerra al rey de Kyrena! —Exclamó el castaño. —¡Lo acaban de anunciar por la radio!

—¿No se supone que eran nuestros aliados? —Dudó Yara confundida.

—Ellos no estaban en ningún bando, al parecer Kyrena tenía una disputa territorial con Eris, y tu padre aprovechó a invadir sus territorios por la costa.

Yara decidió salir con Alexander a descubrir más mientras bastantes preguntas pasaban por su cabeza: ¿Qué clase de adicción tenía su padre con invadir? ¿No le bastó con Sorin? ¿Ahora quería conquistar el reino más grande del mundo?

Ambos príncipes fueron a la cocina donde todos los sirvientes y soldados escuchaban la radio con las noticias, entre ellos el oficial Paul que cuidaba al príncipe Alexander.

—¿Qué han dicho, oficial Paul? —Le preguntó el castaño.

—Nada, solo que sus padres se volvieron malditamente locos. —Dijo para hacer silencio y escuchar la radio.

El Reino de Ketzal se unió a la guerra para apoyar a los reinos de Sorin y Kyrena en contra de Platina y Arcelia. El nuevo rey de Sorin, Uriel Soltani, agradeció el apoyo de los aliados.

En noticias de última hora, el príncipe heredero de Kyrena, Raymond Terranova, ha sido secuestrado por el ejército del rey Kao Altaluna. Se estima que el rey de Platina le pedirá al rey Rysto Terranova que se rinda a cambio de su hijo. Lo más probable es que acepte, porque por si no lo saben, Raymond es el único heredero al trono de Kyrena..

Yara estaba anonadada... ¿A dónde lo iba a llevar tanta codicia?

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