CAPÍTULO 12: LO ODIO

Maya salió con su amiga a realizar compras para surtir la despensa de la casa, se sentía comprometida, ya que ella también comía y generaba gastos en el hogar de su amiga y lo más correcto era aportar de una u otra manera y ya que no le permitirían poner en efectivo, por lo menos los ayudaría con despensa y otros productos para la casa.

Ella estaba acostumbrada a los lujos de una familia rica, pero no estaba dispuesta a aceptar que la casaran por la fuerza con un hombre como Franco, podría aceptar muchas cosas, pero casarse sin amor y con un tipo mujeriego que no era capaz de reconocer y aceptar un hijo, eso nunca, prefería sufrir y vivir como una persona normal, sin tantas formalidades. Después de dormir en una enorme cama, ahora dormía en una más pequeña y acompañada de su amiga, comía comidas sencillas, tuvo que vender algunas de sus prendas y comprar ropa más sencilla para encajar en su nuevo ámbito.

Sin embargo, se sentía feliz y tranquila, se daba cuenta que ahí se sentía libre, podía respirar, ser ella misma, por lo que no se arrepentía de haber tomado esa decisión, estaba dispuesta a continuar así hasta terminar su carrera y poder hacer algo por ella misma. Como estaba inscrita en la universidad siguió estudiando, como su carrera no era barata, usaba sus pocos ahorros para pagar sus mensualidades y gastos escolares.

Para poder seguir absorbiendo sus gastos solicito una beca escolar, la cual le dieron de inmediato al inicio del siguiente semestre por sus buenas calificaciones, las cuales debía conservar para no perder su beca, por las mañanas estudiaba y por las tardes trabajaba en un restaurante junto con Jimena, donde eran meseras, entraban a las 4 de la tarde y salían a las 11 de la noche, después de cerrar y haber dejado limpio el área de comensales.

Al salir se iban juntas, llegaban a darse un baño y se acostaban quedando profundamente dormidas, por la mañana se levantaban temprano, se alistaban se iban a la universidad y continuaban la misma rutina cada día, excepto los fines de semana que aprovechaban para ayudar a limpiar la casa, lavar su ropa y hacer ejercicio, descansar para recuperarse antes de regresar a su rutina. En lo que mejor les iba eran las propinas, ya que la gente que iba al lugar era de dinero, por lo que sus propinas eran generosas. Muchas veces llego gente conocida a comer, las cuales al saber que estaba ahí trabajando sentían lastima por ella, pero eso a ella no le importaba.

Ella era feliz con su nueva vida, hasta que un día llegó un comensal no deseado y le toco atenderlo, Jimena al saber quién era, se ofreció a ir en su lugar, pero el cliente al ver quien lo atendía exigió que fuera Maya la que tomará su orden.

Bienvenido a nuestras instalaciones, ¿Qué va a ordenar señor?, dijo sin quitar la vista de su libreta.

Maya, Maya, así que aquí estas escondiéndote, dijo con arrogancia el hombre.

No me escondo señor, estoy trabajando, dijo molesta viéndolo a los ojos por su arrogancia.

Todo sería diferente si aceptas mi propuesta y te casa conmigo, Mayita.

Señor Dorantes, agradezco su propuesta, pero se equivoca de persona, no es a mí a quien debería tomar por esposa, sino a la madre de su hijo, dijo retándolo con la mirada.

Ese hijo ya no existe, no era mío por lo que no tengo ningún tipo de compromiso hacía ella.

Hacia mí tampoco, no pienso casarme con usted, prefiero seguir atendiendo mesas y fregando trastes antes.

No por mucho tiempo querida, pronto serás mi esposa, ya lo verás.

Va a ordenar, necesito atender otras mesas, Señor, dijo enfatizando la última palabra.

Estás aquí para atenderme, por lo que debes esperar hasta que me decida a pedir algo.

Mientras decide que pedir, voy a ver otras mesas que, si saben que van a pedir, permiso.

Ella trato de alejarse, pero Franco la tomo de la muñeca levantándose de golpe, por lo que la silla donde estaba sentado cayo al ser empujada bruscamente. Ella volteo muy molesta y jalando su mano se safo del agarre.

Señor Dorantes, necesito seguir trabajando, no todos tenemos la fortuna de usted, que solo tiene que colocar un plástico para que se absorban los gastos, nosotros – dijo señalándose a ella y sus compañeros – la gente común, debemos trabajar duro para obtener el sustento para llevar a nuestro hogar.

Deja de seguir jugando a la niña pobre y regresa a tu casa, que el compromiso sigue en pie y en menos de lo que imaginas serás la señora Dorantes, dijo en voz alta llamando la atención de todos.

Señor, disculpe, hay algún problema, se acercó un hombre que llevaba el gafete que lo identificaba como el encargado del lugar.

¿Cómo?, dijo Franco.

Si la señorita le ha ofendido o está causando problemas, permítame hacerme cargo, en seguida le mando otra persona para que le atienda, dijo hablando muy rápido al ver la actitud que tenía Franco y la mirada asesina que tenía.

El problema es entre mi prometida – dijo señalando a Maya – y yo, no necesita mandar a nadie, si me disculpa me la voy a llevar en este momento, este no es un lugar para que mi prometida juegue a ser otra.

Maya estaba furiosa, se dejó llevar del brazo para no seguir dando un espectáculo ante tanta gente y su jefe, pero no permitiría que ese hombre la quisiera dominar, si ahora permitía ese trato que le esperaba estando casada con ese neandertal, Jimena se acercó y quiso ayudarla, pero Maya le hizo señas que todo estaba bien, que ella lo arreglaba. Salieron al estacionamiento y Franco le empezó a reclamar por haber huido del compromiso.

A mí no me vengas a querer someter a tus deseos, no me voy a casar contigo, ni ahora ni nunca, prefiero mil veces vivir como ahora, vivir alejada de mi familia, pero jamás me someteré a un matrimonio contigo.

Lo harás niñita, tu padre me prometió tu mano, por lo tanto, terminarás casada conmigo, así tenga que cerrarte las puertas para obligarte a regresar.

Atrévete y te haré la vida imposible, no querrás conocerme por las malas.

Ni tu a mí, ya sabes, te casas o te casas, dijo Franco dando la vuelta para retirarse.

Auchhh, LO ODIO, grito Maya.

Maya siguió atendiendo los clientes, al final del turno su jefe la mando a llamar a su oficina y usando el pretexto de no permitir que se repitiera algo como lo de ese día, la despidió, ella no podía creer que le hicieran eso, ella estaba segura de que no era la verdadera razón, estaba segura de que Franco había tenido algo que ver en su despido, recibió su pago de los días trabajados y su finiquito, debía hacer rendir el dinero o de lo contrario no podría pagar todos sus gastos.

Cuando Jimena escucho lo que había pasado quiso renunciar para mostrar su molestia, su amiga había trabajado mucho, se había esforzado cada día desde que salió de su casa, llevaban varios meses sin tener contacto con su padre o prometido y justo hoy que aparece uno de ellos la corren, eso era abuso de poder, con la única que Maya había tenido contacto era su mamá, pero cómo tenía prohibido ayudarla, su esposo la había restringido y solo le daba poco para evitar que ayudará a su hija, por lo que no podía ayudarla mucho con dinero.

Maya ahora tenía una gran preocupación, conociendo como actuaba la gente de su círculo para obtener lo que deseaban, eran capaz de buscar otras maneras de acorralarla aparte del trabajo y era con la familia de su amiga por estar dándole alojo, por eso necesitaba hacer algo antes de que los pusiera en el ojo de Franco, así eso implicará tener que irse de esa casa donde se sentía en familia, donde le habían enseñado el valor de una verdadera familia, donde se sentía parte de ellos.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***