CAPÍTULO 10: DEJAR SU CASA

Maya estaba segura de que al enterarse su padre la clase de hombre que era su futuro socio, la apoyaría y cancelaría el compromiso, esperaba que su padre no tuviera ese acuerdo comercial, si en su vida era ese tipo de gente, que esperaba que fuera de sus negocios, seguramente también tenía negocios chuecos o poco íntegros. Así que cuando su padre hablo la dejó con la boca abierta.

Eso no importa, podrá tener otras mujeres, pero tú serás la esposa, la principal, dijo con firmeza viéndola a los ojos.

Padre, no puedo creer que me estés haciendo esto, no soy un objeto, soy una persona con sentimientos, ¿por qué quieres hacerme desdichada? ¿qué te he hecho?, si en su vida es un desastre, ¿qué te espera como socio?, una buena persona no compraría una esposa, no condicionaría de esa manera una sociedad, para salirse con la suya, dijo desesperada.

Déjate de cosas y acepta tu realidad, aceptar es lo mejor que puedes hacer y tu única opción.

Pues si esa es la situación, déjeme decirle señor Castellan que este día acaba de matar a su hija, a partir de este momento renunció a ser parte de esta familia, por lo cual  reniego de ustedes, no solo no pienso casarme con ese señor, sino que seguiré mis estudios y si para eso tengo que trabajar y sufrir, lo haré con gusto, sabiendo que cumplí con mis sueños por mis propios méritos, sin tener que depender de quien me ve como un objeto, permítame entregarle las llaves de su coche… señor Castellan, dijo tomando la mano de su padre y dejando sobre ella sus llaves.

Pues vete hija malagradecida.

Maya dio la vuelta y subió a su habitación, tomo una maleta y empezó a empacar lo básico, algunas mudas de ropa, zapatos cómodos, sus artículos personales, sus documentos y algunas fotos de recuerdo, sabía que su madre intercedería por ella, pero también conocía la terquedad de su padre en las cosas que quería que se hicieran, hasta antes de ese día no la habían obligado a nada por su madre, pero ahora podía ver la seriedad y firmeza en su petición, por como conocía a su padre, sabía que si se quedaba, la terminaría obligando a casarse con ese hombre. Así que había tomado su decisión.

Maya no estaba dispuesta a sufrir en un matrimonio sin amor, por lo que después de haberlo pensado toda la noche, en la cual no pudo dormir, tomo la maleta que ya había preparado la noche anterior, los billetes que había sacado de la cuenta, días anteriores lo coloco en su bolso de mano, llamo un taxi antes de apagar su celular para siempre y al ver que había llegado, colocó el celular en la cómoda de su cuarto y salió dando un último vistazo a su cuarto.

Al bajar se  percató que su padre estaba sentado en un sillón leyendo el periódico, por un momento pensó que diferente seria si su padre le permitiera tomar sus propias decisiones como lo hacía su madre, no importando si se equivocaban, porque serían sus errores, las consecuencias de sus actos, lo que la ayudaría a madurar, en cambio quería tratarlo como si de objetos o robots se tratará, como seres sin sentimientos y que no se ven afectados por lo que él decida, siendo el único favorecido, sin dirigirle una palabra salió de su casa para no volver.

Su padre vio a su hija salir, sabía que estaba acostumbrada a lujos, comodidades, a no hacer nada más que estudiar y gastar, ahora sabría que la vida no es fácil y regresaría en cualquier momento, suplicando que la perdonará y aceptando casarse. Por ello solo suspiro y subió a su cuarto a acostarse, pero al entrar y ver a su esposa sentada en el suelo llorando por la partida de su hija, no sabía si acercarse a consolarla o dar media vuelta mostrándose firme en la decisión que había tomado.

Alfredo por fin se decidió a entrar, se paró junto a su esposa y agachándose trato de levantarla, pero ella, por el contrario, se movió alejando las manos de su esposo, lo vio a los ojos llorando y con enojo le dijo: “SI A MI HIJA LE LLEGA A PASAR ALGO, SI MI HIJA NO VUELVE OLVÍDATE QUE YO TAMBIÉN EXISTO”. Alfredo sintió como si le hubieran enterrado un puñal en el corazón, sabía que su esposa no estaría de acuerdo, pero pensó que al final terminaría aceptando la situación.

Maya se había pasado a despedir de su madre, está le había suplicado que no se fuera, que la dejará y ella resolvería la situación, pero Maya le dijo que no se preocupará, que ella estaría bien, que en casa de Jimena la recibirían y cuando tuviera oportunidad la buscaría, Irina lo único que pudo hacer fue sacar de un cajón el dinero que tenía ahorrado y dárselo a su hija, a regañadientes acepto el dinero, ya que su madre le suplicó que lo llevará para que tuviera para comer y pagar su escuela, así fue como Maya salió de la que fue su casa mucho tiempo, no sin dejarle en su celular el número de su amiga.

Al llegar a casa de Jimena, esta estaba en la puerta esperándola, cuando recibió un mensaje de su amiga diciéndole que abandonaría su casa, Jimena sin dudar le dijo que la esperaría, que fuera para allá, Maya bajo del taxi y Jimena le ayudo a bajar sus cosas, que eran pocas, la ayudo a colocar las cosas en su cuarto, la abrazó y dejo llorar en sus brazos hasta sacar todo ese coraje y dolor que sentía, no era fácil entender que su padre no la viera como un ser humano, como su hija, sino como algo que utilizaría para beneficio.

Ese día Maya no quiso comer, se la pasó encerrada en el cuarto de su amiga, ya que al ser un poco chica la casa, no había otra recámara para ofrecerle, así que ambas dormirían en la misma cama, eso a Maya no le importaba, los lujos no eran importantes, sino el amor que esta familia le daba a pesar de no llevar su sangre, ellos le habían mostrado que era parte de su familia y que la querían como si lo fuera.

Por la noche bajo a comer con la familia de Jimena, ellos le dijeron que se sintiera a gusto, que estaban felices de tenerla con ellos, que la querían mucho, Zulema, la madre de Jimena le dio un cálido abrazó que le recordó los abrazos de su madre. Clarissa, la hermana de Jimena también le dio un abrazo diciéndole que, si podía ayudarla en algo que podía hacerlo, ya fuera escucharla, prestarle algo de sus cosas o lo que fuera, que diferente a su hermana de sangre, el padre le dijo también que era bienvenida en casa y que el tiempo que necesitará quedarse, podía permanecer ahí, que si donde comen dos comen tres, donde comen cuatro pueden comer cinco, así que era bienvenida a la familia, que le tenía mucho apreció y la veía como otra hija más.

Maya esa noche lloró abrazada a su amiga, en este hogar tenía lo que tanto hubiera anhelado tener con sus hermanos y padre, solo su mamá era la que le mostraba amor y la apoyaba, por eso al sentir la manera en que Zulema, Clarissa y Cristopher la recibieron, eso la hacía sentir más triste y ver que tener dinero no da la felicidad, al contrario, a veces te hace más desdichado.

Franco se encargó de dejar claro a su amante que no volviera a aparecer frente a él o se encargaría de que se arrepintiera toda su vida por las consecuencias, más, si no lograba que Maya olvidará lo que paso en ese restaurante, al salir la busco, pero ella ya tenía rato de haberse ido, dejaría que esa noche se calmará y al otro día la buscaría. A uno de sus empleados le había encargado que escoltará a la chica a su casa y al otro día la llevará a hacerse un aborto, no le dejaría llevar un hijo suyo en el vientre, eso solo podía hacerlo la que fuera su esposa, no tendría hijos regados por el mundo.

Su sorpresa fue encontrarse con Alfredo y que este le informará que se retrasarían un poco los planes porque Maya se había ido de casa, pero que, conociéndola, regresaría pronto, ya que no sería capaz de subsistir sola en el mundo sin el apoyo de ellos. Franco confió en lo que su futuro suegro decía, le daría un tiempo en lo que terminaba de arreglar el asunto de Nancy, la supuesta madre de su hijo.

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