Cuando Maya escuchó al tipo hablar tan arrogante se enfureció, le molestaba saber que existieran tipos que pensaran como él, por lo que no pudo evitar contestar haciéndole saber su manera de pensar sobre ese tema.
Qué bueno que tenga esos deseos para su futura esposa Sr. Dorantes – dijo Maya – pero no a todas las mujeres les gusta ser un objeto de casa que no necesite hacer nada, las mujeres también tenemos sueños y aspiraciones a sobresalir en el mundo empresarial de diferentes maneras, el estudio no es un hobby, es buscar la posibilidad de aspirar a un buen futuro sin necesidad de depender de un hombre, es buscar sentirse realizado.
Perdón creo que me exprese mal, a lo que me refiero es que tengo la facilidad de cumplir todos los deseos de quien se case conmigo, si no tiene deseos de hacer algo más.
Pues mucha suerte en su matrimonio, espero encuentre alguien que desee lo mismo que usted y sea feliz siendo una mantenida por usted.
MAYA, grito su padre.
Déjela, es bueno que exprese lo que piensa, me gusta la manera en que piensa, su hija tiene razón, tener una esposa bella para presumir es un lujo, pero tener una esposa capaz de salir a delante sin mucha ayuda es un orgullo, estaré encantado de casarme con su hija.
¿QUÉ?, yo no pienso casarme con usted, dijo muy molesta.
Lo harás, de eso estoy seguro.
Está mal si piensa que puede llegar y con decir quiero esa mujer para esposa; las mujeres somos personas no objetos que se pueden adquirir, o pueden ser tomadas por el mejor postor, así que es mejor que se quite esa idea.
Definitivamente, tú eres la indicada para mí, me gusta tu carácter, pensé que serías diferente, pero estoy más que feliz de que…
NADA, YA DIJE QUE NO PIENSO CASARME, NO PUEDEN OBLIGARME, dijo gritando.
MAYA, DEJA DE HACER UN ESPECTÁCULO, me estás dejando en ridículo.
Ridícula es esta cena y lo que quieren hacer conmigo.
Si no aceptas – dijo su padre apretando los dientes – olvídate de tu carrera, no pienso darte un solo peso, te quedarás sin carro, cancelare tus tarjetas, dejaré de pagar la mensualidad de tus estudios.
¿Es en serio papá?, dijo indignada.
Muy en serio, así que decide, te casas y sigues estudiando o renuncias a todo y cuando digo todo es todo.
Pequeña, no tienes que aceptar de inmediato, piénsalo, espero no tardes mucho, si aceptas ganas mucho, en cambio sí rechazas mi propuesta pierdes todo, dijo el hombre que deseaba desposarla.
Si así tiene que ser que así sea.
Maya se levantó y se fue dejando a todos con la boca abierta, no estaba dispuesta a casarse de esa forma, el hombre frente a ella le había parecido muy arrogante y algo en su mirada le incomodaba, además era mucho más grande que ella, le calculaba unos 35 a 38 años, no tenía nada en contra de las diferencias grandes de edad, pero no había tenido ni un poco de química con el hombre, además en sus planes no estaba el casarse a esta edad. Esperaba que su padre no insistiera en casarla, porque de ser así, prefería renunciar a todo, sabía que no sería fácil, Jimena era muestra de ello, pero también de que con esfuerzo y dedicación se podía lograr muchas cosas.
Esa noche se aventó a su cama y lloró, nunca pensó que su padre la quisiera tratar como mercancía y la vendería al mejor postor, porque eso le parecía, sería la moneda de cambio para cerrar el trato, nunca fue una mala hija, no entendía porque su padre le quería hacer eso, a su hermana la obligo a aceptar a su prometido, pero afortunadamente entre ellos si hubo química, ahora estaban juntos porque lo querían, no por obligación completamente, su hermana quiso darse la oportunidad de conocerlo, pero definitivamente, este hombre no era la persona que quería para casarse, no había la misma posibilidad que como su hermana pudiera aceptarlo.
Alfredo se disculpó con Franco Dorantes, asegurándole que su hija cambiaría de opinión, que solo era una chica rebelde, pero que él podría domarla y amoldarla a ser como él quisiera. No dejaría pasar esta oportunidad para crecer a nivel nacional, este sería el mayor paso, en su tiempo como empresario, sus otros hijos no dijeron nada, sabían que, si decían algo que contradijera a su padre, este podría tomar cartas contra ellos, Irina estaba furiosa, pero se quedó callada para no dar un espectáculo en un lugar público, además esperaba hacer cambiar de opinión a su esposo.
Susan y Alfonso no podían creer que su hermanita les hiciera pasar esa vergüenza, les molestaba ver que se negaba a cumplir con lo que consideraban una obligación con la familia, Susan pensaba que estaba exagerando su hermana, el hombre era guapo y tenía mucho dinero para darle la vida que toda mujer deseaba, cómo podía negarse a tan generosa oferta, ya que aun con sus berrinches deseaba casarse con ella.
Al otro día, Maya fue a la universidad, no sin antes pasar a sacar dinero para sus gastos, normalmente pagaba con tarjeta, pero algo le hizo sentir que debía traer efectivo con ella por cualquier emergencia, más, después de la amenaza de su padre. Al llegar a la universidad le platicó a su amiga todo lo que había pasado, Jimena estaba sin palabras, era impactante para ella todo lo que su amiga le contaba sobre su posible matrimonio, ya no estaban en la época en que la gente se casaba por compromisos hechos por los padres desde niños, en esta sociedad uno podía escoger con quien casarse y cuando, por ello, le ofreció de corazón su casa si llegará a necesitar un lugar donde quedarse en un caso extremo, estaba segura que sus padres no se negarían a ayudarla.
Por la tarde su padre estaba en la sala esperando a que llegará Maya, no importaba como le hiciera, obligaría a Maya a cumplir con la promesa que él había hecho a Franco Dorantes, al verla llegar volvió a decirle, o más bien le exigió que cumpliera con ese matrimonio o lo obligaría a tomar medidas extremas. Maya sin más se subió a su cuarto y se encerró a llorar hasta quedar dormida, ese día no bajo a cenar, su madre le llevo comida, pero esta no comió nada, dejando muy preocupada a Irina.
Pasaron unos días en que el ambiente de casa se volvió un tormento para Maya, evitaba encontrarse con su padre, pero por más que lo hiciera, a la hora de la cena coincidían, por lo que no podría negarse siempre a comer o evitar estar con ellos. Cada vez que Alfredo tenía la oportunidad le decía a Maya que iba siendo hora de dejar sus insignificantes estudios y empezará a prepararse para la boda, la cual habían programado para 6 meses posteriores al día en que le presentaron a su prometido y futuro esposo.
Maya lloraba cada noche tratando de encontrar una manera de salvarse de ese matrimonio y si eso implicaba dejarlo todo como su padre le amenazó, pues entonces sería así. Cada día pasaba por el cajero sacando dinero, necesitaba tener algo para solventar sus gastos si llegará a ser necesario. Sus hermanos al llegar la veían con desprecio y no le dirigían la palabra en muestra de su inconformidad por no aceptar ese matrimonio.
Un sábado por la mañana, donde no tenía que presentarse a la universidad, después de hacer su rutina de la mañana, se puso un vestido veraniego, tomo su celular y bajo a desayunar, no le agradaba la idea de hacerlo en compañía de su padre, pero no podía seguir encerrándose en su cuarto para comer, debía enfrentarlo, al bajar ahí estaba su padre, esperándola para informarle que ese día su prometido pasaría por ella para llevarla a dar un paseo.
Maya estaba sorprendida, no quería salir con ese hombre que no le agradaba, necesitaba buscar una excusa para rechazar la invitación, podía darse cuenta de que no tan fácilmente se zafaría de ese compromiso, al parecer su padre y ese hombre estaban decididos a que se diera esa unión.
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