Capítulo V: "Enfrentando la Bestia y el Acertijo de la Puerta Antigua"

Con el amanecer, nos adentramos en la espesa selva que rodeaba la gran montaña. Cada uno de mis compañeros, excepto yo, llevaba consigo un arma de fuego para asegurar nuestra protección. Daniel empuñaba una poderosa escopeta, mientras que Lucy llevaba consigo una pistola semi-automática. Mary, por otro lado, portaba un impresionante rifle de caza y por último Ryan, con su característica M4 que se veía que había tenido innumerables batallas.

Avanzábamos con cuidado, siguiendo un estrecho sendero que nos llevaba cada vez más adentro en la frondosidad de la selva. El sonido de nuestras pisadas se mezclaba con el susurro del viento y el crujido de las hojas bajo nuestros pies. Todo parecía normal, pero podíamos sentir una energía inquietante colgando en el aire.

De repente, sin previo aviso, emergió de la maleza una bestia deforme que nos dejó sin aliento. Su aspecto era aterrador: tenía la piel cubierta de escamas negras y relucientes, garras afiladas como navajas y dientes descomunales que sobresalían de su mandíbula deformada. Su único ojo emitía un brillo siniestro lleno de una malicia indescriptible.

El grito colectivo de sorpresa y miedo escapó de nuestras gargantas mientras retrocedíamos frenéticamente. La bestia nos persiguió implacablemente a través de la selva. Corrimos tan rápido como pudimos, sin importar lo que quedara atrás. Cada vez que se acercaba, podíamos sentir su aliento caliente en nuestras espaldas.

Finalmente, llegamos a una puerta antigua de piedra al pie de la montaña. Era imponente y misteriosa, cubierta de inscripciones y tallas que hablaban de un pasado desconocido. Mientras nos acercábamos a la puerta, la bestia pareció asustarse y retrocedió lentamente en la maleza, desapareciendo en la oscuridad de la selva.

Nos encontramos frente a la puerta, ahora un poco más tranquilos pero aún llenos de asombro y temor. ¿Qué había en aquel lugar que asustaba a las criaturas de la selva? Decidimos que debíamos llegar al fondo del misterio, así que nos dispusimos a resolver el acertijo que bloqueaba nuestro camino.

El acertijo estaba grabado en la puerta de piedra con intrincados detalles. Una extraña combinación de figuras y símbolos desafiaba nuestra lógica y conocimiento. Con determinación, escudriñamos cada detalle, buscando pistas y patrones ocultos en el enigma.

Las horas pasaron rápidamente mientras nos sumergíamos en la resolución del acertijo. La tensión era palpable y cada vez más drama se tejía a nuestro alrededor. Cada uno de nosotros aportaba ideas y sugerencias, intentando descifrar el código. El sudor se formaba en nuestras frentes y nuestros corazones latían con fuerza.

Finalmente, después de horas de reflexión y análisis, Sarah tuvo una intuición. Siguiendo su instinto, hizo una serie de movimientos en las figuras talladas y símbolos hasta que, de repente, un chasquido resonó en el aire y la puerta comenzó a moverse lentamente, abriéndose paso hacia lo desconocido.

El drama se intensificó cuando la pesada puerta se abrió por completo, revelando una cueva oscura y misteriosa detrás de ella. Una sensación de anticipación y asombro nos invadió mientras dábamos el primer paso dentro de aquel santuario prohibido.

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