Capitulo 8

La familia Volkov estaba reunida para despedir a Irina, ella se aferró a Iván. El giro la miró, beso la cima de su cabeza y le susurro al oído.

Ve a despedirte de tu padre, no me voy a ningún lado sin ti-

Ella le sonrió y se acercó a Vladimir abrazo a su padre y solo miró a sus hermanas, ni les sonrió solo giro nuevamente a donde Iván estaba.

Nos vamos ya- dijo Enzo

Cariño, no seas tan animal- dijo Julia.

Ja ja ja ja estos dos están ansiosos por su luna de miel, y tú quieres que se queden aún aqui- respondió Enzo.

Iván se rió a carcajadas, mientras Irina se moría de vergüenza, el la apretó sobre su pecho y le dijo que solo bromeaba, pero le guiño el ojo para hacer enojar a sus hermanas.

Así los 4 salieron de la mansión, Irina iba directo a su libertad, la sonrisa que tenía en sus labios hacia sonreír también a Iván.

*No se que tiene ella pero si felicidad me hace feliz a mi también* pensó Iván, mientras conducía a su pen-house.

Enzo y Julia los esperaban a almorzar, así que solo dejaron las maletas, las empleadas de encargarían de acomodar todo y volvieron a salir. Por un largo rato ninguno hablaba, ella solo miraba todo con sus ojos iluminados por su alegría. Iván tomó su mano y preguntó

-Nunca habías salido o por qué estás así-

- Sola y sin sentirme presionada si es la primera vez, siempre que salía lo hacía con Zamira y Zaira que me llevaban como su burro de carga, no podía hablar, ni comprar nada que ellas no quisieran-

- Pues eso cambia hoy nena, todo lo que quieras está a tu disposición, sabes que tienes que salir con guardaespaldas pero tendrás un auto a tu disposición para cuando quieras salir o hacer lo que tú quieras-

Ella como toda una niña lo abrazo y beso su mejilla agradeciendo todo lo que hacía por ella. Minutos más tarde llegaron a la casa de Enzo. Julia los recibió con un cálido abrazo a ambos, Irina, que no estaba acostumbrada a tanto afecto, no entendía por qué la recibían así.

Tranquila pequeña, aquí todo será diferente, Enzo ya me contó lo poco que pudo ver- dijo julia- aquí tendrás una amiga para lo que desees.

Gracias señora Julia- respondió Irina feliz.

A no! Nada de señora, que tan vieja no soy- respondió fingiendo estar enojada.

Luego todos estallaron en risas, Irina se dio cuenta que solo era una broma. Almorzaron tranquilos, entre anécdotas, risas e historias de cuando Iván era pequeño. La rusa, por primera vez, se sentía en familia. Cuando volvían a casa ella solo le dio las gracias a Iván.