Capítulo 3

A Iván claramente le interesaba solo Irina pero lamentablemente había llamado la atención de las dos hermanas mayores y como no si con ese traje negro a medida, resaltaba sus ojos celestes y su sonrisa brillante.

Zamira notó que Iván salió al jardín y lo siguió lo que no esperaba era que él estuviera conversando con su hermana menor, furiosa se acercó a ellos con claro interés de correr a Irina.

Hermanita, no creo que sea bien visto que estés sola con un hombre que no conoces- dijo Zamira.

Para eso estoy aquí, señorita Zamira, para conocer a Irina- Respondió Iván.

Ay bebé, con ella te vas a aburrir, yo puedo ser más interesante- contestó Zamira pasando su dedo por el pecho de Iván, ese simple contacto repugnó al chico.

Cuando levantó la mirada Irina ya no estaba, se alejó de la mayor de las Volkov y entró nuevamente a buscar a Enzo.

¿Donde estabas?- preguntó Enzo- Vladimir quiere hablar con nosotros.

Sabes que quiere ¿No?- dijo Iván.

Si va a ofrecernos un matrimonio con alguna de sus hijas- Respondió con fastidio su tío.

Si es eso, vamos a aceptar, pero yo voy a elegir a la que quiero- dijo convencido Iván.

¿Estás seguro?- Enzo estaba muy sorprendido- no es necesario Iván.

Tío, es lo mejor, creerme- le respondió Iván. Viendo de reojo como Irina era regañada por Zamira, lo que más lo enojó fue una lágrima que alcanzó a ver en la mejilla de Irina.

Vamos tío, esto tiene que terminar rápido, antes de que cometa una locura- dijo Iván con claro enojó.

Enzo siguió la mirada de su sobrino y también lo enfureció lo que vio. Ahora eran las dos hermanas la que acosaban a la menor, son ningún pudor ni vergüenza de que alguien las vea.

Vladimir encontré a mi sobrino, vamos a hablar a un lugar más tranquilo- dijo Enzo con el ceño fruncido.

¿Pasa algo Enzo?- pregunto el ruso sorprendido, algo había molestado al italiano y eso podía ser muy malo.

Vladimir siguió también la mirada que Enzo le dio a sus hijas y rápidamente mandó a un guardia a poner en su lugar a sus hijas, luego hablaría con ellas. Una vez que entraron al despacho, el ruso fue a servir unos vasos de whisky a sus invitados.