Pesadilla continua

(Mar)

—Abuela, Abuela ayúdame, Por Favor ¡Ayúdame!.— Entro al negocio de mi abuela, una pequeña coctelería frente a la playa, donde vienen, turistas a comer un buen cóctel de camarones o mixtos, con una cerveza helada o un refresco, natural.

—Mar, no puede ser que de nuevo andes drogada, mírate hija eres tan bonita, tan joven, no entiendo como te metiste es esto; tienes una vida por delante no la desperdicies.—Me dice mi abuela en tono serio.

Y tomándome de la mano, para meterme a la cocina y que los clientes no me vean de esa manera.

—Abuela, ayúdame, ya no quiero vivir como Mamá, ella no me quiere ella no me defiende, solo quiere a mis hermanos, ellos son sus niños, yo no soy nada para ella.

—Mar, siempre que estás drogada hablas mal de tu Mamá, debes aprender a respetarla, y debes querer a tus hermanos; aunque sean hijos de ese demonio, debes aceptar es lo que tu Madre decidio. —Me dice mi abuela.

—Ella, no meréce mi respéto, tu si lo meréces Abu, tu si.

Pero Ayúdame, por favor Abuela, ahora quiero dormir en tu casa, por favor.

—Si está bien, pero quédate callada, deja que termine con los clientes y nos vamos...

—Gracias abuela, muchas gracias, Llamare a tu mamá para decirle que te quedarás conmigo.

Me quedo tranquila, con mi cuerpo temblando, por lo mal que hace lo que me metí; y todo por ese maldito hombre, todo por Él...

Empiezo a recordar cada vez desde hace 5 años.

Siempre escucho su asquerosa voz, diciéndome.

—Ya deberías estar acostumbrada, no deberías llorar, lo que yo te hago no es malo, es placentero, para los dos no solo para mí.

Disfrútalo, Disfrutame, tú eres mía y siempre serás mía.

O por qué crees que estoy con tu Madre, por qué crees que la aguanto, lo hago por ti Mar, porque a ti es a quien quiero, y mientras tú no sedas y te entregues mi por tu propia voluntad, estaré con ella.

Pero debes saber, Gatita que Ella no me satisface nadie me satisface solo tú lo haces Mar.

Si tan solamente dejaras de llorar cada vez que toco, si dejaras de ser tan renuente, y te portaras bien, mira Mar yo te haría la reina de mi vida, dejaría tu Madre y te haría a ti mi mujer ante todo el mundo.

Te daría todo cuanto quisieras...

Mírame Mar, no soy feo, soy guapo, soy alto y bien parecido, mira mi cuerpo, sabes cuantas mujeres sueñan con estar conmigo.

A muchas las hago mías, unicamente para ver si así te saco de mi mente; pero no puedo, nadie me hace sentir más placer que tú.

Mar si tan nada más aprendieras a quererme.—Me dice con su voz que detesto, con todas mis fuerzas.

Yo no le constó nada, porque sé que después me va peor.

Pero dentro de mí digo nunca voy a querer a este desgraciado.

Lo único que quiero es lo que me da, si desde hace 5 años me drogo. Con varias clases de sustancias malignas, y él me las da todas, algunas de esas sustancias me hacen olvidar por momentos mi dolor, pero al pasar la reacción es peor, aparte del dolor del alma me dejan mal físicamente.

Fue el quién me dio mi primera dosis, el primer día que abuso sexualmente de mí.

Ese día me fue a traer a la escuela, como lo había estado haciendo durante varios días.

—Y me dijo, extrañas a tu Padre, gatita.

—Si, lo extraño.

—Él debe estar muy bien, no te debe extrañar, y tú deberías hacer lo mismo. Conozco una medicina que quita toda sensación de tristeza, yo la uso para sentirme bien cuando estoy triste.

Quieres probarlo gatita, tus amigas ya lo hicieron, y les encantó a ti también te gustará.

Tu Madre no está en casa, fue a visitar a mi hermana que necesitaba su ayuda en cuestiones de cocina. Aprovecharemos y la pruebas, sin que ella se entere, ya verás que pronto te olvidarás de todo lo triste, te divertirás mucho. —Así fue como Él Fuerte me dio mi primera dosis.

Y ese mismo día en la noche, mientras yo estaba en otro mundo entro a mi cuarto y abuso de mí.

Recuerdo lo doloroso que sentí mi cuerpo al siguiente día.

Tenía vagos recuerdos de lo que me había hecho, amanecí ensangrentada de mi entrepierna. Y con un dolor tan intenso que me quede en cama todo el día, aparte los efectos que las sustancias que el maldito me dio estaban causando en mi cuerpo, la peor de las consecuencias quería morir, ese fue el primer día en el que desee la muerte...

Pero, mi mala suerte ha sido tan grande, que aún deseando morir, aquí sigo viva.

Ahora dormiré donde mi abuela, por lo menos ahora no pasará; esta noche misma veré de qué manera hago que mi suerte cambie.

Si es lo mejor... Después de todo a quien le haré falta. Si a la única persona que le importa es a mi abuela y ella estará mejor sin mí, ya no tendrá tanta preocupación, estará bien.

Mi Madre ja, si a ella se le puede llamar Madre; ella tiene a sus mellizos a los que adora, los hijos del malnacido que arruino mi vida y que no le daré más tiempo de seguir abusándome.

Mañana, quizá sea el día en el que pueda cumplir mi sueño de despertar de esta pesadilla aunque sea en otro mundo...

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