Sak

En primer lugar estaba enojada por el nuevo duque.

El se quejo como un niño que le quitaron su juguete.

"Ese bastardo me alejo porque no quiso que sus hijos entrenarán bajo mi supervisión".

Dando pisotones leves hizo un gran alboroto.

Pero momentos después decía.

"Mi maestra debe haberme enviado aquí porque sería capaz de hacerlo".

El maestro aura del aura blanco conocido como el perro de Cib, bueno ahora es conocido como el perro de la emperatriz.

Ella es la que tiene el control de este hombre.

Mientras veía su faceta de berrinche y adulación suspiraba pensando en que me había metido.

Pero después de todo este tiempo me habla acostumbrado.

Había llegado a la edad de 18 años y ahora tenía casi 26 años.

El duque había aceptado sus responsabilidades dejándome a mi la mayoria del proceso.

A él le gustaba la pelea y lo respetaba, sin embargo ahora que había pasado tiempo siendo duque de Sak.

Había un serio problema.

El heredero.

Actualmente tenía que buscar una esposa para el duque.

"¿Crees que no tengo amoríos?".

Pregunto Henrick que se veía indignado.

"¿No?".

Respondió Elena con una sonrisa divertida.

"¿Por qué crees eso?".

Cuando llegaron al ducado Sak eran novatos en un nuevo cargo pero ahora ya se había acostumbrado a sus deberes.

"Solo lo he visto cazar monstruos con una gran sonrisa divertida, nunca lo he visto con esa sonrisa a alguien más".

Respondió y Henrick se sorprendió al escucharla.

Miró a la asistente que tenía 25 años de edad.

"A lo largo de mi vida he tenido mujeres, pero ni una ha podido conmigo".

Dijo Henrick riendo casualmente.

"Eso es lamentable".

Respondió Elena sin tanta emoción.

No quería escuchar más.

"Pero la señorita asistente debería de ir a buscar a alguien, esta en la edad de casarse o se quedará".

Respondió Henrick mirando que ella estaba lista para ir a formar su propia familia.

Sus asistente tenía unos ojos azules oscuros profundos y un largo cabello blanco, con unos lentes de color rojos, tenía el cuerpo de toda una mujer con buena vista para todos los hombres.

"Estoy seguro que alguien podrá con los de eres con los que me ayudas".

Henrick lo dijo mientras miraba que la chica fruncía el ceño.

"¿Me está despidiendo?".

Pregunto Elena molesta y el la ignoro.

Ella se mordió los labios internamente.

Había una razón por la que nunca le enviaron algún prometido.

"Claro que no, pero ¿Por qué no vivir la vida?".

"Eres joven".

Dijo Henrick.

Si preguntarán su edad era algo complicado de explicar.

Pero de vista dirían que sigue en los 30 años.

El no dijo su edad real porque no vio el tema necesario.

"Me gusta trabajar".

"Así que no cambie de tema, tenemos a la hija del conde, la hija del marqués".

"..."

Henrick suspiro pesadamente para decir.

"¿No son niñas?".

La mayoría de las candidatas son niñas de 17 o 18 años.

Fácilmente podría pasar de pedófilo.

"El emperador ha dicho que debe de tener un heredero".

Henrick río pesadamente.

"Vamos, iremos al palacio imperial".

"¿Para que?".

Pregunto Elena que no esperaba tal viaje tan rápido.

"Por qué quiero hacer enojar al emperador".

Con una sonrisa divertida señaló al mayordomo que lo escuchaba.

"Además tengo que dar mi informe".

Elena por dentro río por dejar la parte de la citas y se levantó también para prepararse.

El trayecto a la capital sería corto, eso era porque usarían al mago para viajar.

Con un círculo de teletransportación estarían cerca de la mansión del ducado Sak en la capital.

......................

Le tomo más tiempo llegar a la zona de carruajes para ir a la capital.

Y por la detención del capitán y el vicecapitán el último carruaje ya se había ido.

"¿Por qué me das está mala suerte a mi?".

Quiso gritar al ver cómo todos se iban.

Al final decidió tomar camino gracias al mapa que le había dado la niña.

La capital no estaba lejos.

Ahora en este lugar pertenecía al estado del ducado Ix.

Estaba en las orillas así que podía ir por el camino y llegaría a su propio destino.

No tenía prisa asi que después de comparar víveres seguí con mi camino.

Ya no tenía miedo por el conde Eleazar, ahora era cuidarse de todo lo que lo rodeaba.

Pero paso desapercibido por su pequeña capa llegué a un gran lago a las orillas de la capital.

Me quedé mirando al lago.

"Familia".

Era una palabra que solo al decirla le recordaba a su hermana que dejó en su anterior vida.

Ella era la única familia que había tenido.

Me dormí en medio de un arbusto que me cubría.

En la bolsa dimensional habían muchas cosas que no conocía así que saque la manta y me puse a explorar.

La carne seca era rica, los bocadillos que me había dado ya se habían salido de mi estomago.

Tenía aún muchas monedas, quedaba un collar, pociones de recuperación de alto grado.

Un collar extraño, entre varios libros más.

Los libros de dedicaban sobre administración y un libro de como hacerse rico sin hacer nada.

Le dio risa.

"Si nació en una cuchara de oro, ¿Por qué querría hacerse rica?".

Aún recordaba a esa niña que se veía tan inocente.

"Lo único que puedo desearle es lo mejor y que se haga rica como quiere".

La niña la había dejado con una extraña impresión en él.

El collar tenía la descripción collar del disfraz.

Con una gota de sangre ajena puedes tomar el color de cabellos y de ojos.

Advertencia: si la persona cuya sangre tomaste tiene los mismos rasgos no funcionará.

No coloques gotas de diferentes personas ya que no funcionará o podrá dañar el objeto.

Al terminar de leer la especificación del collar me quedé más que sorprendido.

Había visto el objeto en un folleto pero el precio de esto era más que absurdo.

Así que evito verlo pero ahora tenía uno.

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