Sospechas

Ninguno de los trillizos Lanira sabía cómo explicar, que al final de las negociación, habían sido engatusados para recibir a los ejecutivos en su ciudad, en tan sólo un par de días, y aunque no percibían ningún tipo de amenaza por parte de ellos, no les agradaba tenerlos cerca, y menos por tanto tiempo, sin embargo, Libelle parecía contenta con los resultados y eso era suficiente para considerar todo un éxito aquella reunión.

Por su parte, Ejder todavía se estaba cuestionando en qué momento él se había sumado a la comitiva que viajaría a la Antigua. Su hermano pareció ausente la mayor parte del tiempo, lo que era extraño en él, y durante la despedida de la reunión él recordaba que Fafner sorpresivamente había mencionado una próxima reunión que no estaba planeada y en la que ellos serían los que acudirían. Pero entonces la diseñadora Libelle le había dicho a Ejder que los estarían esperando a los dos, sus ojos estaban llenos de expectativas, y para su propia sorpresa, él había respondido que ahí estaría. Él no quería ir, no le gustaba viajar, en realidad no le gustaba nada, era bien sabido que su personalidad desinteresada rayaba en la apatía y que la única persona por la que él mostraba algún tipo de iniciativa era su hermana, entonces ¿Por qué tendría que ir él también? Lo peor fue cuando le informó a su hermana y ella se entristeció porque ya tenía planeado un viaje de negocios con Ragnar y se ausentaría dos semanas enteras, así que extrañamente él estaría sólo con Fafner.

El recibimiento de los Lanira fue cálido, pero se notaban incómodos con su presencia, tanto así que el mismo día que llegaron sugirieron comenzar directamente el trabajo, sin ningún tipo de recorrido o reunión de cortesía como era acostumbrado. Era evidente que ellos querían terminar con todo lo antes posible, para que los ejecutivos del grupo NR pudieran regresar por donde habían venido. Las guías eran Aisha y Libelle, que estaban acompañadas por un hombre que sólo se presentó como Lugus el tío de las jóvenes, sin mencionar su apellido o ascendencia. Durante el recorrido lo primero que los sorprendió fue ver a Aisha interactuar animada con las personas, incluso su ropa era distinta, vestía de forma semiformal y para Fafner esa imagen se acercaba más a la Zari que él había conocido, pero ella no parecía querer reconocerlo, y él se preguntaba cuál opción sería; ella era una excelente actriz o en verdad no lo recordaba. Esta vez no correría riesgos, haría una investigación precisa.

—Su hermana se ve mucho mejor, parece otra persona

—¿Se dio cuenta?— respondió Libelle con reticencia.

—¿Puedo saber la razón del cambio?— después de preguntar pudo ver como la chica se debatía en si debía contestar, sin embargo ella no quería que pensaran mal de su hermana, ya había sufrido mucho para lograr su recuperación y no era justo que la vieran con recelo o sospecha.

—Aisha sufre TEPT, por un accidente de hace años y salir de la ciudad le cuesta todavía mucho trabajo— Fafner necesitaba saber más pero fueron interrumpidos por el señor Lugus que no les quitaba la vista de encima, miraba a Ejder y Fafner como si fueran un par de depredadores, y aunque era un hombre que parecía en sus treintas, daba la impresión de ser mucho mayor, era de la misma estatura que sus sobrinos, más delgado y con unos ojos negros tan profundos que a momentos parecían antinaturales, a Fafner su instinto le advertía que debía tener mucho más cuidado de no hacerlo enojar.

Al medio día Aisha se disculpó y se despidió del grupo, uno de sus hermanos había llegado por ella y sin decir más se marchó, a Fafner le costó no intentar seguirla, necesitaba verla de cerca y conocer a su supuesta hija, saber qué edad tenía, quizás si la tenía cerca podría sentir si había un lazo de familia. Y eso era lo que más le molestaba, Ragnar había dicho que la cría ya no estaba. También necesitaba saber si Zari, ahora Aisha en verdad pertenecía a la familia Lanira o era un truco, él sabía que ella era una bruja, una muy poderosa a la que una vez compadeció y subestimó, pero nunca volvería a cometer ese error. Su corazón se llenaba de ira cada vez que recordaba el estallido de su hermano y luego el vacío en el que lo habían obligado a caer, la ansiedad con la que vivían él y su padre pensando que en cualquier momento Ragnar enloquecería, todo por culpa de esa bruja mentirosa, en especial si todo había sido un truco de ella, porque no era normal que hubiera logrado sobrevivir. El sospechaba que ella estaba mintiendo ahora, así como seguramente también lo hizo en el pasado, y necesitaba saber exactamente qué había sucedido con la cría de su hermano, para lograr desenmascararla.

Cuando su hermano tuvo que marcharse, le hizo prometer a Lugus que el protegería a su familia, al principió la encomienda le pareció absurda. ¿Qué clase de protección podían necesitar seres tan poderosos y afortunados?, a demás su principal regla de vida consistía en no intervenir en la vida mortal, porque los mortales nunca eran felices cerca de criaturas como ellos. Y Lugus apreciaba profundamente a Damara por ser el único ser capaz de darles esperanza al traer a sus sobrinos al mundo, a los cuales ama profundamente. Por eso mantuvo su naturaleza dormida, creyendo sinceramente que así la oscuridad se mantendría alejada, y así comenzó a vivir como uno de ellos.

Sin embargo, después de la desaparición de Aisha, el deterioro de Libelle, y el retorno de su sobrina ya esperando a la pequeña Zahori le hicieron comprender que era cuestión de tiempo para que el clan Lanira fuera encontrado, y él ya había visto, hace mucho tiempo, lo que podía suceder. Por eso Lugus ya sabía que estaba cerca el momento en el que tendría que volver a ser el monstruo de siempre, para él todos ellos, su familia, eran estrellas brillantes que mantenían lejos su propia oscuridad, sin embargo ahora él entendía que para que las estrellas puedan brillar en el firmamento, necesitan de la oscuridad de la noche y él estaba dispuesto a ser la oscuridad que les permita brillar más. Y para éso lo primero que necesitaba era encargarse de ese par de crías de dragón que recién habían llegado.