CAPÍTULO II CONTRATIEMPO

Me llamo Natalia Brown, tengo 32 años, estoy comprometida para casarme con David Travis, mi novio desde hace cuatro vueltas al sol… hemos decidido formalizar nuestra relación porque ya estamos estables, y viejos, jajaja, el tiene 37, es un buen hombre, me gusta como me trata. Nos llevamos muy bien, y creo o mejor dicho, estoy comvencida que haremos un mejor equipo cuando nos casemos…

Yo soy contadora, no trabajo para ninguna empresa en específico… sino que llevo la contaduría de varios establecimientos privados, y me va muy bien. Tengo una pequeña oficina, en un local que alquilo, que también funciona de tienda, allí vendo cactus y suculentas, una gran pasión que tengo. Mi tienda es hermosa, sobre todo por la cantidad de especies que exhibo, este es mi refugio preferido. ¡Lo adoro!

Tengo un hermanito, bueno, no es tan pequeño, pero si es menor, tiene 16 años y está bajo mi cargo, desde que nuestra madre se volvió a casar, y el cretino racista que escogió por marido, le hacía desprecio a mi hermano, al igual que a mí.

Un día los fui a visitar, y lo encontré sacando de manera violenta y con mucho desprecio en su mirada a mi hermano del cuarto donde él iba buscando el cariño de mi mamá. Eso me desagradó, y literalmente me le fui encima para que lo soltara, al principio, pensé que mi mamá no estaba, no concebía, que él tratara a mi hermano así delante de ella, pero resultó que sí estaba, y no hizo nada, solo salió cuando escuchó la pelea que inicié con su marido. Desde ese momento, pienso que le hice un favor al librarla de la responsabilidad de Gabriel.

Mi mamá, después de que mi papá falleció, se había quedado sola, hasta hace 6 años que conoció a Darren, un hombre alto, de ojos verdes, no puedo decir que no la quiera, porque aparentemente lo hace, pero a sus hijos no, y yo sé claramente por qué…

Mi padre, aunque era norteamericano, es negro, que se casó con mi madre una hermosa rubia extranjera, cuando ella llegó a su país, y de esa mezcla salimos mi hermano y yo, unos piel canela con ojos verdes, como dice mi novio “Unos negros con ganas de ser blancos” 😁 …

Yo le llevó la mitad de su vida a mi hermanito, su nacimiento fue un acontecimiento, pues ellos habían desistido, y estaban resignados a quedarse solo conmigo, más Dios en su divina providencia los bendijo nuevamente.

Ahora el está conmigo, y como ya entró en la pubertad, también en la etapa rebelde, y me anda dando dolores de cabeza… Estaba con un cliente, cuando recibí la llamada de un oficial, diciéndome que estaba arrestado, los nervios inmediatamente me invadieron, debiendo concluir con la reunión…

. – Si dices que aquí están todas las facturas, te tendré esto listo pasado mañana… ¿Está bien?

. – Claro que si Natalia, nos vemos entonces…

Cuando él se fue, tomé mi celular del escritorio, y remarqué la llamada que había recibido…

Mientras esperaba me atendieran, pensé en mi hermano, a pesar de que solo tiene 16, aparenta más edad, es alto, y corpulento, como lo era mi papá, y es muy atractivo, es un buen chico, pero se aprovecha de su tamaño. Me imaginé que se peleo con alguien. Como anda de novio, quien lo aguanta.

. – Disculpé, hace unos minutos recibí una llamada de este número – expliqué – Mi nombre es Natalia Brown, soy hermana de Gabriel Brown…

. – Si señora, yo mismo la llamé…

. - ¿Qué tan grande fue la pelea? ¿Él está lastimado? – Pregunté preocupada, esperando me dijera que no…

. – No ha sido una pelea señora Brown, su hermano está detenido por el delito de hurto…

Me mareé cuando escuché semejante declaración…

. - ¿Cómo que hurto? No puede ser, él no es ningún ladrón… - Dios mío, no puede ser.

. – Aquí le explicaremos la situación señora…

Cuando la llamada terminó, debí respirar con calma, pensando que eso no era posible, ¿Cómo se supone vamos a resolver esto?

Con manos temblorosas, tomé nuevamente el celular que lo había dejado en la mesa, y llamé a mi novio…

. – Amor ahora estoy en una reunión, luego te llamo – Resoplé cuando dejé de escuchar su voz, nunca lo llamó en horas laborales, si lo hago, ¿No puede suponer qué es por algo importante…?

Blasfemo, porque estoy enojada…

. – Por favor que no sea nada complicado – Le pido a Dios, tonta, me recrimino, que robo no es un acto delicado, salgo de la tienda, directo a la estación de policía…

Al llegar, salí apresurada del auto, me parece que han pasado horas desde que supe que mi hermano estaba aquí, abrí la puerta y entré, iba muy rápido, pero pude notar que un hombre me miraba fijamente, y me atreví a devolverle la mirada, nada más verlo, lo reconocí, sin embargo, no le di importancia, y continue mi camino hasta llegar al área de información…

. – Buen día ¿Me puedes decir por favor con quién debo hablar en el caso de Gabriel Brown? Soy su hermana…

. – Buen día, permítame… - El oficial levantó el teléfono y anunció que yo estaba allí.

. – Pasé, allí la esperan – Me indicó después de colgar…

. – Gracias… - Caminé hasta la puerta, abrí, y entré, esperaba poder ver a mi hermano allí, él es menor de edad, no debe estar en una celda… Pero no estaba, había varios oficiales que me quedaron mirando de forma indiscreta, como di yo fuera un bicho raro, los ignoré porque ya estoy acostumbrada – Buena tarde, soy Natalia Brown… ¿Dónde está mi hermano?

. – Señora Brown, siéntese – Me pidió uno de ellos, cuando lo hice me miró directamente - Su hermano está en graves problemas… ¡Por favor, has pasar a los afectados – Le pidió a otro agente - Él deberá permanecer aquí hasta aclarar el incidente!

. - ¿Detenido? Pero él es menor de edad… - Les dije desesperada…

En este punto, ya estoy más que estresada, ojalá los afectados no sean injustos, y, sobre todo, no sean racistas… El agente, me habló para presentarme al perjudicado, al voltear, y distinguir al hombre, mentalmente lancé otro juramento, no podía creer mi mala suerte, con el más racista de todos se había metido mi hermano.

Lo miré detalladamente, ese hombre ni con el pasar de los años deja de ser interesante, bueno, espero que su desprecio por mi raza, no haya crecido como su atractivo… Cuando nuestras miradas se encontraron, sentí que los colores se me subieron al rostro, gracias a Dios soy negra y no se nota… Lo saludé tratando de ser cortés, y él igualmente, pero me dejó impresionada cuando dijo mi nombre, ¡Vaya! No supe como tomar eso, aunque luego supuse que lo había leído en el informe o algo. Igual no me quedó otra que pedirle disculpas… Pero su abogado me atacó, pensando que yo le estaba restando importancia al hecho… Él lo calmó y me pidió hablar.

. – ¿Podemos conversar afuera? – Preguntó serio al agente, su tono me angustia… Me preguntaba, ¿Qué le quitaría Gabriel?

. – Si, por supuesto… ¡Adelante!

Ambos salimos con el permiso del agente, él me escoltó a la misma banca donde estuvo sentado con su abogado cuando yo llegué…

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