Una crisis nerviosa

____ ¿De dónde un hombre como usted conocería una chica como yo?

___ Toma asiento. Lo qué he venido hablar contigo es muy importante para los dos. ___ Santiago señaló el sofá detrás de Verónica.

___ Puedes ser más claro, señor.

____ ¿De dónde me conoces?

_____ Según yo, podría jurar que es la primera vez que lo vi en mi vida. ___ Contesta Verónica con seguridad.

Una sonrisa aparece en los labios de Santiago. Su hija heredó su mismo carácter. Lamentablemente, también el de Vanessa.

____ Verónica del Villar, ¿No? Tienes 22 años, tienes una semana de haber llegado a Milán. Antes vivías en California... Sin embargo, antes de vivir en California viviste en Nueva York, junto a tus abuelos maternos.

____ Hace, solamente, unas horas vivías en una lujosa mansión a las afueras de la ciudad. Junto a tu madre y su amante Leandro Wlod.

Verónica queda atónita con cada una de las palabras de Santiago.

___ ¿De dónde demonios sabe tantas cosas de mí? ¡¿Quién eres?!

El rostro de la chica se torna pálido. Ella retrocede por instinto. Hasta que escucha al hombre delante de ella decir.

___ Soy tu padre biológico, Verónica. Soy el hombre por el cual ahora estás aquí. ___ Contestó Santiago.

Verónica no podía creer lo que escuchaba. Por un momento creyó que era una mala broma del hombre.

Cerró los ojos, tratando de que todo fuera una terrible pesadilla. Su vida tranquila dio un giro 180 grados.

Parecía que había entrado a un Laberinto desconocido. A donde quiera que iba, encontraba alguien que la conocía. Ya no sabía si eran buenos o malos.

Todos tenían secretos, y la usaban para destruirse entre ellos. Se dejó caer en el sofá detrás de ella, sus manos no dejaban de temblar.

Fue algo demasiado impactante la confesión de Santiago. Jamás se imaginó encontrar a su padre biológico en una semana, y de esa manera tan extraña.

El hombre se acerca a la chica y pasa sus manos por el cuerpo tembloroso de su hija. Quería darle su amor, como tantas veces se lo dio a Mario, sin embargo, a comparación del chico, no sabía como tratar a Verónica.

___ Perdóname por no haber podido estar a tu lado. Perdóname, por no haber luchado por ti.

Verónica empuja a Santiago lejos de ella. Entró en un estado de nerviosismo muy fuerte. Han sido demasiadas emociones para ella en tampoco tiempo.

___ ¡Lárgate!

_____ ¡Lárgate! ¡No quiero verte!

Al ver a su hija entrar en ese estado, Santiago agarró a Verónica de las manos, para evitar que se lastimara ella misma.

____ Verónica, tranquilízate... Debemos hablar por el bien de Mario, y por tu propio bien. ___ Insistió Santiago.

____ ¡Yo no tengo nada de que hablar contigo!

____ ¡Lárgate en este momento de mi casa, no quiero volver a verte nunca!

Verónica trató de soltar sus manos en las manos de su padre. Estaba completamente fuera de sí misma, no quería saber nada de nadie, solo quería escapar de todo eso y ser feliz sola.

____ Verónica, entiende qué debemos apoyarnos mutuamente. Te amo, hija.

____ ¡No me llames hija! ¡No soy nada de ti!

Santiago al ver tan alterada a Verónica, le da una fuerte bofetada. Verónica quedó atónita. Se tranquilizó y dejó de gritar. Su mirada se perdió, entrando en un shock.

Santiago la cargó entre sus brazos y la llevó a su departamento. No había lugar más seguro que junto a él.

Al entrar, ya no vio a su hijo. Mario se había ido a su recámara. Así que Santiago llegó a Verónica a la habitación principal.

La dejó cuidadosamente en la cama, y fue a hervir un poco de agua con algunas plantas y se las puso en la frente a su hija.

Eso le ayudaría a que su cuerpo dejara de temblar, y Verónica pudiera tener un sueño más tranquilo.

Al día siguiente, cuando Verónica despertó, ya era de noche. Al abrir los ojos, rápidamente, se dio cuenta de que no había sido una pesadilla.

Asustada, enderezó su espalda. Poniendo sus ojos en el hombre a su lado. Durante todo el día y la noche anterior, Santiago no se separó de su hija.

____ Gracias a Dios, estás despierta.

Santiago se puso de pie y fue a tomar una taza con un poco de té de hierbas. Le acercó la taza a Verónica.

_____ Bebe un poco de este té. Te ayudará con los nervios.

____ No quiero. ____ Verónica rechazó la taza que su padre le ofrecía.

_____ Verónica, quieres que hablemos ahora o lo haremos mañana por la mañana. ____ Santiago alejó la taza y la dejó sobre la mesa.

____ Mañana. Ahora solo quiero estar sola.

Santiago le da un beso en la frente a Verónica. Sale de la habitación dejando a la chica a solas.

Sí que pudiera evitar o las lágrimas comenzaron a caer de las mejillas de Verónica. Su corazón parecía dejar de latir. Se detuvo y sus ganas de vivir también.

Siempre que trataba de extender sus alas y volar por ella misma. Algún inesperado aparecía en su vida y la derrotaba con tanta facilidad.

Verónica apretó con fuerza las sábanas debajo de ella. Era como una muñeca sin vida, aunque quisiera correr y escapar, terminaba ensuciada de barro.

Después de llorar por mucho tiempo, Verónica volvió a quedar dormida. A primera hora de la mañana, se levantó y fue al baño a lavarse la cara.

Al verse al espejo, notando sus ojos hinchados y sus labios secos. Con tristeza, pasa sus manos por su rostro, enseguida, abre la llave de lavamanos y se arroja bastante agua en su cara.

Se lava sus dientes, y moja su cabello. Se esfuerza por sonreír, aunque, por dentro, se estaba muriendo.

Al salir del baño, ya tenía un uniforme listo encima de la cama, zapatos de tacón, y todo para ir a trabajar.

____ Me tomé el atrevimiento de escoger tu ropa. ___ Dice Marcela, sorprendiendo a Verónica.

___ Marcela, ¿Qué haces aquí?

____ Ayer no fuiste a la empresa. Me preocupé mucho por ti. Así que antes de ir a la empresa vine a verte.

___ Sin embargo, me encontré a un hombre extraño salir del departamento qué se supone era tuyo, traía tu maleta. Cuando iba a llamar a la policía, él me explicó todo y me trajo aquí. _____ Marcela le explico a Verónica.

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