Capítulo 5: Santiago

Mientras que Sirius se instalaba en lo que ahora sería su nuevo hogar, Lucas se fue directo a su oficina a trabajar

Ser médico era agotador y no solo consumía sus energías, sino que también su tiempo

Casi nunca estaba en casa, apenas y tenía tiempo de ir, darse una ducha y regresar a su trabajo. Debido a eso el hombre había tomado la decisión de no enamorarse, de no casarse y de no tener ni un solo heredero/a

Muchos creían que esa decisión era ridícula y le decían que en algún momento de su vida cambiaría de opinión, pero Lucas se caracterizaba por ser un hombre con decisiones firmes y certeras

No quería ser egoísta y formar una familia la cual casi no podría convivir con él. No quería ser un esposo ausente y tampoco un padre ausente

Él mejor que nadie sabía lo que se sentía crecer solo

Por otro lado Sirius era del mismo pensamiento. Solía decir que ella no era apta para ser madre, no le desagradaban los niños, sin embargo; tampoco eran de su total agrado, los toleraba porque eran eso, unos inocentes niños

Por lo mismo, la mujer sólo tenía encuentros casuales con los CEO que le llamaban la atención

Por la tarde la cocinera subió a la habitación de la joven y, después de avisarle que la comida estaba lista, regreso a su supuesto de trabajo

Sirius no se sentía cómoda en ese lugar, el ambiente se sentía pesado y muy en el fondo creía que Lucas ocultaba un gran secreto detrás de esa puerta, pero aunque deseaba con el alma entrar y ver lo que había en su interior, optó por respetar la privacidad del médico, aunque también tomo en cuenta que debería andarse con cuidado

Después de una larga conversación consigo misma, bajo las escaleras y camino en dirección al comedor

Ahí, sobre la mesa de cristal, estaba su comida, era una deliciosa lasaña

Se sentó y empezó a comer en total silencio. El único ruido que había era provocado por ella, mientras masticaba

Para Sirius no era nada nuevo comer en completa soledad

Antes así era su vida, a veces el tiempo no era suficiente, su agenda estaba muy saturada y no tenía tiempo ni de tomar agua en paz

Todo el día se movía de un lado para el otro, su único descanso era durante la noche cuando llegaba a casa a dormir

Aunque todo ese esfuerzo valía la pena. La mujer tenía el dinero suficiente como para no trabajar en tres años enteros y sin preocupaciones

La soledad no le importaba, o mejor dicho, no le afectaba

Sirius termino de comer, se puso de pie y recogió su plato para ir a lavarlo

Cuando la cocinera vio esto la detuvo de inmediato

--¿Qué es lo que hace señorita? -cuestionó

--Voy a lavar los cubiertos que use -respondió con una sonrisa

--Por supuesto que no hará eso -le quito el plato de las manos- A usted no le corresponde hacer eso, si el señor se entera de que le permití que lo hiciera me despediría

--Pero es un solo plato -dijo en voz suave

--Aún así señorita, no insista en lavarlo

El timbre de la puerta sonó y el ama de llaves se encaminó con rapidez a abrir la puerta

A la distancia se logró escuchar que hablaba con alguien y luego se escuchó la puerta cerrarse

Los pasos firmes de alguien hicieron que Sirius se girara sobre sus pies en dirección a la entrada de la cocina

Al hacerlo se topó cara a cara con un hombre alto (de algunos 1.80 cm), de cabellos castaños, piel blanca, labios medianos de tonalidad rosa y ojos color verde esmeralda

Se trataba de Santiago, el primo de Lucas

Santiago era un famoso ingeniero y era un soltero codiciado

Su pasatiempo favorito además de crear planos, era romper los corazones de las mujeres con las que salía

En cuanto vio a Sirius sonrió

--¿Quién eres? -le pregunto

--Ella es Sirius -habló la cocinera por la chica- Y es amigo del señor Lucas

--Que extraño, nunca escuche a Lucas hablar de ti -dijo intrigado- Pero en fin, ¿qué se supone que haces aquí belleza? -se recargo en el marco de la puerta de manera coqueta y sexy

--Vivo aquí -Le respondió

--¿Qué? -la miro con el ceño fruncido- ¿Desde cuando vives aqui?

--Desde hoy -dijo antes de soltar una leve risa

Todos se quedaron en silencio

--Tú y yo debemos de tener una conversación más profunda -aseguró el hombre- Señora Sonia, ¿podria preparar una linonada y llevarla al jardín trasero?

--Claro que si señor -aceptó con una ran sonrisa- Enseguida les llevó la jarra

Santiago sonrió, luego tomo el brazo de Sirius con delicadeza y juntos caminaron hacia el jardín trasero, que contaba con una piscina bastante amplia

--Si me preguntas de mi amistad con Lucas no podre decirte nada -comentó- No recuerdo nada

--¿Cómo? -la miro angustiado y sin entender- ¿Acaso ese idiota te secuestro, te golpeo la cabeza y tienes amnesia?

--Yo...

--Ese idiota -murmuró- Parece que su debilidad son las chicas que padecen eso

--¿Qué? -pregunto al no haber escuchado nada de lo que dijo el hombre

--Ignorame -rio- Solo bromeaba

--La realidad es que si tengo amnesia, pero no fue culpa de Lucas

ambos se sentaron en las sillas de playa blancas ubicadas a pocos metros de la piscina

--Por si no sabías, Lucas proviene de una familia de médicos muy reconocida, en cambio, en mi familia, todos somos arquitectos -comentó- Su madre se especializa en varias áreas y es dueña de un hospital entero, y su padre...-se quedo callado

--¿Qué pasa con su padre? -pregunto

Justo en ese preciso momento llego Sonia con una jarra de limonada

--Aquí tiene lo que pidió -hablo- ¿Necesitan algo más?

--Eso es todo -dijo Lucas- Ya se puede retirar

Cuando la mujer mayor se retiró, Santiago abrió su saco de vestir y de las bolsas de su interior saco una pequeña botella de alcohol para echarle al agua

Sirus no dijo nada, pues en el fondo sentía esa necesidad de embriagarse

Asi que en cuanto se sirvió el primer vaso no lo pensó y se lo tomo en menos de 30 segundos

--Vaya -rio el hombre- Eres buena tomando, al parecer eso no lo borra la amnesia

Ambos rieron

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