Capitulo 8

El viaje había finalizado y al llegar unos guardias los esperaban junto con un médico que al bajar el Omega y ver bajar por orden al príncipe, ordenó que lo sostuviera mientras le inyectaban un supresor, mientras que a Yoloth lo llevaron con la reina que al llegar solo hizo una reverencia y dijo:

—Me dijeron que usted nos mandó a llamar—

—¿Qué harás con ella?—

—¿Con quién alteza?—

—La Omega, el destino del príncipe—

—Me temo que yo no soy dictador de su destino, por lo que yo no puedo tomar una decisión sobre ella—

—Bueno, siendo así, tú seguirás siendo su prometido, una vez casados ella será concubina, espero que eso no te moleste—

—No lo hace, estoy de acuerdo con su real majestad—

—También me enteré de que le has alzado la mano tú alfa—

—Lo siento, pero si no hubiera hecho eso, posiblemente yo no sería todavía el prometido de su hijo—

La tensión en el aire era tan evidente que Yoloth sabía que cualquier palabra en falso haría que su cabeza rodará, por lo que solo se comportó como un total altanero como la reina, pero tratando de sonar lo más elegante total, por lo que por dentro temblaba de miedo y no se animaba a intentar leer las emociones de la reina, después de ello la reina hizo una señal y los guardias lo escoltaron a la salida.

Ya iba de regreso a la escuela, todo estaba saliendo mal, pues no había cambiado nada, la reina había actuado como en la obra, y eso significa que no había cambiado casi nada, por lo que debía esforzarse aún más.

Al llegar a la escuela, fue directo a su cuarto pues la noche había caído tan rápido, pero al entrar encontró un cofre que le habían mandado sus padres con su ropa de bebe, por lo que sonrió y sentó en la cama al bebé y comenzó a sacar la ropa y busco la más cómoda para que se durmiera.

Un pijama de oso encontró al final del baúl, por lo que fue lo que le puso, una vez más cómodo el bebé comenzó a cabecear en señal de sueño, por lo que antes de que eso pasara le debió de beber un biberón de leche tibia y eso hizo que quedará totalmente dormido el bebé, después de eso, lo acomodo y lo rodeo con sus almohadas para que no se cayera mientras él se metía a bañar, una vez terminado solo se miró al espejo y dijo:

—No voy a dejar que me pase nada, yo voy a salvarme—

Aquel brillo en los ojos de Yoloth se hizo presente y él solo se miró con ira en el espejo, y optó por tranquilizarse, cambiarse e ir a dormir.

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A la mañana siguiente solo bostezo pues tenía bastante sueño debido a que el bebé se despertaba cada tres horas para qué le cambiarán el pañal y para que comiera, por lo que al despertar estaba lo suficiente cansado para seguir dormido.

Aún con eso solo se levantó se lavó la cara y comenzó a vestirse para la escuela, su ropa era un pantalón acampanado negro, una camiseta con las mangas grande y un chaleco, sus joyas y por último se puso lentes y trenzo su cabello, que decoro con un broche negro que tenía una flor azul oscuro.

Al final solo vistió al bebé con un mameluco, en una mochila solo puso pañales de tela, biberones vacíos y uno lleno, más ropa del mismo, un juguete y un chupón.

Salió del cuarto con su pañalera y sus libros, en la misma, el bebé solo se tallaba los ojos y Yoloth solo dijo

—Pero tú que solo sabes llorar en la noche, bien pudimos dormir los dos juntos y en silencio, pero no, a fuerza querías molestar cada tres horas—

Llegó a su clase, magia, por lo que tenía que prestar atención para poder seguir controlando su magia.

—Cada elemento puede convertirse en algo, por ejemplo el elemento de la luz puede convertirse en una bolita de estas, el de la obscuridad puede hacerlo en sombras y esconderse en ellas, ahora esto sucede por...—

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Las clases siguieron su curso hasta la hora del descanso donde Yoloth llegó al jardín y allí mismo solo recostó al bebé y le comenzó a cambiar el pañal, estaba sucio y apestoso, por lo que al terminar lo tiro directamente a la basura

—Uy, pero que asco—

Dijo una voz a sus espaldas, por lo que Yoloth que ya sabía que era lo que exactamente iba a pasar solo termino de cambiar tranquilamente el pañal y acto seguido lo tomo en brazos para llevarlo a la cafetería

—Oye, ¿¡Que te pasa!?, no me ignores—

Tras el final de aquella frase Yoloth fue galoneado por otras dos chicas quienes le retuvieron, solo lo tomo por la mandíbula y apretó esta misma con sus uñas lo que ocasiono que el pelinegro se quejara del dolor

—Escucha bien inútil, vas a romper tu compromiso con el rey, ¿Entendiste?—

—Me temo que no lo haré, eso implicaría mi decapitación, mejor dile que él rompa, y si él lo rompe yo acepto sin problemas—

Con esa última palabra pateo a las chicas que lo retenían y trato de irse, al menos hasta que su coleta fue jalada por Gabi, quién no satisfecha, lo galoneó con fuerza

—Mira inútil, estás hablando con tu futura reina, así que si yo te ordenó besarme los pies, lo harás sin dudarlo—

Yoloth solo se regresó y tomo la mano que sostenía su cabello y la comenzó a quemar con su propio elemento

—Ahora tu entiende, mientras tú no seas la prometida y yo sí, me temo que tú serás quien siga mis órdenes, y si yo ordenó que te decapiten lo harán sin dudarlo, ahora sí te vuelves a meter conmigo no dudaré en quemar cada zona que tú consideres hermosa de tu cuerpo—

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