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Llegaron a un restaurante muy lujoso, que se encontraba en el centro de La ciudad y era conocido por sus exquisitos platillos. Durante el viaje, solamente Maria se había dado cuenta del parecido del hombre con el niño, para algunas cosas Giselle era bastante distraída.

El Metre del lugar conocía muy bien a Elías, había cerrado varios tratos importantes en ese lugar, pero verlo ingresar con esa hermosa mujer y acompañados del niño y la señora, ni siquiera sabía que era casado.

Elias se endureció un poco al darse cuenta que su entrada había provocado la mirada lujuriosa de varios hombres hacia la mujer que iba cerca de él, los murmullos se escuchaban mientras pasaban hacia una mesa reservada, un poco alejada de todos. al tomar asiento, Ignacio quedó en el medio de ambos y a la derecha de Giselle, estaba Maria quien la vista de su lugar, le permitía ver mejor las facciones de ambos, sinceramente para ella el parecido era increíble.

¿que desearan comer?- pregunto Elías mientras dejaba la carta sobre la mesa.

me gustarían unos sorrentinos con salsa blanca, hijo, tía ¿ustedes que desean?- dijo ella volteando a ver a ambos mencionados con una sonrisa.

Mami, yo quiero carne con papas o puré- dijo Ignacio dejando al igual que el otro hombre la carta sobre la mesa.

Yo preferiría unos ravioles con salsa boloñesa- dijo Maria.

¿Y usted señor Wood?- Giselle volteo a verlo con esos dos zafiros que tenía de ojos y por primera vez Elías olvido no solo las palabras, sino también tragar saliva y hasta respirar. Volvió en sí cuando la manito de su hijo tocó su brazo.

¿se encuentra bien?- pregunto el pequeño inocentemente.

si, disculpen, comeré un bien de chorizo con ensalada. ¿me acompaña con un vino durante la comida?- le pregunto a giselle.

La verdad es que no bebo alcohol, pero podría acompañarlo aunque sea con una copa- le contesto sonrojando sus mejillas.

Por favor- le suplico él.

La moza encargada de la mesa tomó las órdenes y se quedó idiotizada tanto con el padre como con el niño y sus muy buenos modales.

Dime pequeño ¿vas al jardín? ¿Qué cosas te gustan?- le pregunto al niño quien se quedó sorprendida con el hecho de que un adulto le hablara a él.

sí, voy a la última salita del jardín, disfruto mucho de leer, sobre todo libros de animales marinos, son mis favoritos. Mi madre, cuando vivíamos en Ushuaia, me llevó varias veces en catamarán a conocer las ballenas, las focas y los pingüinos, también vimos muchas aves, Albatros sobre todo- le contaba sin dejar de mirarlo a los ojos.

Veo que tu madre ha hecho un gran trabajo educándote, eres sumamente respetuoso- le dijo dándole una sonrisa sincera.

Siempre fuimos mi tía, mi madre y yo, así que ellas son mis dos personas favoritas de este mundo- agarro la mano de su mamá y le sonrió con muchas ganas.

Algo dentro del pecho de Elías se encendía, no solamente el hecho de saber que se había perdido demasiadas cosas desde la concepción del pequeño, sino también el hecho de que era un niño hecho y derecho que daba orgullo a su progenitora. Mientras la moza servía los platos con la comida deseada, Elías sintió vibrar su celular y allí estaba el mensaje que había estado esperando, pagó a la maestra del jardín una módica suma de dinero para conseguir un poco del cabello del niño y había mandado a hacer la prueba de ADN, por fin luego de esperar mucho tiempo, su investigador privado le había enviado la respuesta "POSITIVO" fue lo que leyó en la pantalla de su celular. La sensación era rara, por años había rehusado casarse y formar una familia y ahora estaba ahí, compartiendo una cena con su quizás futura esposa y su hijo.

La única que hablaba solamente cuando era mencionada, era Maria, por su mente pasaban miles de cosas, quizás estaba frente al que había ultrajado a su sobrina y el ahora sabía que ese era su hijo, ya que Giselle jamás volvió a involucrarse con un hombre, únicamente ella sabía todo lo que había sufrido para poder salir adelante después de tanta maldad recibida por parte de su familia.

El resto de la cena transcurrió con total normalidad, hablaban los 3 como si realmente fuesen una pareja, ninguno se sintió cohibido con la presencia del otro, hasta Ignacio contaba sus locas aventuras con el que había sido su mejor amigo en Ushuaia y como antes de irse se prometieron esforzarse mucho y estudiar para convertirse en los mejores biólogos marinos. Elías sonreía con orgullo por cada cosa nueva que descubría de su hijo, realmente era un niño muy inteligente, quien a su corta edad lee tan bien y se expresa como todo un señorito de alta sociedad a pesar de ser criado solamente con su madre y sin institutriz, lo admiraba y su mirada no reflejaba más que eso.

El regreso a casa fue tan placentero, mientras el pequeño dormía en las piernas de su mamá, ella y el hombre conversaban de cómo llevar sus empresas a la cima, inclusive Giselle se atrevió a contarle brevemente el disgusto que sufrió Guillermo y el ataque que ella pasó a manos de Franco, si bien el disimulo estoico la molestia que tenía, sus ojos se volvían más fríos conformes ella hablaba.

Al llegar al hogar, Giselle se bajó rápidamente diciéndole a Elías que apostaría a Ignacio y volvería a despedirse. Dejando solos al hombre y a su tía.

Espero no planee nada malo contra mi sobrina señor Wood- las palabras recién escuchadas sacaron de su ensoñación al mencionado.

No sé dé que está hablando señora Blass- se hizo el que no entendía.

Seré vieja, pero no tonta, sé que usted fue quien ultrajo a mi sobrina y la razón de que la hayan desterrado como a un perro de este lugar, ya paso por demasiadas cosas, le pido de corazón que no la lastime más- dijo acercándose a la puerta de ingreso.

Puedo asegurarle que esas no son mis intenciones, pero si me gustaría saber que fue lo que paso hace 5 años- le dijo mirándola fijamente a los ojos.

Mañana a las 10 de la Mañana en el café que está a dos cuadras de aquí- le señaló la oscura noche la dirección.

Bien- contesto y se regresó al auto, no esperaría a despedirse de Giselle, tenía demasiado que procesar en está larga noche, tenía emociones encontradas y sentimientos que jamás creyó poseer.

Maria ingreso al domicilio y le explico a la joven que Elías había recibido una llamada y se había tenido que retirar rápidamente, podía ver en los ojos de su sobrina una pizca de cariño hacia el mencionado. Solo podía rezar que nada de aquello que se avecinaba saliera mal.

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