Enemigo cerca.

Jacob.

Hoy el trabajo ha estado algo pesado, pero no tanto como Lían y su situación con Hillary, no lo digo de mala forma, es solo que de verdad parece muerto en vida. Sus ojos están rojos y ojerosos y mantiene más metido en el trabajo para no parar tanto tiempo en casa.

- Yo la amo, pero siento que ya no podés está los dos solos en un mismo espacio. Todo el tiempo está enojada y cuando no lo está, está llorando... Hay momentos en los que me deseas y me exige que la haga mía hasta el amanecer, pero hay otros en los que parece que le da asco que la toque ~dice tomándose el quinto vaso de whisky, cero que a este paso se tomará todo el licor que tengo en la oficina~

- Hermano, yo sé que esto también es difícil para ti, pero tienes que entenderla. A muchas mujeres se les inculcó que vinieron al mundo precisamente a tener hijos y forma una familia, obviamente eso no es una obligación como tal, pero muchas si tienen ese sueño; tener hijos, hacer una familia, algunas quieren cumplirle ese sueño a sus esposos. Hillary está muy dolida, llevando intentando esto hace más de dos años, está despertada y frustrada ~trato de que cada parte le quede claro~

- Eso lo siento perfectamente, pero... Me duele. Siento que últimamente es más lo que peleamos, que lo que hablas calmadamente. Actúa como si esto solo le afectará a ella, y entiendo que puede ser más dolor porque se supone que son ellas las que traen una vida, pero... También es doloroso para mí.

- Has algo está noche ~le digo muy tranquilo apoyando mi mejilla en el dorso de mi mano~ No la lleves a un restaurante, hazlo en casa porque es su lugar íntimo después de todo. Que sea romántico, ¿me entiendes? ~muevo las manos y este asiente embobado~ Antes de que pase cualquier cosa, dile que la entiendes y que sientes que estén pasando por esta situación, pero que también debe entenderte porque al final son un matrimonio y lo que le afecta a ella, te afecta a ti.

Mi amigo mantiene su vista fija en el vaso lleno de licor que sostiene y creo que está analizando mis palabras.

***

Después de un largo día, por fin me encuentro llegando a casa, son casi las diez y se me hace extraño que aún los niños no estén dormidos. Se escuchan gritos desde arriba y mi ceño se frunce porque jamás había escuchado a Kathering discutir con algunos de los niños.

Me sorprende que a pesar de que apenas tienen cinco años, esos niños son muy inteligentes, en especial Noah. Este niño sales con cosas que se supone que un niño de su edad no debería saber, es tanto que a ambos los subieron de nivel en el colegio.

- ¡Esa señora no me da buena espina! ~grita Noah~

- ¡Pero tienes que entender, es la única que se ve realmente capacitada, Noah! ~dice Kathering enojada~

- ¿Qué es lo que está pasando? ~entro a la habitación de Noah~

Este está parado sobre la cama y con una cara de irá que de verdad no entiendo. Los miro ambos con el ceño fruncido.

- Mamá quiere ponernos a una niñera y esa señora no me cae bien ~me dice enojado~

- A ti nadie te cae bien, Noah ~dice sobándose el tabique~

- Esa señora tiene algo que no me gusta, no la quiero de niñera ~Noah se mantiene firme~

- Eso es ridículo, a Zoe le ha caído muy bien ~mi esposa me mira bastante estresada~

- A Zoe le cae bien todo el mundo ~de verdad está escena es graciosa, pero Noah se ve bastante enojado~

- Ya cálmense los dos, ¿Y la niña? ~miro por toda la habitación~

- Ya está dormida ~Kathering suspira con cansancio~ No voy a discutir más sobre esto. Ahora a dormir ~lo señala y sale de la habitación~

- Papá, esa señora no me gusta. No me gusta como son sus ojos, me da miedo ~dice más calmado~

- De acuerdo, voy a hablar con mamá al respecto, ¿sí? ~me acerco y me siento en el borde de la cama~ Noah... Sabemos que a ti no te gustan los extraños, pero tienes que entender que esto es importante, tu madre y yo trabajamos mucho y ustedes necesitan que alguien los cuide mientras no estamos, a demás, no será todo el día. Ustedes estarán en la escuela y cuando lleguen, esperarán solo unas horas a qué mami o yo salgamos del trabajo.

Noah se mete bajo las sábanas, pero por su cara, parece que no ha cambiado de opinión. Le doy las buenas noches y voy hasta la habitación en dónde Kathering se cepilla el pelo como si estuviera brava con ella misma. Me acerco lentamente por detrás y le quitó el cepillo de las manos.

- Vas a arrancarlo ~digo cepillando su pelo con lentitud~

- Ni siquiera estoy molesta con él, me molesta que entrevisté a quince chicas hoy y ninguna me convenció. Ahora que aparece esta mujer mucho más madura, a Noah no le gusta. No puedo dejarlos con alguien que no les dé buena impresión ~suspira con frustración~

- Trabajaré desde casa hasta que consigamos a una niñera que les guste a los niños ~digo tranquilamente~

- Por supuesto que no. No dejaré que te acuestes a las dos o tres de la madrugada terminado el trabajo que puedes terminar en el día en tu oficina, a demás, no es justo. ¿Tú te quedarás en casa mientras yo voy a trabajar?, no me parece correcto así que eso no va a pasar ~esta se aleja recogiendo su cabello en un moño alto~

- Eres igual de testaruda que él ~sonrío mientras me quito el traje~

- Él es igual de antipático que tú ~rueda los ojos~

- ¿Cómo es está mujer? ~la miro atentamente~

- Tiene el cabello de un rojizo intenso, tiene mi edad y se mudo a la ciudad hace un mes. Está en busca de trabajo, dijo que una amiga suya le comento sobre que estaba necesitando una niñera y pues vino. Llamé a Sarah porque es quien me ha mandado listas de chicas y las ha mandado aquí, me confirmó que si había hablado con una conocida y ya está ~se alza de hombros y se queda mirando un punto fijo~

- ¿Y qué pasa? ~sé que pasa algo más~

- Noah tiene algo de razón, cuando la ví... Sentí su mirada muy pesada... ~se mete a la cama y me mira~

- ¿Entonces me dices que sentiste los mismos que Noah, pero es el quién está exagerando? ~cuestiono alzando una ceja~

- No es eso. Necesitamos a alguien y ella cumple con todo lo que necesito para dejar a mis hijos con alguien más ~dice cerrando los ojos~

- Mañana estaré libre todo el día ~digo dirigiéndome al baño~

- ¿De verdad? ~se baja de la cama y me sigue~ Mañana mi turno empieza a las seis de la tarde, puedo llamarla después de llevar a los niños al cole para que la veas y la interrogues tú también.

- Me parece perfecto ~le doy un beso antes de meterme a la ducha~

***

Antes de acostarme, recordé que Jack necesita que le llevo unos papeles cuando nos veamos. Mañana iré con Kathering a dejar los niños al cole, luego vendrá está mujer y si es larga la entrevista; lo más seguro es que terminemos justo minutos antes de que Kathering tenga que irse al hospital, así que buscaré esos papeles ahora porque no podré estar metiendo en el despacho después por los niños.

Antes de dejar la carpeta con los papeles sobre el escritorio y salir, observo el paquete que dejaron en la puerta esa mañana y el que no me moleste en abrir, hasta se me había olvidado.

Pensé en llevárselo a Kathering para saber si sabe algo al respecto, pero está ya está dormida y mi curiosidad no aguantará hasta mañana. Abro la pequeña caja que había dejado en un rincón del despacho.

Hay una nota y algunas fotos. Quedo frío al ver todas las fotos en las que se puede ver un accidente automovilístico y no cualquiera, reconozco el antiguo auto de Kathering y justamente como quedó después de lo sucedido. Leo la carta que vino justo a las fotos.

...'Estoy más cerca de lo que crees, y muy pronto dejaras de ser "La Sra. Gardner", porque he vuelto por lo que me pertenece. Y creeme, vas a sufrir' ....

- Esta letra me parece conocida ~digo mirando la carta fijamente~

Ni siquiera era para mí, era para Kathering y agradezco haber recogido yo el paquete esa mañana. Estoy seguro que se trata de la misma persona que la seguía cuando pasó lo del accidente. Lo extraño de todo esto es que durante estos últimos cuatro años, mandé a buscar a esta persona por cielo y tierra, y nadie encontró nada. Ahora resulta que ha venido de nuevo no sé por qué, ¿Acaso Kathering tiene algún enemigo del que no me haya hablado?.

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