El silencio del apartamento era ensordecedor. Harper se encontraba en la penumbra, su figura solitaria apenas visible contra la pared desnuda. Un único foco de luz la bañaba, iluminando un cuadro enmarcado que sostenía con manos temblorosas.
La imagen capturaba un momento perdido en el tiempo: una joven sonriente, radiante de felicidad, abrazada a un hombre apuesto y a una mujer de mirada dulce. Eran sus padres, congelados en un instante perfecto, una burbuja de alegría ajena a la tragedia que se cernía sobre ellos.
Mientras sostenía la foto entre dedos temblorosos, su mente se llenó de los recuerdos más preciados de su infancia. Los veranos en la casa del lago, los días interminables bajo el sol abrasador, cada verano está lleno de risas contagiosas y cálidos abrazos que se extienden como el eco de una melodía familiar, picnics en el parque, tardes de juegos, noches de cuentos bajo las estrellas. La felicidad de su infancia se manifestaba en cada detalle del cuadro, intensificando la punzada de dolor en su corazón.Los campos que se extendían ante ella, adornados con flores silvestres, parecían capturar la esencia de la juventud.
Los dedos de Harper recorrieron el cristal que protegía la imagen, trazando con ternura los contornos de sus rostros. La nostalgia la embargaba, una mezcla de anhelo y culpa que la oprimía el pecho. Anhelaba con todas sus fuerzas volver a sentir el calor de su abrazo, escuchar sus risas, compartir con ellos la vida que ellos ya no podían disfrutar.
Las lágrimas brotaron de sus ojos, deslizándose por sus mejillas como un río de emociones contenidas. La culpa la atormentaba: ¿por qué no les había dicho cuánto los amaba ?.
A pesar de la tragedia, a pesar del dolor, ellos siempre estarían con ella, en su corazón, en sus recuerdos. La imagen en el cuadro era un símbolo de su amor, un legado que ella debía preservar.
Con renovada determinación, Harper secó sus lágrimas y levantó la vista hacia el cuadro. Una sonrisa se dibujó en sus labios. —Los amo, susurró con voz temblorosa. —Y nunca los olvidaré—.
Harper dejó escapar un largo suspiro, con los ojos fijos en el horizonte mientras su mente viajaba en el tiempo. Echa de menos los juegos de escondite en el bosque, los emocionantes paseos en barco por lagos tranquilos y las noches mágicas alrededor de las fogatas, donde las historias se mezclan con las estrellas centelleantes. Había una sensación de libertad en esos días, la sensación de que el mundo era un lienzo en blanco y que sus sueños podían tomar cualquier forma que quisiera.
En ese instante, la habitación se llenó de luz, como si la presencia de sus padres la envolviera en un cálido abrazo. La añoranza se transformó en esperanza, la culpa en un compromiso de vivir la vida al máximo, honrando su memoria.
Pero también hay recuerdos más íntimos, momentos compartidos con seres queridos desaparecidos. La voz melodiosa de su abuela, llena de sabiduría y ternura, contaba historias que la transportaban a mundos lejanos. El fuerte abrazo de su padre al levantarla en el aire la llenó de risas y confianza. Cada recuerdo es como un cálido abrazo en su corazón, recordando la belleza efímera de la vida. Su garganta parecía contraerse mientras trataba de contener las lágrimas que estaban a punto de derramarse. Se permitió sentir tristeza y añoranza, dejando que las emociones fluyeran como un río. La foto se convirtió en un portal a su pasado, una ventana a los momentos mágicos que la moldearon entonces. Aunque el tiempo y las circunstancias hayan cambiado, esos recuerdos permanecen inalterables.
Justo cuando estaba a punto de apartar los ojos de la foto, un suave golpe en la puerta la sobresaltó. Rápidamente se secó las lágrimas y abrió la puerta. Ethan se quedó allí, con el rostro serio pero lleno de preocupación.
—¿Puedo entrar?—Ethan preguntó en voz baja. Harper asintió, permitiéndole entrar. Cerró la puerta detrás de él y se volvió hacia ella.
—Ethan, ¿qué haces aquí?—preguntó Harper, con voz temblorosa.
Ethan soltó un suspiro lento, cada exhalación cargada de una tensión palpable. Sus ojos se clavaron en Harper, buscando refugio en su mirada mientras sus palabras se abrían paso con cautela: —Necesito hablar contigo. Sus ojos, llenos de una intensidad inusual, se clavaron en los de Harper, que brillaban con un brillo rojizo que delataba su fragilidad.
—¿Estás bien?, preguntó él con una voz ronca, la preocupación grabada en cada línea de su rostro.
La nostalgia era una máscara que no podía ocultar la tormenta que se arremolinaba en su interior. Harper tragó saliva, sus propios ojos nublados por una mezcla de miedo y anticipación. Asintió con la cabeza, aunque sus palabras sonaron huecas. —Sí, estoy bien. Solo... recuerdos— murmuró, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda..
Ethan la observó en silencio y se acercó, su mirada penetrante tratando de descifrar el misterio que se escondía tras sus ojos.—Hay cosas que he descubierto— dijo finalmente,su tono grave resonando en la habitación. Cosas que necesitas saber y necesito aclarar.
Un escalofrío recorrió la piel de Harper. La adrenalina bombeaba por sus venas, su corazón palpitaba con un ritmo frenético. ¿Había descubierto Ethan su oscuro secreto? ¿Su doble vida, llena de engaños y estafas? ¿Conocía la verdad sobre su familia, sus mentiras, sus manipulaciones? Apretó los puños con fuerza, preparándose para enfrentar la peor de las realidades.
—Ethan, escucha, yo…, Harper estuvo a punto de decir, pero la interrumpió suavemente.
—No, Harper. Déjame hablar primero. Investigué a ti y a tu familia, es decir a tus padres, abuela, rastreé a tu tía y encontré mucha información sobre ti y tu pasado—. Pero no sé , si son verídicos.
Las palabras de Ethan flotaron en el aire, haciendo que la habitación se tensara. Harper frunciendo el ceño, lo miró, confundida pero curiosa. —¿Qué estás hablando? y ¿Qué derecho tienes de investigar me?.
La furia comienza a arder en el volcán interior de Ethan. Necesita la verdad, arrancarla de la boca de Harper como una confesión de sus crímenes de seducción y engaño. que expíe sus mentiras antes de que él se vuelva loco, dividido entre, ¿debe seguir su deber o escuchar a su corazón? Los momentos compartidos, la atracción, el cariño... ¿o es amor, aunque sea demasiado pronto para decirlo? La vulnerabilidad compartida los acerca a la verdad y al entendimiento mutuo.
— ¡Tengo derecho a saber con quién estoy tratando! Desde que te conocí, he sentido que algo no encaja. Tus historias no cuadran, tu comportamiento es extraño... —expresa Ethan con una mezcla de furia y dolor. No quiere que ella descubra su trabajo, porque sabe que si lo hace, ella se alejará y su misión quedará incompleta.
Ethan respiró hondo antes de continuar. —Tu verdadero nombre es Aylin Harper Montclair Bianchi, ¿no es así?. Encontré información sobre tu familia , lo que realmente les sucedió o los que has hecho creer a todos. Tu pasado no tenían nada que ver con los crímenes que cometes ahora.
Harper sintió que sus hombros se tensaron , su sorpresa y confusión se mezclaban en una montaña rusa de emociones. —No entiendo, Ethan. ¿Cómo te atreves a investigarme?. Harper se recompone, una máscara de indiferencia cubre su rostro. —No sé de qué estás hablando. O acaso eres un profesional detective privado o un agente, Ethan. —Yo también, he notado tu comportamiento muy diferente a la de un empresario.
Ethan suspira con calma, pensando lo que va decir, —Yo investigó a las personas que entran a mi vida, Harper. No te enojes que lo he hecho siempre con otras personas.
Ethan saca una carpeta de su mochila negra y la pone en la mesa de centro de madera blanca y vidrio en medio de la sala de estar. Harper observa la carpeta con recelo—¿Qué es eso?.
Ethan Explica su investigación,— Es un resumen de lo que he descubierto sobre tu pasado. He hecho un seguimiento que condujo a detalles sorprendentes sobre tu historia.
Harper se siente cada vez más nerviosa, —¿Mi pasado? ¿Qué quieres decir?
Ethan coloca varias fotos sobre la mesa, mostrando a un señor y dos señoras. Mira estas fotos.
Harper, con el rostro pálido y los ojos desorbitados, miraba las fotos, quedó atónita. Son de sus padres y abuela. — ¡No puedo creerlo! ¿De dónde...? ¡Sacaste esto, nadie tiene estas fotos! ¡Dime Ethan!
Ethan, con una expresión de tristeza en su rostro, no respondía. Solo se limitaba a observar las fotos.
—Ethan! ¡Respóndeme! ¿De dónde las sacaste?
Enfurecida, Harper se levantó del sofá y se dirigió hacia Ethan. Lo empujó con fuerza, intentando hacerlo retroceder, pero él ni siquiera se inmutó.
Ethan con voz calmada,—las encontré en un álbum, Harper. Estaban escondidas en una caja vieja.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, una mezcla de miedo y confusión en su rostro. —¿Quién era Ethan Reynolds?, se preguntó. ¿Por qué la estaba investigando? ¿Serían ciertas sus sospechas?. Miles de pensamientos inundaron su mente en ese instante. ¿Cómo había entrado Ethan a su apartamento? ¡Si nunca le había dado las llaves!.
Harper, atónita, le preguntó: ¿Cómo y cuándo entraste aquí, Ethan?. Su voz temblaba ligeramente. No quería tener a un acosador o un asesino en su apartamento.
—Como te dije, investigó a las personas con las que me relaciono. Fue un día que no estabas, respondió Ethan mientras se acercaba a Harper. —Lo siento, Harper. No quise hacerte daño ni invadir tu privacidad al entrar a tu apartamento.
—¡Ethan!, exclamó ella con voz firme. —¡Estas fotos son importantes para mí!—. Tomó las fotos de la mesa y se las mostró a Ethan. —Está bien, puedo pasar por alto que hayas entrado a mi apartamento sin mi permiso, porque yo lo he hecho antes. Pero que hayas tomado cosas que son importantes para mí, eso no lo puedo tolerar.
Ethan bajó la mirada, “avergonzado”. —Tienes razón, Harper. No debí tomar tus fotos sin permiso. Te pido disculpas de nuevo. No volverá a ocurrir.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Harper mientras miraba las fotos. Recordó los momentos felices que había vivido con sus padres y abuela y la tristeza la invadió.
Ethan la tomó en sus brazos y la abrazó con fuerza. Harper se aferró a él, buscando consuelo en su abrazo.
Harper sollozando, —No quiero perderlos, Ethan. No quiero olvidar cómo eran. Ethan acariciando su cabello,—No los perderás, Harper. Siempre estarán en tu corazón. Y yo estaré aquí para ti, siempre.
En ese momento, Ethan comprendió que había cometido un error al robar las fotos. Debió habérselas dado a Harper o dejado dónde la encontró desde el principio. Ahora solo le quedaba tratar de reparar el daño que había causado.
Harper separándose de Ethan, se limpió las mejillas que están mojadas por las lágrimas, no le gusta que las personas la vean débil y llorando. —Gracias, Ethan.
Harper le dio un beso en la mejilla y luego se dirigió hacia el sofá. Se sentó y comenzó a mirar las fotos con detenimiento, recordando con cariño a sus seres queridos.
Ethan la observó en silencio, sintiéndose culpable por lo que había hecho.
—Mis padres murieron en un accidente automovilístico y a mí abuela le dió un infarto—solo eso quiso agregar Harper.
Ethan asintió aunque ella no lo vió, no quiso preguntar más. Sin embargo, también se sentía aliviado de haber podido finalmente hablar con Harper sobre las fotos.
Las fotos arrojan luz sobre su pasado por completo, un misterio que ella misma ha mantenido oculto durante tanto tiempo y de seguro hay más pero poco a poco ,se irá descubriendo la verdad.
—No tienes que hacer esto solo, Harper—, dijo Ethan en voz baja. —Puedo ayudarte a descubrir la verdad, resolver los misterios de tu pasado. Juntos, podemos enfrentar todo de lo que has estado huyendo y enfrentando.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Harper nuevamente mientras luchaba por mantener la calma. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que alguien realmente quería apoyarla, comprenderla.
Estrechó la mano de Ethan, llena de gratitud y esperanza. Ethan tomó su mano, sosteniéndola suavemente. —Ya no tienes que esconderte, Harper. Estoy aquí para ti.
—Pronto, conocerás más de mí —Aseguró Ethan.
Las palabras de Ethan resonaron en el corazón de Harper, recordando que alguien había visto a través de sus errores y engaños. Juntos se enfrentarán al pasado y construirán un futuro donde la verdad y el amor triunfen sobre la oscuridad del engaño.
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